La crisis que atraviesa el sector lechero viene de larga data. No es algo nuevo que los tamberos se quejen de los precios que la industria les paga, situación que efectivamente se volvió a dar la semana pasada tras el reclamo a funcionarios del Ministerio de Agroindustria de un "inmediato auxilio" de $ 1,5 por litro durante seis meses.
Tampoco es sorprendente la situación crítica que atraviesan empresas como SanCor o La Serenísima, una en proceso de reestructuración (la cooperativa santafesina, que acaba de vender su segmento de yogures, postres y quesos a Vicentín), y la otra adquirida en partes por otro gigante alimenticio como Arcor.
Es que el sector lleva más de 10 años de estancamiento. Así lo define un estudio realizado por la consultora KPMG sobre la industria lechera argentina, que analiza la década 2005-2015. Si bien realiza un recorrido histórico de los últimos 40 años, en los que destaca que la producción creció a una tasa promedio anual del 3%, en paralelo a un proceso de concentración en la producción primaria (tambos), se focaliza en el último año (2015) y lo que el nuevo gobierno de Mauricio Macri intentó generar con sus medidas. En este sentido, destaca que en términos relativos la producción actual inició un proceso de recuperación (en 2015 la producción primaria mejoró un 2% y la industrial un 4%, respecto a 2014), aunque no se alcanzan los niveles ni la tendencia de crecimiento observada en 2012.
"Aunque el Gobierno ha implementado medidas para paliar y mejorar la ecuación costo-beneficio, los aumentos de precios observados siguen sin cubrir los costos de producción, más aún teniendo en cuenta las cifras actuales de inflación", destaca el informe, que enumera como positivas medidas como la eliminación del Registro de Operaciones de Exportación de Lechería (Roel), la extensión de la obligatoriedad para liquidar exportaciones, los nuevos mecanismos de compensación a productores tamberos (con el aporte de $0,50 por litro para los primeros 3000 litros diarios producidos) y las nuevas líneas de financiamiento. Durante la década del 90, el salto productivo resultó el más significativo: se pasó de producir 6000 millones de litros a más de 10.000 millones.
Distinto a lo sucedido durante el 2000, donde las tasas de crecimiento fueron negativas o intrascendentes, producto de la crisis y de la devaluación de la moneda brasileña en 1999, mayor al 50% (para ese entonces Brasil concentraba cerca del 70% de las exportaciones argentinas). Entre 2000 y 2002 la producción cayó un 13%, hasta llegar al límite de 7900 millones de litros en 2003 (mínimo en 20 años). El informe destaca que hacia 2006/2007 la implementación de los Roel, que buscaba regular las ventas al exterior, tuvo un resultado nocivo para el sector y dio lugar a un estancamiento en la producción local. En este contexto, de 2005 a 2015 las cantidades producidas en el sector primario "reflejaron un comportamiento cíclico", estabilizado en torno a los 11.000 millones de litros anuales, y una valuación nominal que experimentó un salto del 300% entre 2009 y 2014, con un alza del precio al productor del 267%. Si bien este incremento resulta significativo, se aclara que las actualizaciones al productor siempre estuvieron rezagadas respecto a la evolución del resto de los precios de la economía, por lo que en términos reales el ingreso al productor, fue perdiendo poder adquisitivo.
Según se detalla, entre 2001 y 2015 la cantidad de tambos decreció un 40%, al tiempo que la productividad de los que sobrevivieron aumentó un 83%. En 2015, el sector empleó a 70.000 personas y exportó por u$s 1100 millones.