Con la volatilidad como característica principal de todos los mercados y especialmente en las bolsas accionarias y en el petróleo, las subas y bajas fueron partícipes también en los mercados agrícolas internacionales. Pero cabe destacar, que las fluctuaciones de precios fueron más abruptas en mercados como el petróleo, las acciones y los bonos, que las ocurridas en los mercados que comercializan comodities agropecuarios. El “oro negro” –bastante devaluado- sufrió subas de 25% en 3 días y bajas de un 8% en tan sólo una jornada.

Con las acciones ocurrió algo similar, con vaivenes de entre un 5% hasta un 7% por día. Pero con los comodities del campo no ocurrió lo mismo. Las subas fueron tenues en los días que todo subía y que existía cierto optimismo de los inversores del mundo. Y las bajas se profundizaron aquellas jornadas en donde “todo el orbe” era vendedor de lo que sea.

Y esto no ocurre porque no existan inversores especulando con ganar algo de dinero en los mercados agropecuarios, sino pasa porque estamos inmersos en una realidad difícil de ser modificada por algún factor clave. Por estos días comienza la zafra norteamericana, con estimaciones de volúmenes de producción interesantes para el trigo, el maíz y la soja. De confirmarse estos guarismos de producción, la oferta y recomposición de stocks será importante.

Tenemos que prestar atención que indica el Informe Mensual de Oferta y Demanda Mundial que emitirá el USDA norteamericano el próximo 9 de septiembre. Allí veremos las cifras que sí influirán frontalmente en la conformación de los valores de los granos. En lo que respecta a Sudamérica, las expectativas de siembra para Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay son muy buenas. Se espera que aumenten las hectáreas dedicadas a los diversos cultivos, en especial las que son sembradas con soja.

En Argentina todavía existe incertidumbre sobre qué harán los productores. Ya hemos comentado que el trigo está pasando “sin penas ni gloria”, pudiéndose obtener en diciembre próximo una cosecha de apenas 9 millones de toneladas. Pero estamos en plena época de siembra de los granos denominados de la cosecha gruesa y todavía muchos chacareros no han decidido cuantas hectáreas sembraran y de que producto.

“Con el maíz los números no cierran. Habrá que hacer soja de nuevo” comentaba un técnico agrario bonaerense luego de hacer los cálculos para la próxima campaña. Y de esta forma podemos llegar a encontrarnos con otro año donde disminuya la siembra de maíz, sorgo y girasol, y aumente el área dedicada a la soja.

Con este escenario, la oferta mundial no presentaría inconvenientes para los próximos 6 a 9 meses.

Y por el lado de la demanda, nos encontramos con serios inconvenientes de mantenimiento o aumento del consumo. El sudeste asiático con China a la cabeza, se encuentra aletargado a la espera de que la situación económico financiera cambie. No se espera que la demanda asiática se modifique de aquí al fin de año, siendo esto una mala noticia para las posibilidades de que aumenten los valores de los granos. En tanto en Europa la situación no es tan extrema pero se vislumbra una menor demanda de productos agropecuarios importados. Esto también está ocurriendo por los inconvenientes que viene generando China y sus devaluaciones e intervenciones en los mercados bursátiles. Esto genera zozobra a nivel internacional. Y cuando ocurren estos hechos, los países que habitualmente importan se repliegan a la espera de mejores momentos.

La gran incógnita que se presenta ahora es que ocurrirá con los precios a partir de que comience a pleno la cosecha de los EEUU.

Y para la respuesta deberemos esperar tan solo algunas semanas.

Por Alejandro Ramírez - Analista Agropecuario
Fuente: De todo un poco Agro