"No sólo producir más cereales, sino que queremos transformarnos en el supermercado del mundo, queremos que nuestros alimentos con marca, con valor agregado, lleguen al mundo entero porque eso multiplicará el empleo por todo el país", afirmó el presidente al dejar inaugurada en Pergamino la nueva planta de fertilizantes microgranulados de la empresa Rizobacter y del grupo francés De Sangosse.
Estaba eufórico y también emotivo después de presenciar el inusual aplauso
que prodigaron durante varios minutos los invitados al acto y empleados de la
empresa festejando la sirena de arranque de la planta. No era para menos.
Ricardo Yapur, CEO de Rizobacter, sus socios y el equipo gerencial, tuvieron que
remarla durante seis años para concretar el proyecto valuado en 30 millones de
dólares. Fue una carrera de obstáculos con el cepo cambiario del gobierno K, la
política antiagro que llevó a tener trigos o cultivos agrícolas con el menor
aporte de insumos, y un marco país que rumbeaba hacia la Venezuela chavista. Un
proceso en el que se debió soportar un alto umbral de dolor, más propio de un
prisionero de guerra que de un empresario. Entre las conjeturas que llevaron el
proyecto a la feliz inauguración de esta semana, no se descarta que Nicolás
Fillon, CEO de De Sangosse, le haya puesto el gancho al acuerdo por un acto
hipnótico.
Lo cierto es que los franceses son de apostar fuerte. Lo hicieron en 1989 cuando, como empleados, aceptan la empresa en quiebra que les cede la familia De Sangosse que hasta ese momento vendía fertilizantes. Contra todo cálculo previo, lograron darle vida al "muerto" que les tiraron gracias a la diversificación de productos, aumento de la oferta y búsqueda de nuevos mercados internacionales. Hoy la empresa cercana a la ciudad de Toulouse, tiene 780 empleados de los cuales 100 son investigadores, factura 340 millones de euros al año y exporta a 50 países. "Aprendimos a alimentarnos de la hierba entre las patas de los elefantes, tratando de pasar desapercibidos", cuenta el asesor Jean Luc Larradet para explicar cómo compitieron entre las grandes multinacionales. Los franceses de De Sangosse no se quedaron quietos, aceptaron sus limitaciones y aprovecharon las oportunidades buscando aliados internacionales. ¿No es la fórmula que está buscando el presidente Macri para llegar a las góndolas del mundo?
Mientras se inauguraba la nueva planta de fertilizantes microgranulados, la
Unión Europea todavía sufría los temblores de la salida del Reino Unido. ¿El
resultado del Brexit fue el puntapié inicial para la desintegración del bloque
europeo? Son preguntas inquietantes si se tiene en cuenta que la Unión Europea
es el principal mercado de exportación de los alimentos argentinos. Aunque todo
es muy reciente tras la humareda que dejó el cráter británico, pesa cerca del 3%
del PBI mundial, se pueden observar por lo menos tres consecuencias negativas
para el agro argentino según los especialistas.
La primera es que el tratado de libre comercio entre el Mercosur y el bloque europeo, por ejemplo, quedará ahora muy lejos de las prioridades de los líderes y burócratas de Bruselas. El Brexit es de lo más inoportuno si se tiene en cuenta que las negociaciones con los europeos ya tienen más de 20 años y que hace pocos meses se habían reactivado. Para los especialistas la dilación durará por lo menos un año más.
La segunda consecuencia es que con la salida del Reino Unido de la Unión Europea, la Argentina pierde un aliado dentro del bloque. Los ingleses siempre se mostraron mucho menos proteccionistas que el resto de los países europeos, en especial de los franceses que ahora ganarán protagonismo.
Por último, todo el temblor financiero que provocó el Brexit encuentra refugio en el dólar que se revalúa. No son buenas noticias para las commodities.
Como diría Galileo Galilei, el mundo se mueve. Y quien le quiera vender deberá ajustar la mira.