Por citar números gruesos, un maíz de 100 quintales a un precio disponible de US$ 200 por tonelada arrojaba un margen bruto de 2000 dólares por hectárea y un ingreso neto de 700 dólares por hectárea. Si el rinde llegaba a 120 quintales, entonces, el ingreso neto superaba los 900 dólares.
No hay antecedentes históricos recientes que hayan arrojado semejante nivel
de rentabilidad para el maíz. Y es a partir de esa fotografía que el productor
se lanzó a incrementar muy fuertemente su intención de siembra para la campaña
2016/17. Es muy normal en la cultura de los productores sembrar más de aquel
cultivo que le produjo el mayor ingreso por hectárea en la campaña inmediata
anterior.
Algunas reflexiones: las situaciones y los precios de un determinado momento casi seguro no se repiten en la campaña siguiente. Para que quede más claro aún, el hecho de que el maíz disponible se haya llegado a cotizar a US$ 200 en la actual cosecha no implica que ese valor se volverá a repetir 2017. Sembrar con la fotografía del momento sin evaluar la película hacia el futuro es como manejar mirando el espejo retrovisor, en algún momento chocamos contra una pared.
Para graficar a qué pared nos estamos refiriendo debemos mirar al precio del
maíz futuro abril 2017 en el Mercado a Término de Buenos Aires (Matba), que
anteayer cerró con en 148 dólares por tonelada, y el de la posición julio, que
quedó en US$ 144. Y en los corrillos del mercado, los precios "forward" se
cotizaron a 145 y a 140 dólares, respectivamente.
Invito a los productores que trabajan fuera de zona núcleo, con distancias a puerto superiores a los 300 kilómetros, a que hagan los números de margen bruto del maíz con un rinde normal y con un valor de vidriera de US$ 145 por tonelada. Es muy probable que ese margen arroje cifras negativas. El primer impacto sobre la intención de siembra se dio en los maíces tempranos y en la zona núcleo. Queda por definir el planteo con maíces tardíos o de segunda, ubicados mayormente fuera de zona núcleo, con una mayor distancia a puerto y con una menor expectativa de rindes.
La superficie de siembra de maíz de segunda llegó a superar el 50% del área maicera total en la última cosecha. Y la exportación tomo nota de este nuevo factor que tuvo un impacto directo en el cambio del patrón de comercialización histórico del cereal, rompiendo todos los paradigmas y haciendo que la Argentina salga a competir en el segundo semestre en el mercado mundial con la oferta de maíz estadounidense.
Por este motivo, los precios del maíz tardío que se cosecha en julio/agosto están por debajo de los valores que se pagan en la época normal de cosecha. La ventaja de los maíces tardíos es que se siembran en noviembre/diciembre, una vez concluida la cosecha gruesa en los Estados Unidos, con los precios futuros ya definidos. Y así el productor dispone de tiempo suficiente para evaluar si le conviene aumentar o mantener el área de maíz o si vuelve a incrementar su planteo en base a la soja. Hoy los márgenes brutos de ambos cultivos hablan por sí solos, de hecho, la actual relación de precios soja/maíz para la nueva cosecha se ubica en 1,80/1, netamente favorable para producir soja.