El gobierno de Cristina Kirchner aprobó en líneas generales el plan de gobierno que anunció anteayer el candidato presidencial del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, aunque persiste la desconfianza hacia el mandatario bonaerense. La Presidenta intentaría auditarlo desde el Congreso y convertir al ministro de Economía, Axel Kicillof, en el futuro presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados.
En el Senado, esa comisión podría seguir en manos del ex jefe de Gabinete
Juan Manuel Abal Medina. "Kicillof sería el hombre de Cristina. Tanto si Scioli
es presidente como si lo es Mauricio Macri, de Cambiemos", dijo a LA NACION un
alto funcionario.
En la Casa Rosada y en el Palacio de Hacienda calificaron las propuestas de Scioli de "muy buenas y de acuerdo con los principios y conceptos del modelo económico". Sin embargo, un funcionario advirtió que "el problema es que Scioli no enamora" en las filas del kircherismo duro y de La Cámpora.
El punto más criticado en Balcarce 50 fue la presencia en el acto del teatro
Ópera de Eduardo Buzzi, ex presidente de la Federación Agraria en la época en
que Cristina Kirchner enfrentó la "crisis del campo" de 2008.
En ese conflicto, Buzzi fue el dirigente de la Mesa de Enlace más crítico de la Presidenta. Y hasta hace dos meses militaba en el Frente Renovador de Sergio Massa, como precandidato a gobernador de Santa Fe, donde fue derrotado.
"La presencia de Buzzi cayó mal y particularmente no gustaron los guiños de
Scioli al campo", confió a LA NACION un allegado a la Presidenta. El gobernador
sugirió una rebaja en las retenciones al agro cuando exclamó: "Les digo a los
emprendedores, láncense a sembrar, a producir, que yo les garantizo cada vez
mayor rentabilidad".
Las retenciones son intocables para Cristina Kirchner. Luego del acto Scioli fue a saludar a Buzzi, un eterno adversario de la Casa Rosada.
Pero en el Gobierno rescataron que el candidato refrendó todos los pilares del modelo económico y no apareció rupturista, al menos en el discurso. Muy cerca de Kicillof aseguraron que "todos los anuncios fueron largamente conversados entre Scioli y el ministro" y que el propósito de bajar la inflación a un dígito, sin ajuste, "es el mismo objetivo que el del Gobierno".
También celebraron que el candidato parafraseara a Kicillof al proclamar "un mundo libre de (fondos) buitres" y dijeron que la intención de pagarles al 100% de los acreedores "pero en condiciones justas, legales, equitativas y sustentables" es lo mismo que pregona el titular de Hacienda. "Estamos en la misma línea", dijo un vocero del ministro.
La promesa de traer inversiones a la Argentina por 30.000 millones de dólares anuales durante cuatro años también fue considerada "excelente" por el equipo de Kicillof. Aunque saben que es de difícil cumplimiento.
Otra cosa será el kirchnerismo cuando deje el poder. Intentarán que Kicillof y Abal Medina sean dos protagonistas clave en el control presupuestario en el futuro ejercicio, sea Scioli, Macri o Massa el presidente.
Desde las comisiones de Presupuesto de Diputados y del Senado tendrán la llave para controlar la agenda y los tiempos de todos los proyectos que impliquen reformas al presupuesto 2016. "Todo debería pasar por ellos", dicen en Balcarce 50.
Para ello, Cristina pretende imponer el número de bancas de incondicionales que retendría luego del recambio de gobierno.
El proyecto de ley de Presupuesto 2016 tiene una previsión de gastos e ingresos demasiado optimista. La oposición estima que en la realidad los gastos serán mucho mayores y los ingresos menores. Ello implicaría un ajuste y el kirchnerismo quiere guardarse la llave para cualquier cambio, reducción o aumento de partidas.
Por ello aún se mantiene latente la idea de que luego del 25 de octubre, si gana un opositor, el kirchnerismo podría modificar o derogar la ley de superpoderes, de emergencia económica o el impuesto al cheque, claves para el manejo de los gastos y los recursos.