Con el respaldo decisivo del frente UNA y del Bloque Justicialista, el
oficialismo se encaminaba al cierre de esta edición a aprobar por amplia mayoría
en la Cámara de Diputados, y remitir al Senado, el proyecto que convalida el
acuerdo con los fondos buitre.
El triunfo del gobierno de Macri pareció quedar sellado en el arranque de la sesión. Primero, cuando el presidente de la Cámara, Emilio Monzó, anunció que se había reunido el quórum, con 147 diputados. Minutos después, cuando se rechazó, por 165 votos a 84, un pedido del Frente para la Victoria (FPV) de posponer el debate y convocar a una consulta popular.
Esa cifra puede tomarse como medida del respaldo contundente que esperaba
obtener el oficialismo, con el objetivo de influir sobre la decisiva votación en
el Senado, donde tiene mayoría el FPV.
Además de Cambiemos, del frente UNA, de Sergio Massa, y del Bloque Justicialista, facilitaron el inicio del debate y anticiparon su voto positivo el Partido Socialista; el Frente Cívico por Santiago; Juntos por Argentina, de Darío Giustozzi; Compromiso Federal, de San Luis, y los monobloques de Alfredo Olmedo, Claudio Poggi y Julio Raffo. Ausente en el arranque, también dio su respaldo Margarita Stolbizer, del GEN.
Adentro y afuera del recinto, el rechazo a la iniciativa lo encabezó el FPV. Pese a las diferencias internas, el bloque que preside Héctor Recalde unificó su postura y no colaboró con el quórum. El kirchnerismo protagonizó además una movilización frente al Congreso, al igual que el Frente de Izquierda (FIT), que también anticipó su voto negativo (ver página 6). Dijeron que iban a votar en contra, asimismo, Libres del Sur y el monobloque de Alcira Argumedo.
"[El objetivo de esta ley] Es poner fin a una saga que llevó a nuestro país a una situación que por lamentable no deja de ser insólita", dijo, en el comienzo del debate, Luciano Laspina, miembro informante del oficialismo. "La falta de créditos públicos la sufre la gente, en particular los que menos tienen, los que necesitan obras de infraestructura para mejorar su calidad de vida: cloacas, hospitales, escuelas que faltan a lo largo y ancho del país", argumentó.
La propuesta del Gobierno consiste en emitir deuda por alrededor de 12.000 millones de dólares, la mayor emisión de un país en desarrollo desde 1996, para pagar en efectivo a los fondos buitre y otros holdouts que demandaron a la Argentina. Son parte del 7% de los bonistas que no entraron en los canjes de deuda de 2005 y 2010. El acuerdo implica una quita de entre el 25 y 30% respecto del monto determinado en el fallo del juez Thomas Griesa. Por pedido de la oposición, ayer se retocó un artículo que deja supeditado el acuerdo a un fallo de la justicia de Nueva York que levante las cautelares dictadas contra el país.
"Cambiamos una deuda que hoy crece a más del 8,5% por otra que rinde menos del 7,5%, lo que significa un ahorro de 10.000 millones de dólares para el futuro, sumado a un ahorro adicional: la reducción de la tasa de interés por la normalización de la deuda pública", dijo Laspina, y reiteró la advertencia hecha por Macri: "No queremos el ajuste fiscal o el ajuste inflacionario que propone el kirchnerismo. Queremos ir por la vía del crecimiento, de que se hagan las obras necesarias para que la Argentina vuelva a crecer".
La respuesta del FPV estuvo a cargo de Axel Kicillof, miembro informante del dictamen de minoría. Con un discurso encendido, sostuvo que se trataba de un "mal acuerdo", que encubría un regreso del país a un ciclo de endeudamiento y al FMI, y que implicaba un alto riesgo de futuras demandas contra la Argentina.
"Los acuerdos incumplen la ley porque tiene condiciones distintas. Hay acuerdos que se han firmado donde explícitamente los fondos buitre se reservan el derecho de seguir accionando judicialmente", dijo el ex ministro de Economía, escarapela en la solapa izquierda del saco, y agregó: "Todavía no hemos aprobado esta ley y ya tenemos apelaciones a estos acuerdos. ¿Qué más pruebas quieren de que esto está en el aire y de que no sabemos cuáles son las consecuencias? Ésta es la primera posición de la usura. No me cabe duda de que van a exigir más".
El discurso de Kicillof generó el primer aplauso de la sesión, de parte de sus compañeros de bloque, y crispó los ánimos en el recinto. Al cruce le salieron Stolbizer y la socialista Alicia Ciciliani. "Si era tan fácil negociar, si se las sabe todas ¿por qué no lo resolvió? ¿Por qué no arreglaron dignamente, como dicen ahora que saben hacerlo, en lugar de dejarnos semejante balurdo?", levantó el tono la diputada del GEN, que hasta le cuestionó a Kicillof la bandera argentina que tenía en su banca. "Cuando dicen «La patria es el otro» es mentira; no respetan a nadie", le reprochó Ciciliani. El ex ministro intentó interrumpirla y entonces reaccionó Victoria Donda, para cobrarse una vieja deuda. "Ponete las plumas, si querés hablar", le gritó. Eso mismo le había dicho Kicillof el año pasado, cuando ella lo cuestionó por no publicar el índice de pobreza.
Marco Lavagna, del frente UNA, y Diego Bossio, del Bloque Justicialista, expusieron posiciones similares. "Hoy tenemos este enorme problema que nos trae una disyuntiva importante; si no hacemos nada, tenemos riesgos legales muy grandes, pero hacer algo también implica tener que enfrentar los riesgos de futuros embates. Tenemos que ver cómo minimizar estos costos", afirmó el massista. "Hay que resolver este problema para encarar los temas prioritarios, que tienen que ver con la industrialización, el trabajo, la inflación y el impuesto a las ganancias", sostuvo Bossio. El cierre del debate estaba programado para las 8 de la mañana. La votación no encierra sorpresas.