Nadando, a veces, en las aguas del escepticismo y, otras, en las del optimismo, los productores deben avanzar con el plan de siembras.
En buena parte, este plan, ha sido reformulado recientemente por el cambio de panorama que, desde el 25 de octubre pasado, el maíz ha pasado a tener.
Antes de tal fecha, se calculaba una reducción de más o menos 1,70 millones de hectáreas. Y ahora se estima que la baja será de 1 millón de hectáreas.
Volviendo al escepticismo y optimismo imperantes, se puede decir que el mundo exterior no permite albergar un ánimo positivo frente a la abundancia de la cosecha de soja y maíz de EE.UU.
La extraordinaria oferta global de soja, el ágil avance de la siembra en Brasil, la acentuada tendencia del super-dólar (con visos de continuar), más la debilidad del precio del petróleo (ha bajado a USD 40,70 el barril) son elementos fuertemente negativos en la formación de precios internacionales.
Está claro que los fundamentos para el corto plazo no ayudan a sostener y, menos aún, a elevar los precios internacionales.
Sin embargo, no está todo dicho. Es que todavía no se puede asegurar la cuantía de la próxima cosecha de América del Sur que representa cerca de 55% del total mundial.
En definitiva, no se sabe con certeza cómo actuará El Niño en los próximos meses y cómo dejará los pisos al momento de la recolección. Ya hubo, por ejemplo, casos de inundaciones y de caída de piedra en algunos lotes de la pampa húmeda.
Así las cosas, una mirada hacia el futuro próximo nos brinda un cuadro, en términos de precios, entre neutral y bajista.
Una imparcial visión interna da a lugar a un moderado optimismo en vista de lo que han expresado últimamente los candidatos presidenciales.
El caso de Macri es más categórico lo que da mayor fuerza a tal optimismo, dada las posibilidades de que éste sea finalmente el ganador en el ballotage.
No es casual que los precios internos en los últimos días se hayan comportado de forma inversa a los de Chicago. Los de la soja, por ejemplo, están manteniendo una tendencia opuesta a las referencias externas. El firme interés de los compradores, por la necesidad de las fábricas con stocks muy ajustados, más el cambio de expectativas (en términos cambiarios) alimenta el cuadro positivo.
Con relación al maíz, la posibilidad –casi cierta- de una sustancial reducción en los derechos de exportación más la eliminación de los ROE´s permite esperar precios FAS con un alto grado de equivalencia con los de Chicago, posición mayo.
De tal forma, los precios del maíz dependerán de forma estrecha con la paridad del dólar que, seguramente, su ubicará bastante arriba del nivel actual.
Pensar hoy –para mediados de diciembre- en un dólar con un nivel mínimo de $12 no resulta un disparate.
En cuanto a la soja, como no está sometida a los ROE´s y como, además, la reducción de los derechos de exportación sería muy reducida, no deberíamos aguardar una mejora sustancial. La mejora vendría de la mano de la nueva paridad del dólar.