El sur y el sudeste de esta provincia siguen sufriendo el impacto de las inundaciones no sólo por las lluvias de las últimas semanas, sino porque no terminó de escurrir el agua de un año atrás. La tierra ya no tiene capacidad de absorción: los campos drenan hacia los caminos rurales, que se han convertido en arroyos. Las asociaciones de productores estiman que hay unas 70.000 hectáreas anegadas.
La Asociación de Productores de Marcos Juárez -corazón de la pampa húmeda- calcula que el 30 por ciento de la superficie productiva (unas 40.000 hectáreas) está bajo el agua; reclaman que la Nación medie para que los gobiernos de Córdoba y Santa Fe acuerden un esquema de canalización. En las actuales condiciones es imposible mover la producción.
Por esta crisis está en riesgo el avance de la campaña gruesa en este sector de Córdoba. Además, el Sistema Integrado de Información Agropecuaria de Agricultura de la Nación calcula que en Marcos Juárez hubo entre 85.000 y 90.000 hectáreas afectadas por granizo que obligan a resembrar soja. Tampoco se puede hacer por el anegamiento de los campos. La entidad proyecta seis por ciento de pérdida de soja hasta ahora.
Ayer estuvo en Huanchilla, localidad ubicada 400 kilómetros al sur de la capital cordobesa, el subsecretario de Producción Láctea de la Nación, Alejandro Sammartino. Fue testigo de los tambos que siguen tirando leche por la imposibilidad de trasladarla (por eso tampoco se puede donar). Hernán Gherzi, titular de la Cooperativa de Tamberos de Huanchilla, insistió ante la nacion en que el desagüe es muy lento y que los problemas se prolongan en el tiempo.
En las localidades de Vicuña Mackenna y Jovita, es la suba de nivel del río Quinto la que levanta las napas freáticas que están aflorando en las ciudades.
El productor Juan Manuel Rossi dijo a la nacion que "el agua acumulada en los campos es mucha y ya comenzó a escurrir hacia los pueblos; la producción está muy complicada".