Una de las primeras definiciones del gobierno de Mauricio Macri fue darle al sector agrícola una inyección para revivirlo. El principal motor de la economía argentina venía agonizando por la baja de los precios internacionales de los granos, la persistencia de altas retenciones y el retraso del tipo de cambio. Todo cambió en unas pocas semanas y ahora los productores podrán vender con aumentos en pesos que irán del 40 al 100%, según el cultivo de que se trate.
En número, los productores no son tanto más que los trabajadores de un sindicato importante, unos 200.000. Pero de cómo les vaya a ellos dependen muchas otras actividades, especialmente en el interior. Y muchas de las variables claves de la macroeconomía. La apuesta oficial es bastante parecida a la de los primeros años de gobierno de Néstor Kirchner, cuando la bonanza del agro derramó hacia el resto de la sociedad. Solo eso explica que se permita que productores que sembraron en 2015 con un dólar de 6 o 7 pesos cosechen en 2016 con una divisa cercana a los 14 pesos.
Por el efecto combinado del salto devaluatorio que provocó la salida del cepo y la rebaja de retenciones (que actúan deprimiendo todavía más el llamado “dólar agrícola”), desde antes de las elecciones hasta la semana pasada el tipo de cambio agrario mejoró 81% para el maíz (de 7,6 a 13,75 pesos), 88% para el trigo (de 7,3 a 13,75 pesos) y 118% para el girasol (de 6,3 a 13,75). Para la soja el impacto de las medidas es menor, porque el gobierno mantuvo retenciones de 30% en vez de llevarlas a 0%, como en el resto de los granos. Aun así, la mejora del dólar sojero llegó en pocas semanas a 52%: pasó de 6,3 a 9,6 pesos.
“A las claras la cadena agroindustrial es uno de los sectores más beneficiados por las nuevas medidas económicas, mientras que en términos relativos productos como el maíz, el girasol y el trigo han ganado mucho más que la soja”. evaluaron dos analistas de la Bolsa de Rosario, Emilce Terre y Sofía Corina.
Un informe de esa entidad mostró que la mejoría de los precios al productor en pesos, desde el viernes 23 de octubre al último viernes, ha sido algo menor, de 78% para el trigo y el maíz, de 100% para el girasol y de solo 38% para la soja (ver infografía). Esto se debe en algunos casos a las distorsiones en el mercado denunciadas por las entidades rurales.
Pero sobre todo a que los precios en dólares han prolongado sus caídas. Según el experto Ricardo Baccarín, a lo largo de 2015 en el Mercado de Chicago se registraron bajas del 21% para el trigo, de 16% para el maíz y de 13% para la soja. Juan Manuel Garzón, de la Fundación Mediterránea, calculó por su lado que en este nuevo año la soja podría bajar otro 11%.
La inyección de pesos para la agricultura pampeana (en dólares, la suba de los precios al productor ha sido bastante menor, de entre 20 y 37%, y no llegó a la soja), debería surtir efecto inmediato sobre los balances de las empresas agrícolas, pero nada asegura que los beneficios perduren en el mediano plazo, en especial si el gobierno macrista no tiene éxito en su próximo gran objetivo: frenar la inflación.
“Los costos de producción probablemente se acoplarán a los valores del mercado actual. En consecuencia, las ganancias extraordinarias en esta campaña -por haber sembrado con un dólar de 9 pesos y cosechar con un tipo de cambio de 14 pesos-, serán simplemente eso: ‘extraordinarias’”, avisaron las especialistas de la Bolsa de Rosario, que recomendaron apuntar ahora a mejoras sistémicas, como incorporar tecnología, mejorar la comercialización y hacer obras de infraestructura pendientes.
El sector agrícola podrá retomar su crecimiento desde la campaña 2016/17. La inyección llegó tarde, cuando la superficie de siembra ya estaba casi definida. Por eso a nivel oficial se estima que la cosecha 2015/16 superará apenas 100 millones de toneladas y será bastante similar a la de los últimos años.