Los memoriosos de más de 50 años seguro lo recuerdan. En los tiempos previos al Mundial de fútbol de 1978, que se jugó en la Argentina, se dio un curioso debate, entre el más popular relator de fútbol de entonces, José María Muñoz, y un muy popular personaje de historieta: Clemente.
El dibujito, creación genial de Caloi, alentaba a la tribuna: "Tiren papelitos, muchachos". Muñoz estaba en contra de esa práctica y alentaba a no hacerlo. El debate se dio también durante el Mundial. Claramente, fue Clemente el ganador.
Cristina Kirchner ha decidido dejar un "país empapelado" a su sucesor. La cantidad de billetes emitidos para financiar el enorme déficit fiscal, que insólitamente convive con una recaudación récord, recuerda las lluvias de papelitos que caían de las tribunas cuando jugaba la selección argentina.
Desde que Néstor Kirchner llegó al poder en 2003, la cantidad de billetes en circulación aumentó 9 veces y media. Pero la de billetes de $ 100 se multiplicó por 25.
La mayor parte de este lanzamiento de papelitos es obra de Cristina Kirchner, que por cierto ha gobernado mucho más tiempo que su marido. Cuando asumió su primer mandato, en diciembre de 2007, la cantidad de billetes se había más que duplicado, con un incremento del 150%. En agosto pasado, según informes del Banco Central, la cantidad de billetes en circulación había aumentado casi 320% respecto del momento de la asunción de la Presidenta. Es decir, más de cuatro veces.
El récord sigue en el papel de $ 100, con el rostro de Julio Argentino Roca o el de Eva Duarte de Perón. En mayo de 2003 había 254,2 millones de unidades. En diciembre de 2007 eran poco más del doble, 582,3 millones. Para agosto la cifra se había multiplicado casi por 5,6 respecto de cuando asumió Cristina Kirchner.
Desde que la Presidenta se hizo cargo de su primer mandato, la cantidad de unidades del máximo valor en circulación aumentó en 3246,4 millones. Como para hacer una cadena de papelitos que desde la Tierra alcance la Luna y casi llene el camino de regreso. O que complete casi 13 veces la vuelta al planeta a la altura del Ecuador.
Son los signos de que tal política está agotada y es peligrosa en un contexto de altísima presión impositiva, sobrevaluación cambiaria, inflación y déficit fiscal. Para el único que no es así es para el Gobierno, que insiste en preparar su retirada y también lo que parece ser un intento de dejar la presidencia, pero no el poder.
El viernes pasado, Cristina Kirchner modificó el presupuesto vigente para agregar gastos, la mayoría de ellos sin financiación, y profundizar así el déficit fiscal, cuya única fuente de financiamiento es la emisión monetaria. Es una bomba de tiempo para el sucesor, quien quiera que sea. Las presiones devaluatorias e inflacionarias sólo pueden aumentar. Pero como en la discusión entre Clemente y Muñoz, la Presidenta insiste con el "tiren papelitos".
Los problemas prácticos son evidentes. La Casa de Moneda ya ni con sus máquinas propias y las de la ex Ciccone puede cubrir las necesidades de impresión. El Gobierno que pregona la "soberanía energética" importa gas como nunca. Y mientras habla de la soberanía económica debe, como ocurrió en diciembre de 2010, mandar a imprimir su moneda al extranjero.
Los bancos dicen que cada vez son más frecuentes las averías en los cajeros automáticos, ya que son sobreutilizados por la demanda de efectivo. El problema es que no hay cajeros nacionales, son todos importados y por ello temen por la obtención de repuestos. Más operaciones por día con más cantidad de billetes extraídos hacen que los límites del uso de las máquinas se alcancen rápidamente.
Para los grandes comercios, como hipermercados y centros de compras, el problema logístico es enorme. Deben pedir, sobre todo los fines de semana, más camiones de caudales y pagar por la custodia de los valores hasta el lunes. El costo aumenta y aumenta. Entonces muchos ofrecen descuentos por pagos con tarjeta de crédito, para limitar el costo del traslado y custodia de caudales, que es mayor que la comisión que pagan por las operaciones con plásticos.
Clemente nació en 1973 como personaje secundario de la tira Bartolo el Maquinista, hasta que se quedó con el protagonismo exclusivo y excluyente. Apareció hasta 2012, año en que falleció Caloi. Hoy podría protagonizar De la Tierra a la Luna en una versión más audaz que la de Julio Verne llevada al cine por Georges Méliès: caminando sobre billetes de $ 100. Cristina lo hizo posible.