Las políticas fiscal y monetaria no hacen sino acrecentar los desequilibrios, ya que sólo consiguen aumentar las brechas cambiarias sin modificar la actividad económica.

¿Se nos cae el mundo?

Los precios internacionales han cambiado para mal, en lo que hace a su impacto sobre nuestras exportaciones. Una simple revisión de los valores FOB de las principales commodities de exportación agraria, al 21 de agosto pasado, revela que los valores percibidos por el complejo soja cayeron 23,8; 26,8 y 21,8% interanual, para el poroto, la harina y el aceite, respectivamente. El aceite de girasol bajó 15,1% y el trigo, que sufre restricciones cuantitativas, tiene un valor casi congelado 26,5% inferior al del año pasado. El maíz tiene una caída del 10,6%, porque es el producto escaso, a raíz de la menor siembra de los farmers americanos (ya en abril pasado, la merma era de un 12%).

La liquidación de divisas comerciales por CIARA – CEC (cerealeras y aceiteras) cayó 16,4%, acumulado anual, al 14 de agosto. No es poca cosa: significa en promedio unos MU$S 372 por mes. Por eso, se tardó demasiado en ampliar los cupos de ventas para importaciones automotrices y electrónicas y ello sigue impactando en el nivel de actividad industrial.

Lo único que nos favorece es que los precios del petróleo no se modificarían sustantivamente (la baja estimada interanual – al 14/8- es del 56,7%). Por ende, la Balanza Comercial de combustibles, en nuestro país, tiene un resultado menos negativo.

La actividad económica local

Analizaremos los tres principales indicadores que estima el Estudio de O.J. Ferreres.

- El Índice de Actividad creció en julio apenas el 0,4% interanual, pero desestacionalizado, cayó 1,6%, porque ya pasó el efecto benéfico del ingreso de las cosechas locales de soja y maíz. Acumula -en los primeros siete meses del año- una mejora del 0,3%. Una simple observación del IGA, revela que desde marzo de 2013 (casualmente coincide con el inicio en la declinación de los precios mundiales de las commodities) el nivel de actividad ha caído 2,1% en 28 meses. Quiere decir que ni siquiera la recuperación de la Construcción, el sorprendente rendimiento de la soja y el maíz y el excelente negocio que sigue efectuando la intermediación financiera, han logrado un repunte de la actividad. Descompuesto el indicador, en 6 de los principales indicadores sectoriales, para los siete primeros meses, tenemos subas del 6,5; 5,1 y 1,6% en Agricultura, Construcción y Minería y caídas del 0,6; 3,1 y 6,1% en la Industria, el Transporte y la Intermediación Financiera.

- El Indicador Industrial que, como se dijo, acumula una merma del 0,6% en los primeros siete meses, revela una mejora del 0,4% en julio (alimentos empuja con el 3,1%, tal vez por el aguinaldo). Llama la atención que el IPI -en los últimos cinco años- tiene un índice medio relativamente estable (estancamiento) en un valor similar al Índice de Julio. Se repite aquí lo analizado para el caso de la actividad en general. Los sectores vinculados a la Construcción consiguen mejorar el indicador, pero el sector Automotriz sigue impulsando Maquinarias y equipo a la baja (6,8% en julio y 7,3% i.a., para siete meses). El campo no ayuda, porque sólo tiene incertidumbre y quebrantos.

- La Inversión Bruta habría crecido en 3,6% en junio y a la misma tasa en el 2do. Trimestre. La Construcción mejoró en mayo y en los primeros seis meses. El crítico rubro de Maquinarias y Equipos mejoró 2,7% en junio i.a. y registra una suba de apenas el 1,7% en el 1er. Semestre, que se explica básicamente porque hubo cierto alivio en la provisión de divisas. Así, los Bienes de Capital importados subieron 9% en junio i.a., mientras que los de origen nacional cayeron 4,1 %.

En una palabra, no se han corregido los problemas de escasez de divisas comerciales que vienen desde afuera y se agravan por la política cambiaria. Nadie espera que tengamos fundamentos reactivadores. Lo de Brasil parece ser difícilmente reversible y queda por examinar lo que podría ocurrir con la devaluación del yuan y la -ahora más dudosa- suba de la tasa de referencia de la FED. La actividad económica, considerando la expansión fiscal y monetaria y el impacto de las mejoras salariales paritarias y la percepción del aguinaldo, no ha repuntado como se esperaba, desde el enfoque “ideológico” del oficialismo. La escapada del dólar podría perjudicar a la construcción y, en el agro, caerían tanto el área sembrada como el monto de capital de trabajo involucrado (amén del pago de alquileres, donde el porcentaje de contado se redujo drásticamente).

La situación fiscal

Hacienda publicó sus estimaciones de Caja para Junio y el 2do. Trimestre. Llama la atención el despropósito de los incrementos de gasto, no sólo en la variación interanual sino también si uno compara el 2do con el 1er Trimestre de 2015 (se podrían esperar subas del 7 al 8%, por la inflación trimestral, pero la expansión observada supera toda previsión).

Daremos unos pocos indicadores:

- El Resultado Financiero para el T-II es negativo por M$ 49385; cifra que supera en un 225% al del trimestre anterior, de 2015. Dicho resultado de Hacienda no considera las Transferencias del Central y la ANSES, entre otros, al Tesoro, por M$ 38525 (116,8% superior a las del T-I). Con este agregado, se llega a un desequilibrio, bien medido, que equivale al 8,6% del PBI anualizado (fue de 3,7 % en el T-I).

- Por su parte, si uno deduce a los Ingresos Corrientes Totales, los que provienen de dichas transferencias, se llega a que el desequilibrio financiero de la caja, es del 16,1% de los Ingresos genuinos. Agregándole las Rentas de la Propiedad, alcanza al 29,3%; de donde se deduce que 3 de cada 10 pesos gastados no tiene respaldo genuino.

- El Resultado Primario del T-II (negativo) es 11,2 veces el del T-I, pese a que los Ingresos tributarios crecieron 69,9% (ingreso de cosecha y pagos anuales de Ganancias) en tanto los de la Seguridad Social lo hicieron al 33%.

- Los aumentos en los gastos mueven al asombro (comparación entre dos trimestres, segundo vs el primero, entre los cuales hasta un 8% se justificarían por inflación): el Corriente creció 71,8%, Remuneraciones y Bienes y Servicios aumentaron 43,2 y 44,0% (los sueldos pueden comprenderse por el medio aguinaldo, pero Bienes…). Las Transferencias al sector privado subieron 69,9% (aún con menores impo de combustibles) y el déficit de la Empresas Públicas creció 36,1% (¡en tres meses!). Un atenuante consiste en que se pagó un 153% más por servicios de deuda. Pero, los gastos de Capital y las transferencias con ese destino a Provincias y CABA, se multiplicaron por 2,134 y 2,485 veces. ¡No se puede creer!

Como se ve, la cuestión fiscal obligará a sucesivos ajustes presupuestarios, principalmente cuando llegue la hora de pagar los BODEN 2015, en el próximo mes de octubre. Tendrán que cambiar la Ley, porque no será suficiente con las reasignaciones de partidas autorizadas por la Emergencia Económica o interpretar subjetivamente los “super- poderes”.

¿Y la moneda?

La Base Monetaria se expandió 15,2 en lo que va del año (al 14/8). La asistencia al Tesoro, supera los M$ 69947 y justifica por sí sola el 99,8% de la expansión de Base. No es casual que en el último mes (al 14 de agosto) los dólares no oficiales hayan experimentado subas del 4.4 y del 1,4%; para el blue y el Contado con liqui, respectivamente. El implícito en la Bolsa cayó 4%, mientras el Merval lo hacía al 10,2%.

Para dar una idea de adónde va la plata, en lo que va del año, los Depósitos Privados crecieron 20,8%; es decir por encima de la Base. Pero los Préstamos a dicho sector lo hicieron al 14,4%. Esos más de 6 puntos de diferencia, seguramente fueron absorbidos por las ya permanentes y recurrentes colocaciones de Títulos Públicos en pesos. Para rematar, las variaciones interanuales de Depósitos y Préstamos privados son de 39,1 y 30,3%, respectivamente. Una vez más, plata (9 puntos de diferencia) que no va a préstamos privados y que es absorbida por el Estado. Las empresas pagan caro el crowding-out: los Adelantos en cuenta corriente crecieron 29,1% en lo que va de 2015 (casi el doble de la expansión de Base).

Síntesis

Lo que viene de afuera, salvo por el menor costo de importar combustibles es claramente negativo. Brasil sigue incierto y “parado, mirando para abajo”. China y los emergentes están devaluando. La soja a futuro es más barata que la disponible. La actividad económica no repunta, por más que haya una mejor cosecha y la Construcción mejore. Las políticas expansivas (fiscal y monetaria) no hacen sino acrecentar los desequilibrios, ya que sólo consiguen aumentar las brechas cambiarias, sin mover a la actividad económica.

Fuente: Años de Campo