La adquisición de Monsanto fue como un pellizco para poner a muchos en movimiento. Hace un par de años, la multinacional pagó US$ 930 millones por Climate Corporation, una compañía de análisis de datos para aumentar los rendimientos en base a predicciones del tiempo. El objetivo manifiesto fue llevar la agricultura al siguiente nivel.

Fue un momento simbólico. Pero hubo que esperar un tiempo para demostrar que las tierras locales también eran aptas para los proyectos que asociaran la tecnología con el campo. El ecosistema emprendedor comienza a tomar en serio las oportunidades. Parece obvio: el expertise en materia agropecuaria, un negocio tradicional que avanza en la creación de valor y en la implementación de nuevas soluciones, se cruzaría en algún punto del tiempo con la cultura entrepreneur, consolidada en el último par de años.

La exposición de la Sociedad Rural Argentina fue el marco de un encuentro organizado por la Fundación Argentina Emprendedora, presidida por Andy Freire, en el que se reunieron en un panel representantes de ambos universos y de la academia. La propuesta fue reflexionar sobre un hecho curioso: por qué surgen, en proporción, pocos emprendimientos de alto impacto vinculados al agro, el sector económico más importante del país. Así se abordó una oportunidad "subaprovechada", que aún puede revertirse.

Para Freire, los prejuicios alejaron hasta ahora a los distintos actores. "Por un lado, de parte de los emprendedores de reducir al campo a un grano (o "yuyito"), y por parte de la gente del campo de pensar que lo que hacemos los emprendedores de tecnología es jugar con Internet y que eso no tiene impacto en la economía." Pero hay sobrados ejemplos de la importancia de reconciliarse.

Freire cita el caso del café: aunque los mayores productores de café verde en el mundo son Brasil, Vietnam o Colombia. Suiza es uno de los destinos donde le agregan valor y se vuelve a exportar. Aun sin ser de los mayores vendedores, ese país donde el clima hace imposible el cultivo es el que más gana por grano comercializado. ¿Por qué?, se pregunta Freire. La respuesta está en la innovación, que dio origen al café en cápsulas. De allí la importancia de unir al entrepreneurship y la actividad agropecuaria.

"El productor es, por definición, un emprendedor", dijo a LA NACION Carlos Di Bella, director del Instituto de Clima y Agua del INTA. El experto contextualizó en un momento de cambio de paradigmas la necesidad de propuestas novedosas que resuelvan nuevos desafíos. "La agricultura está bastante tecnificada en el país, pero también hay un mercado potencial muy grande. Vamos hacia un mundo agropecuario de datos en grandes volúmenes, y poder manejarlos y que eso llegue a la producción depende de que los usuarios conozcan las herramientas, pero también que vean un beneficio económico al usarlas." Justamente, agregó Di Bella, eso es lo más relevante cuando los números son ajustados. Según expuso hay espacio para trabajar en la eficiencia del riego, y para expandir la agricultura de precisión, hoy practicada en un 60% del área cosechada. "Lo que viene son los ecosistemas digitales: sensores para medir la hoja, el fruto, el consumo de la hacienda, para todo, y convertirlo en información útil", precisó. El especialista del INTA creó Sepa Móvil, una app mobile elegida la mejor del agro en 2014 que integra en tiempo real variables del ambiente y suelo, en una posición geográfica.

Roberto Feeney, director de investigaciones del Centro de Agronegocios de la Universidad Austral, destacó la demanda de alimentos como principal potencial del agro-emprendedorismo. En 2030, estimó, unas 1000 millones de personas, sólo en Asia, importarán sus alimentos a diario. A nivel local resaltó el retroceso de la competitividad en distintos productos, lo que junto a lo dicho anteriormente da lugar a la innovación emprendedora, tanto en eficiencia y productividad como en logística o procesos.

En La Rural, la exposición de casos como Bild, un "alimentador automático" para cerdas en gestación, y Appgro, una plataforma para digitalizar información, dieron cuenta del vasto espacio para las ideas que existe en la especificidad de cada área. Tanto es así que la joven empresa Agropoints y la Universidad Blas Pascal avanzan en la creación de una incubadora específica del sector.

En el ámbito maker, el campo es un tema. Neti, un laboratorio de innovación, organizó hace unos meses una jornada en la localidad bonaerense de Rivadavia, Los equipos multidisciplinarios, contó la cofundadora de la iniciativa, Mara Provenzano, crearon prototipos entre los que se destacaron una jabalina inteligente que permite medir las condiciones del cereal transportado en camiones y un sistema para monitorear silobolsas accesible a través de smartphones. Ejemplos de que sólo hace falta empezar.

3%

anual

Es el ritmo de expansión de la demanda global de alimentos en los próximos años, una oportunidad para la innovación local

Casos que ya son éxitos

Nuevas ideas empiezan a concretar un gran potencial

lAUrA lUkAsik

CEO y Cofundadora de S4

Empezó en 2010 como una consultora y hoy es una tecnológica que ofrece a proveedores de servicios un sistema georreferencial de big data para el seguimiento de campos y cultivos

pATriCio bACiGAlUpo

Creador de Agropoints

Es un sitio de e-commerce agro creado en 2012 por cordobeses que hoy trabajan en una plataforma de pago con granos, una suerte de bitcoin del campo

MArtíN GArCíA DUTriEz

Director de Appgro

Es una plataforma que centraliza información al digitalizar las anotaciones que se hacían en pleno campo. Ahora avanza en una herramienta de colaboración

eddie Rodríguez von der Becke

Fundador de tambero.com

El software para ganado lechero, engorde y agricultura, con versión mobile, es una herramienta global, disponible en 20 idiomas.