El público escuchaba con la misma actitud con que recibió hace un mes al economista Agustín DAttellis, asesor de Kicillof: con un murmullo creciente, sonrisas e ironías ante la mayor parte de sus postulados, que es el modo en que los empresarios han decidido expresarse últimamente en esta clase de foros. "Disculpe, no doy entrevistas de pasillo", se excusó Eduardo Elsztain, dueño de IRSA, cuando LA NACION le preguntó qué le había parecido el discurso.
El ministro conoce de sobra esta atmósfera. "Muchos de los que están acá, lo sospecho, no son kirchneristas, pero hay que saber que esta etapa de continuidad es parte de lo que se ha dado en llamar seguridad jurídica", provocó, y criticó lo que juzga visiones "dogmáticas de los instrumentos". Y aclaró: "Nosotros no miramos por políticas, sino por objetivos: nuestro único objetivo es el crecimiento". Alentó entonces a continuar con lo que llama "proceso de reindustrialización" de la Argentina". "Nosotros sabemos hacerlo. Vinimos a reindustrializar el país y sabemos que es una tarea compleja, especialmente después del estallido nuclear que fueron la primarización y tercerización de los años 90. Estamos convencidos de que ningún país periférico se industrializó con recetas liberales, sino con una fuerte presencia del Estado". Lo escuchaba un sector crítico -Héctor Méndez, Cristiano Rattazzi, José Ignacio de Mendiguren- que viene lamentando una situación que en rigor admite el Indec: la actividad fabril cae hace 22 meses consecutivos.
Pero no hubo preguntas. Porque Kicillof terminó de exponer y, sin probar bocado, se sentó a la mesa con los periodistas. ¿Cree que Scioli, si gana, debe acordar con los holdouts?, preguntó este diario. "Si hay candidatos presidenciales que prometen cancelar la deuda con los buitres, pagarles 20.000 millones de dólares, el margen de diálogo no existe. Nosotros ya les propusimos 300% de aumento y ellos pidieron 1600. Van a tener que caer en la situación en que están. Ya han hecho todo el daño que pudieron. El problema es que el juez está de su lado", contestó.
Desde el atril se había referido a la crisis europea. "Muchos economistas que asesoran a candidatos de la oposición están aplaudiendo el ajuste que el FMI le exige a Grecia. Necesitamos un empresariado comprometido con el crecimiento. Hay empresarios que apoyaron las políticas de los 90 y las de Martínez de Hoz", dijo, y recordó la influencia que el organismo había tenido aquí. "¿Se acuerdan de Anoop Singh, que venía en helicóptero desde Ezeiza?" El recuerdo sobresaltó a Guillermo Nielsen, ex secretario de Finanzas hasta 2005, que escuchaba en una mesa. "No es verdad: Anoop Singh nunca vino en helicóptero", refutó el economista.
Kicillof exhortó a dejar ideologías y atender soluciones. "Con el plan liberal del Estado cero volvemos a la banquina", advirtió, y miró a Juan Chediak, líder de la Cámara Argentina de la Construcción: "Decime, Chediak, si no es verdad que en el último mes crecimos 11 por ciento". La mención le valió después la objeción de Gustavo Weiss, miembro de esa cámara y uno de los pocos que no esquivaron la consulta periodística. "Axel defiende un modelo económico que ha funcionado en muchos aspectos, pero que la mayoría consideramos que necesita ciertos ajustes. Hay que seguir con el modelo heterodoxo, pero el actual requiere de algunos ajustes, como la inflación, el cepo".
Eduardo Eurnekian, dueño de Corporación América y presidente del Cicyp, eligió ser menos específico. "Lo importante es que haya venido y planteado estos temas; después habrá que discutir si tiene o no razón", dijo. ¿Usted qué cree?, se le insistió. "Yo opino que en algunas cosas tiene razón y otras son dubitativas. Hay que discutirlo.".