El etanol tiene una buena noticia como negocio: pese al tembladeral en los
precios del petróleo en el mundo, el país consolida una política de Estado para
este biocombustible independientemente de lo que ocurre con el combustible
fósil.
El reciente incremento de su participación en las naftas, del 10 al 12%, anunciado por el presidente Mauricio Macri va en esa dirección y marca también una continuidad respecto de la legislación que viene del anterior Gobierno. En rigor, la ley 26.093 de promoción de los biocombustibles, sancionada en 2006, no se pensó por una cuestión de precios sino para diversificar la matriz energética, agregar valor con los granos e impactar de manera positiva en el medio ambiente.
El mercado del bioetanol está regulado por el Estado. Hay una fórmula de
precios y cantidades mensuales que distribuye el Ministerio de Energía y las
fórmulas de precios varían de acuerdo al origen del bioetanol, ya sea si es caña
o maíz. Existe un diferencial que favorece al obtenido de la caña con un valor
más de 20% superior al de maíz.
Antes del anuncio se venían usando al año unos 830.000 metros cúbicos de etanol para las naftas. El 60% proveniente del maíz y el 40% restante, de la actividad azucarera. Hay cinco plantas para etanol de maíz y 9 de la industria azucarera. Dos puntos más en el corte significan unos 160.000 metros cúbicos más.
Muchos sostienen que la ratificación de una política de Estado se inscribe en
las recientes recomendaciones adoptadas en la Cumbre Climática de París (COP21),
en un evento de combustibles del futuro realizado en la Semana Verde de Berlín y
hasta en la misma necesidad de la Argentina de diversificar su matriz
energética. Por su puesto que en esta diversificación también es clave el
biodiésel, el otro biocombustible con base en la producción de soja. "No hay que
descuidar la parte cualitativa que es el cuidado del medio ambiente que genera
el uso de etanol. Se genera un ahorro de emisiones de gases de efecto
invernadero superior al 60%", indicó Manuel Ron, de la firma Bio4.
Como negocio, según los expertos, ya sea en etanol de caña o de maíz las inversiones para esta actividad van a seguir. "En nuestro sector estamos en condiciones de invertir más de 400 millones de dólares para duplicar nuestra producción en un período de 4 a 5 años si el gobierno decide aumentar el corte a 15% o a 26%, como nuestros vecinos de Brasil o Paraguay, o introduciendo los autos flex. Es cuestión de voluntad política", estimó Patrick Adam, director Ejecutivo de la Cámara de Bioetanol de Maíz. Hoy los "etanoleros" de maíz tienen una capacidad instalada de 559.400 metros cúbicos.
Hay voces que remarcan que, vinculado con una política de Estado, no deberían deteriorarse las inversiones, ya que no habría paridad con lo que ocurre con el petróleo.
"Esta situación internacional de precios del petróleo no deteriora las condiciones de inversión y producción en bioetanol en la Argentina. El bioetanol en el país no tiene paridad petróleo. Es decir, no está atado a los vaivenes del precio internacional, sino determinado por una fórmula de precios y cantidades mensuales que distribuye el Ministerio de Energía", precisó Gustavo Idígoras, director de Ceagro-Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
No obstante está situación para el país, a nivel internacional hubo programas de biocombustibles que fueron dañados por la brusca caída del precio del petróleo. Se estima que en más de 10 países se congelaron los regímenes de promoción y uso de biocombustibles debido a la supuesta conveniencia de volver al petróleo.
Política de Estado
Especialistas como Idígoras vislumbran un futuro promisorio para las energías renovables en el país. Remarca que ahora que no existen restricciones en las exportaciones del agro se torna imprescindible la promoción de políticas de industrialización. "El bioetanol es una de las que más rápido pueden reaccionar", dijo. Martín Fraguío, director ejecutivo de Maizar, acerca un dato interesante: más allá de las realidades diferentes de cada país, todos los países productores importantes (Estados Unidos, Brasil, China, la Argentina y el bloque de la Unión Europea) están produciendo más etanol que el año pasado.
"En los Estados Unidos están con volúmenes semanales records históricos. No se puede decir que sean momentos fáciles; la rentabilidad es baja, pero la crisis de 2008/2009 hizo que gran parte de la industria de EE.UU. se haga mucho más competitiva. Allí algunas plantas de etanol están armando estaciones de servicio cerca de ellas y venden el etanol E85 al costo (US$ 1,40/ galón ) y así se van creando su propio mercado de E85", apuntó Fraguío.
En los vecinos Brasil y Paraguay la realidad muestra que siguen creciendo las denominadas plantas "flex", que hacen alcohol de caña durante la zafra azucarera (de abril a octubre) y el resto del año etanol de maíz.
Para Adam, "la lógica" detrás del etanol no es la misma que la del mercado del petróleo ni responde a los mismos criterios en el país. No hay competencia, sino complementariedad, destaca, y agrega: "Como el corte de las naftas es obligatorio, independientemente del precio del biocombustible, no hay una relación directa entre precio del petróleo y precio del bioetanol".
En el caso de los etanoleros de maíz, su referencia está en el precio del cereal, que representa más del 40% en la estructura de costos del producto. "Con la eliminación de las retenciones y la devaluación, el precio interno del maíz casi se duplicó, por lo que tendrá un impacto en el precio del bioetanol de almidón de maíz. De todas maneras, no dejará de ser el biocombustible más barato del mercado, incluyendo al bioetanol de azúcar. Hoy se encuentra en alrededor de 8 pesos/litro", estimó el director ejecutivo de la Cámara de Bioetanol de Maíz.
En la Argentina, el incremento del precio de la nafta ha sido superior al del bioetanol de almidón maíz. "En octubre de 2014, por ejemplo, la diferencia de precio entre la nafta premium y el bioetanol de maíz era de 4,50 pesos/litro en favor de la nafta. Hoy esa diferencia es de 7,50 pesos", concluyó Adam.