Si miramos qué sucede en el mundo, advertimos que la oferta está en un nivel demasiado elevado como para que los precios se encaminen en una tendencia alcista.
Las existencias de granos se han recuperado a lo largo del último ciclo. A su vez, las perspectivas de producción respecto a la presente campaña en Sudamérica son alentadoras y El Niño, pese a los daños que ocasionados, hasta el momento deja un balance positivo.
Brasil, al momento de cosecha, será un jugador de primer orden. Cualquier mejora en los precios sólo se daría para el caso de que este país tuviese una sequía a lo largo de enero. Si no es así, difícilmente, puede vislumbrarse mejora alguna en los valores del maíz y de la soja.
No ayuda en nada, la suba de la tasa de interés por parte de la Reserva Federal de EE.UU. Con ella, el fortalecimiento del dólar seguiría su camino ascendente a lo largo del nuevo año.
Tampoco China colabora. No decimos que el panorama desde este lado es malo. Pero tampoco podemos afirmar que se asemeja al de años atrás.
Por el lado del precio del petróleo, poco podemos aguardar. Pese al reciente rebote, el precio del crudo sigue muy bajo. Actualmente, gira en torno a U$S 37 por barril del tipo WTI.
Como vemos, a nivel de valores internacionales, el mejor escenario previsible se basa en precios similares a los actuales.
La situación ha mejorado, sin lugar a dudas por el cambio de política agropecuaria, en un plano de mayor amistad con el libre comercio.
El impacto de la nueva política ha traído oxígeno a la actividad. En el caso del trigo y el maíz, el precio se ha elevado cerca de un 40% desde su implementación a mediados de diciembre. Así, la actividad cerealera ha mejorado sustancialmente frente a la de la soja. Con esto, se abre un panorama sumamente alentador en términos de rotación agrícola.
Lo dicho no descalifica la mejoría en la industria sojera. Con un nivel de $ 2.900.-/3.000.- por tonelada, la soja ha logrado consolidar una rentabilidad aceptable, fundamentalmente para los agricultores más cercanos a los puertos. Queda por resolver -a tambor batiente- la cuestión del flete. La matriz de transporte está sujeta a la dependencia del camión, algo inadmisible considerando las distancias a cubrir. El plan Belgrano debe tener en primer lugar este problema.
Vale destacar que el precio de la soja puede considerarse conveniente ya que el FAS de la soja establecido por el Ministerio de Agroindustria se aproxima a $ 2.800.-
Es de resaltar el papel preponderante que realiza la actividad oleaginosa-y en menor medida, la de cereales- en el mercado de cambios, ahora libre.
La Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), entidades hacen a un tercio de las exportaciones argentinas, anunciaron que en la última semana comprendida entre el 21/12 y el 23/12 de este año, el sector liquidó la suma de 756,30 millones de dólares. No es poca cosa… ¿no?
Gran parte de las divisas se han liquidado con antelación a la exportación. En el caso del complejo oleaginoso, tal anticipación se acerca a 90 días.