No es necesario decir que desde que asumió el Presidente Mauricio Macri, se produjeron profundos cambios en la política exterior de Argentina que hizo que el orbe prestara atención nuevamente a todo lo que ocurre dentro de nuestro país.
Pero en este caso, nos referimos a que las noticias sobre lo que pasa en relación a la producción agropecuaria argentina comenzaron nuevamente a repercutir en las decisiones de los analistas, operadores, compradores, comercializadores y brokers internacionales.
Y lógicamente repercuten no tan solo las malas noticias sino también las buenas. En las últimas semanas hemos sido testigos de cómo los mercados internacionales reaccionaron a las noticias sobre los serios inconvenientes que están teniendo los productores sojeros argentinos. Ante la incertidumbre sobre cuánto será la cosecha de soja de nuestro país y que ocurrirá con la calidad comercial del poroto cosechado, los mercados internacionales comenzaron a desandar un camino de sostenimiento y por momentos firmeza en los valores de esta oleaginosa.
Y continuamos estimando que esos precios seguirán subiendo en las próximas semanas, con serias posibilidades de que se acerquen a los 450 dólares por tonelada en los mercados del exterior.
Los problemas continúan, los caminos vecinales de tierra siguen en estado calamitoso, los días son más cortos con poca presencia del sol y con mucha humedad ambiente.
Este escenario no es el ideal para aquel que con desesperación ve como su soja está madura y no puede entrar con las maquinarias a cosechar. Y todo esto el mundo lo está mirando. Hay que esperar a tener las cifras de producción cuando nos acerquemos a la finalización de la zafra, pero ya se descuenta que los guarismos estarán más cercanos a los 52 millones de toneladas, que a los 56,5 millones que todavía indica el USDA norteamericano.
Y las buenas noticias también comenzaron a sentirse y comentarse en los escritorios de los brokers internacionales. Ya todos hablan del boom de siembra que podría ocurrir con el trigo. Luego de la quita de retenciones y eliminación de las trabas burocráticas para exportar el cereal, muchos ya estiman que el aumento del área de siembra dedicada al trigo será muy importante.
Las entidades privadas y los semilleros ya se atreven a vaticinar que el aumento del área sería entre el 30 y el 40%. En el período pasado la superficie sembrada fue de 3,35 millones de hectáreas, siendo una de las más bajas de los últimos 25 años. Esto ocurrió desde que el gobierno anterior comenzó a intervenir en el mercado de trigo, generando una baja de área que disminuyó año tras año. En relación a los años 90, el área bajó más de 2,6 millones de hectáreas.
Ya los productores que cosecharon su soja están realizando los presupuestos para sembrar el trigo. Los semilleros indican que tienen gran cantidad de consultas sobre los precios y disponibilidad de semillas, dependiendo los ciclos a sembrar. Las primeras estimaciones indican que el área podría llegar a aumentar hasta un 40%, involucrando 4,8 millones de hectáreas (1,4 millones de hectáreas más que en el ciclo anterior).
Las empresas vendedoras de semillas indican que la oferta de la misma es muy importante, y que a pesar de que aumente el área a sembrarse, no habrá inconveniente con suministro de semillas de trigo.
Este aumento de área y posible aumento de producción es una noticia importantísima que los compradores internacionales ya están mirando. Especialmente los brasileños, que verían con buenos ojos que la Argentina nuevamente sea el suministrador del cereal para las fábricas de harinas del vecino país.
Lentamente todo vuelve a la normalidad, y la Argentina será (como lo fue durante los últimos 100 años) un jugador importantísimo en el sector agropecuario internacional.