El norte del país se ha convertido en los últimos años en una zona referente
en la ganadería argentina, sumando tecnología para poder seguir eficientizando
la producción de carne.
Pero uno de los problemas que está complicando a la actividad es la
garrapata, conocida entre los veterinarios como “garrapata común del ganado
vacuno”, una plaga que afecta a casi 10 millones de cabezas en 11 provincias del
país.
La garrapata se sitúa sobre la piel del animal y se alimenta de la sangre y
otros fluidos, según explicó Sebastián Crudeli, médico veterinario y asesor
técnico en la zona del NEA del laboratorio Biogénesis Bagó. “Con una población
media de 50 garrapatas por animal, los bovinos pierdan alrededor de 50 litros de
sangre por año”, grafica el experto y especifica que cada parásito consume 40
mililítros de sangre por ciclo.
Ante este escenario, Crudeli indicó que se pierden entre U$S 200 y U$S 250
millones a nivel país, cada año, debido a la menor productividad de carne, la
menor conversión de alimento en carne y los índices de preñez y reproductivos
más bajos.
“Las garrapatas pueden transmitir patógenos que pueden conducir a
enfermedades agudas, crónicas e incluso provocar la muerte, debilitamiento y
anemias, al consumir grandes cantidades de sangre”, analizó el especialista
sobre los síntomas más importantes.
Crudeli informó que este flagelo incluye normalmente tres ataques marcados
durante el año: las garrapatas se hacen presentes en agosto/septiembre, luego en
enero y, finalmente, en marzo/abril.
“En promedio, la garrapatas están 22 días en los animales. Luego, caen al
suelo y ponen cerca de 3.000 huevos. Después de un período de incubación, nacen
las larvas, que son los que van a subirse nuevamente al vacuno”, explicó. “Esto
provoca que tengamos máyor cantidad de garrapatas en marzo/abril, pero hay todo
el año”.
Las garrapatas le absorven al animal 50 litros de sangre por año.
Ante este grave panorama, esta semana se lanzó desde Corrientes el Programa
Estratégico para el Control de la Garrapata (PEGA), impulsado por el
laboratorio, que apunta a bajar la carga de garrapatas en campos y animales,
evitando la aparición de resistencia a principios activos.
“Hay que armar tratamientos estratégicos para disminiur la garrapata, con un protocolo de trabajo”, recomendó el veterinario.