Las inundaciones del delta del Paraná derivan en un desastre ambiental,
productivo, económico y social. Inexorablemente las crecientes de los grandes
ríos comenzaron a llegar al delta del río Paraná.
"Por cierto, que las inundaciones son inevitables, pero en este caso sus efectos son agravados por obras sin respaldo -ni hídrico ni ambiental- que el gobierno de Sergio Urribarri hiciera y permitiera hacer" opina el ingeniero agrónomo Carlos Cadoppi, un productor que se define como un "inundado".
"El humedal del río Paraná es el reservorio de agua dulce más importante que
tiene el país, por el pasa el 25 por ciento del agua dulce de Sudámerica y
abastece a 20 millones de personas, desde Rosario al Sur hasta la desembocadura
del Río de la Plata en Samborombón, pasando por el litoral fluvial de Santa Fe,
Entre Ríos y Buenos Aires, incluyendo la ciudad de Buenos Aires", dice.
Las obras que hicieran los gobiernos nacionales y la actividades privadas no controladas, son la causa de que esta creciente tenga los efectos devastadores mayores de la historia: caminos sin puentes suficientes como para que pase el agua, derivación de cuencas, endicamientos para hacer agricultura con todos los agroquímicos que, si bien tienen aprobación para la pampa húmeda, están prohibidos en todo el mundo en las zonas surcadas de ríos. No hay otra alternativa que sus residuos terminen en el agua de consumo .
"Además el Delta es el centro más importante del mundo en la producción de
madera de fibra corta que se destina a la fabricación de pastas, papel de
diarios y aserrío, también es receptora natural de la hacienda corrida por la
soja en la pampa húmeda.
Otro dato: "en el delta de Entre Ríos es posible producir medio millón de novillos, pero la última vacunación antiaftosa, dio apenas 200.000 y hoy está totalmente despoblado.
Agrega los casos tristes: "El primero, dos muertes terribles, una de un joven no identificado que fuera aplastado por la hacienda que buscaba la única parte seca que quedaba y la segunda de un hombre de toda la vida en la isla que fue arrastrado con su caballo por la fuerza del río.
"También, la gente abrió un dique frente a Gualeguay para disminuir la presión que el agua ejercía sobre el mismo pueblo. Ese dique siguió en pie pese a la decisión de la justicia de que sea removido.
"Para saber dónde están quienes tienen culpas, solo basta ver una imagen satelital reciente, los que no están bajo el agua, algo hicieron.
"Necesitamos que se declare al Delta como zona de desastre, pues no hay plata como para pagar siquiera los salarios, menos habrá para impuestos. Que se hagan obras urgentes que permitan la salida del agua hacia los grandes ríos de manera de achicar la altura y el tiempo de permanencia del agua en los campos. Que se encargue a científicos especialistas en humedales la realización de un proyecto sustentable ambiental, económica y social."
Por último, Cadoppi reclama "que los funcionarios de la provincia y la Nación estén presentes, hasta ahora no aparecieron: sepan que los esperamos con los brazos abiertos, pues los necesitamos".