Hace unos años se ha intensificado la consolidación de empresas no solo en el espacio de la cadena agroindustrial sino también en tecnología, alimentos, etcétera. Los casos a los que me refiero son las compras de Nidera y Noble por parte del gigante chino Cofco, la compra de Monsanto por Bayer y, anteriormente, la compra de Syngenta a manos de ChemChina.
Quizá haya pasado desapercibida la unión de las empresas de fertilizantes
Agrium y PCS (Potash Corporation of Saskatchewan). La combinación de ambas
llevará a ser una empresa de valor de alrededor de 30 mil millones de dólares,
la mayor productora de potasio y la segunda mayor de nitrógeno. Potasio y
nitrógeno son dos de los tres nutrientes claves necesarios para el suelo (el
fósforo es el tercer nutriente).
Sumado a esto, habrá otras compras y consolidaciones en el mercado de
fertilizantes, como está ocurriendo en granos, semillas y agroquímicos.
Sin duda, el mapa de empresas lucirá distinto de acá a cinco años comparado
con los últimos diez años, llevándonos a analizar esta dinámica desde varios
puntos de vista:
Los modelos de negocio de las empresas de fertilizantes tienen que "aggiornarse"
para poder ser sustentables y evitar desaparecer en el tiempo. Muchas de estas
consolidaciones están basadas en estrategias defensivas, es decir, lograr mayor
masa crítica y así poder diluir costos.
La reducción del precio de los commodities de los últimos dos a tres años ha llevado a replantear la eficiencia con que operan las empresas, así como las inversiones que tienen que hacer en tecnología o en aumento de capacidad de producción. Muchas de las inversiones en carpeta no tienen retorno a estos precios.
Muchas empresas de fertilizantes iniciaron inversiones de aumento de capacidad de producción hace 3-5 años considerando precios de commodities cerca del doble del precio de hoy (esto es válido para minería y otros rubros). El repago de la deuda contraída para esas inversiones con los menores flujos de ingresos hace que los resultados de estas empresas se vean afectados, teniendo que hacer ventas de activos en momentos anticíclicos de mercado.
Los inversores han estado dedicados a otros sectores más atractivos, debido a que el valor de la acción de las empresas de agro que cotizan en el mercado está entre la mitad y un tercio de lo que valían hace tres años. En ese lapso, el índice S&P ha aumentado 65 por ciento. Este entorno hace que los directorios de estas empresas estén bajo enorme presión para torcer esa tendencia negativa.
El crecimiento de la población y del ingreso de los que vienen mejorando su dieta hace que la perspectiva de estas empresas tenga un futuro promisorio. Esto a pesar de que en los últimos años el stock de granos/oleaginosas ha crecido versus la demanda, debido a cosechas récords en los distintos hemisferios. Así y todo se necesitará crecer con grandes cosechas para abastecer el aumento de demanda alimenticia.
¿Qué podemos anticipar que pase al respecto en los próximos 12 a 24 meses?
Seguirá la consolidación en las empresas de fertilizantes, buscando sobrevivir al cambio de expectativas de precios de commodities sufrido en los últimos 2 a 3 años.
Las empresas que integren el nuevo escenario seguirán focalizadas en el cliente y con un país como la Argentina invitando inversiones, asegurará al productor una amplia gama de productos y servicios.
El productor argentino es inteligente por naturaleza y sabe que tiene que cerrar la brecha de aplicación de tecnología de los últimos años de desinversión. Especialmente con una relación más favorable de insumo/producto de los últimos 10 años. Esa apuesta, sumado a lo que mejore la infraestructura logística a través de la inversión pública, hará que la oferta de producción sea una de las más eficientes en el mundo.