Cuanto más altos, más millones de dólares se obtienen como resultado del comercio exterior. La última ha sido la mejor década de nuestra historia en este indicador y aunque este año han bajado algo los precios de las materias primas que exportamos, nuestros términos del intercambio aún siguen en el tope de la serie histórica. Qué enorme cantidad de dólares adicionales para el país, alrededor de unos u$s 25.000 millones más que lo habitual en 2014 (y poco menos de US$ 30.000 millones en 2013) y u$s 190.000 millones más que lo normal en 10 años.
Como el mundo ha estado en recesión en los últimos 8 años, con tasas de interés casi cero para tratar de reactivar la producción en los países desarrollados, los precios de los productos que importamos de los países industrializados han disminuido o no han aumentado para tratar de vendernos algo.
Por otro lado, la demanda de alimentos de países como China y otros del sudeste asiático ha crecido significativamente pues muchos millones de personas han salido de la pobreza en esas áreas y esto ha mejorado los precios de los alimentos que nosotros exportamos. También mejoraron nuestros precios, porque se utilizó a los alimentos como combustible (biodiesel, etanol, alcohol) y por las bajas tasas de interés se produjo una demanda especulativa que favoreció el precio de las "commodities".
Fue una combinación muy favorable que nunca se había dado y no es el producto de ninguna gestión de gobierno, sino la consecuencia de circunstancias internacionales. Lo que es gestión del Gobierno es el destino que se le asignó a ese extraordinario excedente de recursos.
Todos los países de América latina han tenido mejoras en los términos del
intercambio: Brasil por la soja y el hierro, Uruguay y la Argentina por la soja,
principalmente, Chile por el cobre, Perú por el oro, Colombia por el petróleo.
En todos los casos se realizaron fuertes inversiones y se obtuvieron créditos a
muy largo plazo a tasas de interés ínfimas para desarrollar la infraestructura y
el sistema productivo. Ha sido una década de inversiones y de desarrollo en casi
todos los países latinoamericanos.
Todos los países de América latina han tenido mejoras en
los términos del intercambio; en todos los casos se realizaron fuertes
inversiones y se obtuvieron créditos a muy largo plazo; en nuestro país se usó
el excedente para distribuirlo, para consumirlo, con poco énfasis en las
inversiones
En nuestro país se usó el excedente para distribuirlo, para consumirlo, con poco énfasis en las inversiones. Tal es así que no se efectuaron inversiones suficientes, por ejemplo, en exploración de petróleo y gas y hemos tenido que utilizar buena parte de los dólares logrados con las exportaciones para comprar cifras crecientes de energía en lugar de invertir en exploración y explotación de petróleo o gas natural. Tampoco hemos tenido acceso al muy barato mercado de crédito internacional de largo plazo pues seguimos en default desde 2002 y además hemos usado las reservas para "desendeudarnos" en la década de la tasa casi cero. Ahora estamos apelando a swaps de China y otros países para apuntalar las pobres reservas y tratar de llegar al 10 de diciembre de alguna manera y entregar el poder al que venga.
Como puede verse, no hay una caída secular de los términos del intercambio, sino que éstos presentan ciclos, que suelen acentuarse por circunstancias internacionales. También a la salida de la segunda Guerra Mundial se produjo un fuerte aumento de nuestros términos de intercambio, por la gran demanda de alimentos, producto de la gran masa de recursos aportados por el Plan Marshall para la reconstrucción de Europa. En esa oportunidad, nuestro gobierno de aquella época creó el IAPI (Instituto Argentino para el Intercambio) y se apropió de la gran diferencia de precios dado que solo pagó una pequeña parte del gran incremento de los precios internacionales de los alimentos a los productores locales. Distribuyó también el excedente de recursos, creándose con esa gran masa de fondos un movimiento político que dura hasta el presente, el peronismo.
Es fundamental usar bien el excedente, básicamente para inversiones y, de esa forma, poder sacar de la pobreza a muchísima gente que hoy sufre esa difícil situación, dado que con inversiones masivas se logra ocupar productiva y formalmente a la mayoría de la población. En China la tasa de inversión es de 45 % y nosotros ahora tenemos 18 % de tasa de inversión sobre el PIB. Por eso casi no crecemos y China crece al el 7% por año. Aún estamos a tiempo para reaccionar y, si bien perdimos el tren de oro y el tren de plata, todavía podemos tomar el tren de madera, que de todas maneras nos llevaría al desarrollo.