La aplicación de las nuevas tarifas de gas para usuarios residenciales y
comercios seguirá frenada al menos hasta los primeros días del mes próximo, algo
que comenzó a afectar la cadena de pagos de toda la industria dedicada a la
producción de ese recurso.
Ayer, la Cámara Federal de La Plata ratificó la vigencia del fallo que suspendió la semana pasada los incrementos. Según un cable de Télam, además, ese tribunal rechazó abrir la feria para tratar la cuestión, por lo que no se resolverá en los próximos días.
El Gobierno descuenta que la cuestión no se definirá hasta principios del mes
próximo, por diversos motivos. Incluso si los jueces trataran el recurso que
presentó el Gobierno, trataría el tema en no menos de 10 días. Y hay dudas
respecto de la posibilidad de que un tribunal de feria defina una cuestión tan
polémica como los aumentos del gas.
Pese a eso, el Ministerio de Energía, a cargo de Juan José Aranguren, no tiene previsto insistir en la pelea judicial para no despertar más polémicas.
Usuarios y facturas
En medio de tanto desconcierto, los usuarios del servicio tienen múltiples alternativas al momento de definir qué hacen cuando les llegue la factura de gas. Puede pagarla en su totalidad y esperar una nota de crédito en caso de que le corresponda la revisión del importe; abonar un mes, pedir la refacturación o sencillamente no pagar. Eso se debe a que las empresas no están cortando el servicio por falta de pago debido a la confusión que reina en el sector. Además, dejaron de emitir facturas hasta que se conozca con precisión qué criterios deben usar para elaborarlas.
Las indefiniciones respecto de las tarifas de gas comenzaron a generar problemas en la cadena de pagos del sector. Las empresas Metrogas, Gas Natural Fenosa y Camuzzi, entre otras, disminuyeron sus ingresos por las demoras en la emisión de facturas y las protestas de los usuarios. Eso les cercenó los fondos para pagarles a las productoras de ese hidrocarburo, entre las que se destacan YPF, Pan American Energy, Total, Tecpetrol y Pluspetrol.
Una de las grandes distribuidoras del país reconoció ayer a LA NACION que desde hace casi dos meses tiene la mayor parte de sus ingresos frenada, porque a medida que avanzaban los recursos de amparos contra el aumento se les reducía su facturación.
Para salir de las necesidades más inmediatas, Camuzzi Gas del Sur anunció a sus clientes anteayer que iba a refacturar los consumos tal como lo dispuso la Justicia de Chubut y Santa Cruz.
El lunes pasado el jefe de Gabinete, Marcos Peña, el ministro de Justicia, Germán Garavano, y Aranguren anunciaron en una conferencia de prensa que el Gobierno le pondría un límite de 400% al incremento de la factura de los usuarios residenciales en comparación con el mismo mes del año anterior. En el caso de los comercios, el límite fue de 500 por ciento.
La administración de Mauricio Macri pensó que le había puesto un punto final a la discusión por las tarifas este año con el anuncio de principios de la semana. Por las fricciones que desató el tema, tiene previsto dejar a la Justicia sin presentar nuevos recursos hasta que se reanude la actividad habitual en los tribunales.
La Corte Suprema deberá resolver el futuro de las tarifas de gas. El pasado martes el máximo tribunal pidió informes al Gobierno sobre su evolución, le preguntó si había evaluado su impacto en el ingreso de los trabajadores, cómo había fijado el tope y cómo quedaría fijado el cuadro tarifario final.
El tribunal también esquivó dictar un fallo que frenara el incremento del gas. Esa misma tarde, el presidente Mauricio Macri recibió al titular del máximo tribunal, Ricardo Lorenzetti.
La Corte se limitó a hacerle al Gobierno un pedido de informes, cuya respuesta demandará semanas. Reconoció, de paso, que pertenece al Gobierno -y no al Congreso- la facultad de modificar tarifas.
El Gobierno puso en marcha los aumentos en las tarifas de gas el 1° de abril. Se esperaba una suba promedio de 300 por ciento.
En la práctica, sin embargo, hubo facturas que llegaron con aumentos mucho más altos a los previstos originalmente debido a que se combinó un mayor consumo (porque el otoño estuvo entre los más fríos en varias décadas) y los aumentos de precios.