El espíritu innovador y de superación aceitó el camino y hoy llevan 10 años fabricando las plataformas para cosecha de girasol de CLAAS. Desde la planta ubicada en Florentino Ameghino, la localidad del noroeste bonaerense, surten a todas las cosechadoras de la marca que se encuentran distribuidas por el mundo.
Adrián Brohme, un ingeniero aeronaútico que también pasó por el diseño aerodinámico de autos de carrera, fue el responsable de la totalidad del desarrollo de “los girasoleros”.
Todo empezó en el 2005, cuando CLAAS abrió el juego y llamó a concurso para la fabricación del único tipo de plataforma que no sale de su planta de Hungría. Frente a ese desafío, Reynaldo Postacchini –vicepresidente de CLAAS Argentina- lo empujó a Brohme y así llegaron con el flamante equipo a Hungría, donde se realizó la prueba que terminó definiendo la elección. El gran desafío, al que se presentaron fabricantes de distintos países, fue mostrar las cualidades de cada equipo en el campo, precisamente cosechando un lote de girasol.
La aceptación de CLAAS fue inmediata. El girasolero argentino sacó ventajas en todos los parámetros que estaban en juego, pero hubo dos que fueron definitorios: el menor consumo de combustible y la mayor limpieza del grano cosechado.
“Las dos cosas están ligadas –explica Brohme-. El resto de los equipos cortaba toda la planta desde la base del tallo y el problema es que la densidad de la caña del girasol seco es muy similar a la del grano, por lo tanto es muy difícil separarlos. Si se incrementa el “viento” del sistema de limpieza de la cosechadora se pierde buena parte de los granos por la cola de la máquina, mientras que si se disminuye quedan restos de la planta entre los granos”.
“Nuestro equipo, en cambio, sólo recolecta los capítulos, por lo tanto ingresa mucho menos material que debe ser procesado por la cosechadora y facilita la obtención de granos limpios de impurezas. Además, esto lleva a que disminuya la cantidad de energía requerida y se reduzca el consumo de combustible”.
Para grandes y chicos
“Empezamos fabricando cabezales de 12 surcos a 70 centímetros, que sigue siendo el que más vendemos, pero también desarrollamos plataformas de 12 surcos a 75 centímetros que son muy utilizados en Hungría, y luego empezamos a fabricar los de 16 surcos a 70 centímetros que fundamentalmente son requeridos por los productores de Rusia y Ucrania debido a que trabajan sobre grandes extensiones”, explicó Brohme. “La plataforma de 16 surcos, montada sobre una cosechadora de gran porte, como una LEXION, puede recolectar alrededor de 100 a 120 hectáreas por día”.
“En el último año agregamos un nuevo modelo, de 8 surcos, que ha tenido una muy buena aceptación en el mercado ya que se destina a zonas con pendientes y lotes de superficie reducida como son la mayoría en Europa”.
Evolución
Las dos primeras plataformas que salieron de Ameghino en 2005 fueron la base de un crecimiento exponencial. En 2013 la planta bonaerense marcó un record de 237 cabezales, pero la crisis entre Rusia y Ucrania (los dos líderes mundiales en la producción de girasol) enfrió los índices de reposición de maquinarias de los productores de esos países. Sin embargo, el ritmo volvió a incrementarse. Mientras que en los 10 primeros años fabricaron 1012 equipos, para 2016 tienen pedidos de compra por 210 plataformas.
Brohme no oculta su orgullo cuando comenta que durante tres años consecutivos CLAAS le destinó a “los girasoleros” argentinos el espacio central de su stand en Agritechnica, la principal exposición de maquinaria agrícola del mundo.