La siembra de trigo necesita un mayor incentivo para el uso de fertilizante, por medio de la ley que tiene media sanción en el Congreso.
Se necesita a otra media sanción del Senado, para poder incentivar un mayor uso en el ciclo 2016-2017, que permitirá aumentar la producción de trigo en cantidad y calidad en todo el territorio del país.
La urgencia de dicha sanción del Senado para la siembra de trigo, es porque los números para dicha siembra no es holgada por el valor del dólar efectivo que tiene actualmente el sector, las proyecciones económicas a un dólar fijo para frenar la inflación y el gran stock de trigo internacional que pueden promover una baja el precio a cosecha.
No debemos permitir ajustar nuevamente, con menor uso de fertilizante en esta siembra, porque nuevamente tendremos un problema de calidad como ocurrió con el ciclo 2015- 2016.
Aparte de estar cuestionada la calidad de los granos de los cultivos por falta de uso de fertilizante entre otros insumos, en nuestro país el balance final de los nutrientes en el suelo después de cada cultivo es siempre negativo.
Concretamente, el promedio del uso de fertilizantes cubre solamente el 25 % de lo que extraen, según investigaciones del INTA.
La Fundación Producir Conservando proyecta para el 2025 una producción total para todos los granos de 145 millones de toneladas en 42 millones de hectáreas, proyectando que vamos a necesitar pasar de un consumo de fertilizantes hoy de 2.4 a 5 millones de toneladas para poder cumplir con esas metas.
No podemos seguir priorizando las necesidades fiscales demorando un sistema de producción y desarrollo a largo plazo, para poder atender la gran demanda de alimentos futuros. Cuando la rentabilidad se achica, no se usan los nutrientes necesarios y cae la producción. Cuando la rentabilidad no existe no se promueven políticas y acciones para buscar los equilibrios mínimos necesarios para el desarrollo de la actividad.
Hoy los números son muy finitos en gran parte de las zonas productivas, agravadas por la suba de los combustibles, especialmente en las zonas alejadas de los puertos y con 30% de retenciones en la soja, sin olvidarnos de las zonas inundadas que es una discusión aparte.
En estos cálculos tienen mucho que ver los fletes y las consecuencia de las políticas de fijación del precio de los combustibles heredados del kirchnerismo-peronismo, que van contra la posibilidad de incentivar las producciones alejadas de los puertos y mercados.
El equilibrio de los nutrientes de los suelos es para la sustentabilidad del sistema productivo, como el equilibrio fiscal es imprescindible para mantener estable la economía del país. Hay que dejar de discutir las campañas pasadas y analizar cuáles deben ser las políticas de estado para las futuras, para poder mejorar y hacer sostenible la capacidad de producción de nuestros suelos en un sistema federal de gobierno.
No vendemos soja solamente, estamos vendiendo un 75% de nuestros nutrientes de la tierra, porque el país resolvió con estas políticas hasta ahora, agotar la capacidad de producción en pos de atender situaciones de coyuntura.
El crecimiento de demanda de alimentos por mayor poder adquisitivo junto al aumento demográfico mundial en los próximos años, solamente se va poder atender duplicando la productividad por hectárea porque no hay mucha más tierra fértil para crecer en superficie en el planeta. Este solo dato avala dicha afirmación.
La única forma de poder hacerlo por lo tanto, es con suelos fértiles y conservados, para que con la aplicación de nuevas innovaciones y las modernas tecnologías que vayan surgiendo, se puedan cumplir con las metas y desafíos que tiene nuestro país de ser un abastecedor privilegiado de alimento al mundo en los próximos años. Si considera la opinión de in te rés reenvíelo a sus contactos.
Por Arturo Navarro - Especial de NA
Fuente: Años de Campo