Tras 19 largas horas de recuento de votos, las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) celebradas anteayer arrojaron finalmente su veredicto: Daniel Scioli, el candidato presidencial del Frente para la Victoria (FPV), estiró a ocho puntos y medio su ventaja respecto del frente Cambiemos, encarnado en su más inmediato rival de la oposición, Mauricio Macri. Sin embargo, Scioli no pudo perforar el umbral del 40 por ciento de los votos -obtuvo el 38,4%-, por lo que, si se cristalizan estas cifras en las elecciones generales de octubre, el futuro presidente se definirá en ballottage.
Como reacción inicial ante estos resultados (aún provisorios), los dos principales candidatos opositores, Macri y Sergio Massa, del frente UNA, aceptaron discutir una agenda programática de cara a las elecciones de octubre para enfrentar al oficialismo. Las elecciones primarias ubicaron a Massa en el tercer puesto, con el 20% de los votos, muy lejos de Scioli y a diez puntos de distancia del frente Cambiemos, que reunió el 30% de los sufragios.
"Ahora el objetivo es ganar en primera vuelta. Más de seis de diez argentinos se han manifestado a favor de un cambio", insistió ayer Macri.
Sin embargo, le resultará difícil remontar la cuesta; como candidato individual, Macri cosechó un magro 24,3% de los votos y su frente electoral se impuso en sólo dos distritos: la Capital y Mendoza. Si bien está urgido de ampliar su base electoral, ayer le bajó las expectativas a un eventual pacto electoral con Massa de cara a octubre. Dijo que cualquier entendimiento se daría recién en diciembre, si él resultara elegido presidente.
Más enfática fue su socia Elisa Carrió. "Hay dos candidatos (a la presidencia), no tres", resaltó la líder de la Coalición Cívica, desde el principio reacia a un acuerdo con Massa. E insistió en que la disputa presidencial se dirimirá en un "escenario de polarización" con el oficialismo.
Massa, por su parte, está convencido de lo contrario y de que él será un actor clave en los próximos meses. Por eso también le puso paños fríos a un eventual acuerdo opositor. "Podemos acordar políticas de Estado, no amontonarnos", enfatizó, en diálogo con LA NACION.
Todo indica que hasta las elecciones presidenciales tanto Macri como Massa pelearán por reforzar su propio caudal de votos y captar los ajenos. Eso sí: nadie descarta nada en un eventual ballottage. Las conversaciones, aún incipientes, comenzaron, convencidos ambos candidatos de que le será muy difícil a Scioli ganar en la primera vuelta. "Es casi como escalar el Himalaya". exageró Macri.
Sin embargo, en el comando de campaña de Scioli el análisis es muy distinto: creen que es plausible un triunfo en octubre si la oposición permanece atomizada. El candidato del FPV exaltó la diferencia de ocho puntos respecto de Cambiemos y, particularmente, de Macri, a quien individualmente le sacó una ventaja de 14 puntos.
"Si hay una fórmula previsible y confiable, es la nuestra", enfatizó Scioli, quien, acompañado por su candidato a vicepresidente Carlos Zannini, repitió a manera de muletilla: "Nuestra voluntad es sostener lo que haya que sostener, corregir lo que haya que corregir y avanzar en lo que haya que avanzar".
Luces y sombras
A manera de balance, el oficialismo resaltó que el FPV ganó en 20 de los 24 distritos electorales en el país, celebró el aluvión de votos obtenido en el Norte y el triunfo, inesperado, en Santa Fe, un distrito opositor. Aun así, en las primarias de anteayer, el kirchnerismo perdió 3.440.306 votos respecto de la elección presidencial de octubre de 2011, que consagró la reelección de Cristina Kirchner con el 54%. Un dato del que el kirchnerismo duro tomó debida nota.
Para peor, Scioli no pudo perforar el 40% de los votos en su propio distrito, Buenos Aires. A su lado, lo atribuyeron a la feroz disputa entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez por la candidatura kirchnerista a la gobernación.
En el sciolismo se lamentaban de que esta pelea posibilitara que María Eugenia Vidal, de Cambiemos, fuera la candidata individualmente más votada en la provincia; con casi el 30% de los votos, se convirtió en la revelación de las primarias.
Fernández y Domínguez sellaron ayer una tregua. Lo hicieron conscientes de que prolongar la pelea en un distrito clave como el bonaerense no hace otra cosa que horadar las posibilidades de triunfo del kirchnerismo,
"A partir de ahora nos vamos a romper el alma para que la fórmula nacional y provincial del Frente para la Victoria triunfe en las elecciones de octubre", garantizó Domínguez, en una carta.
Luego, el jefe de Gabinete partió hacia Olivos, donde lo recibió la presidenta Cristina Kirchner junto a su candidato a vicegobernador Martín Sabbatella. En la pelea interna, Fernández había recibido el apoyo del kirchnerismo duro, mientras que Domínguez se respaldó en la estructura de los intendentes peronistas y de los gremios. No le alcanzó: tras una pulseada voto a voto, el jefe de Gabinete finalmente le sacó cinco puntos de ventaja.