La jornada de hoy lunes mostró un mercado doméstico con ofertas de compras semejantes a la rueda anterior. Así, la soja sigue en torno a $ 4.000 por tonelada.

El techo se está marcando. Resulta difícil creer que, al menos por un buen tiempo, los valores superen tal nivel. De ser así, quien no haya fijado precio aún, irá perdiendo valor adquisitivo por efecto de la inflación interna.

Es que los precios internacionales no tienen paño para permitir mejoras internas.

Si bien la cosecha de América del Sur no sido la esperada, la realidad es que el volumen de EE.UU. es muy generosa y, para peor, se aguarda que la campaña 2016-17 de la región supere a la que acaba de finalizar.

La CONAB calcula que Brasil cubrirá una superficie de soja 3% superior a la campaña 2015-16, aunque es posible que el área en Argentina caiga levemente por el ímpetu de la siembra de maíz.

Sea como fuere, se coincide en que la nueva producción llegará a cerca 330 millones de toneladas, fundamentalmente por el aporte de EE.UU. y de Brasil.

En medio de este cuadro tan poco alentador para los valores, vale remarcar que la demanda no muestra signos de decaimiento. Esto es más que una buena noticia. Porque, mucho más que la oferta, importa lo que sucede con la demanda que es una variable más estructural y, por ende, de mayor previsibilidad.

China sigue cumpliendo su rol de aspiradora mundial. En el año 2015, por ejemplo, China importó casi 82 millones de toneladas de poroto de soja y algo menos de 850 mil toneladas de aceite de soja. Realmente, impresionante.

El potencial que tiene este mercado para nuestro país sigue siendo enorme pues en el año 2014 importó poroto de soja argentino por un volumen de 6 millones de toneladas; y en el 2015, alrededor de 9,5 millones de toneladas. En suma, proveniente de nuestro país, China sólo compra aproximadamente el 12% de lo que importa, en números redondos. Y la tendencia es creciente.

Así están las cosas: la demanda global no cede.

No debe extrañar por lo tanto que para el final de la campaña, el nivel global de stocks se reduciría nuevamente a tan sólo menos de 32 millones de toneladas. De esta forma, la relación stock/consumo disminuiría algo así como 1,5% con relación al anterior ciclo.

Este no es un dato menor: podría concluirse que existe una tendencia a la baja en los stocks mundiales. De ser así, para el caso de que una campaña mundial regida por problemas en la oferta, los valores volverían a elevarse.