Desde la medianoche, el panorama ha cambiado radicalmente. Dos noticias son fundamentales.
En primar lugar, ahora, hay ballotage.
Y si bien, Scioli es el que salió primero, quien luce como ganador de la jornada es Macri.
En segundo lugar, con el 37% del electorado nacional, la provincia de Buenos Aires tiene ahora un nuevo gobernador. A partir del 10 de diciembre quien la conducirá será María Eugenia Vidal, graduada en Ciencia Política de la UCA (Universidad Católica Argentina), fue Ministra de Desarrollo Social de la Ciudad de Buenos Aires y actualmente ocupa el cargo de Vicejefe de Gobierno de la misma ciudad.
Se suma a ello, el aumento de poder de su partido en la Legislatura de la provincia.
Ambas noticias son más que alentadoras para el sector agropecuario. ¿Por qué? Pues porque, aún ganando Scioli, la guerra contra el campo entraría en su etapa final. De hecho, seguramente iremos viendo la agonía desde ahora.
Obviamente, si quien se queda con la presidencia es, finalmente, Macri, la posibilidad de mejora en el ambiente negocios es mucho más elevada todavía.
Si se cumple el escenario de “Macri Presidente”, éste debería cumplir la promesa de abolir el cepo cambiario en diciembre con el propósito de volver a un tipo de cambio único. Probablemente, no se haga tan rápidamente como lo hablado en la campaña.
El desafío que deberá afrontar es grande porque corre el riesgo de abrir las puertas para una demanda de dólares “pisada” a lo largo de varios años, en un contexto donde todos saben que las reservas son escasas. La clave acá será la credibilidad que logre despertar, obviamente, a través de un plan global.
Al permitir un cambio único se verificaría una devaluación de peso oficial. Es posible que el dólar pase de algo más de $9,50 a un nivel próximo a $13-$15.-
El plan contemplaría una disminución gradual de la emisión monetaria y, por ende, de la tasa de inflación, una reformulación tributaria más progresiva, una reestructuración de los subsidios y un programa de inversión en infraestructura y obra pública donde el aporte financiero sólo sería realizado por el Estado en un 50% y la otra mitad, por el sector privado.
Con credibilidad es posible que gran parte de los dólares del colchón se incorporen al mercado y de esta forma éste se tranquilice. Y así el tipo de cambio único se mantenga en torno a $13.
En el plano de las promesas hay una que está en la memoria de todos los productores: la eliminación de todos los derechos de exportación en la actividad agropecuaria con la excepción del complejo de la soja. Acá, el compromiso es de una reducción de 5 puntos por año y un trato diferencial en el noroeste.
En vista de la considerable retención de granos es factible que el impacto de la eliminación del cepo no sea considerable. Es que la mercadería todavía sin vender podría llegar a una suma de 15 mil millones de dólares.
Es posible que, para acelerar el proceso, se implemente alguna reducción, aunque sea por un período breve, de los derechos de exportación sobre la soja a fin de acelerar la comercialización durante diciembre/febrero. Además, la eliminación de los ROEs colaborarían mucho.
Al anular las restricciones al comercio, la exportación (y posteriormente) la producción se agilizaría. No sólo para los cereales sino, también, para la carne vacuna.
Si no se cumple el escenario de Macri Presidente. El panorama, si bien diferente, no lo sería tanto. Es que el ala dura (kirchnerista) quedaría con menor margen. Así, la libertad de acción de Scioli se incrementaría.