Habitualmente, el trigo se sembraba porque era un negocio rentable, porque existía transparencia en su mercado, y porque había mucha diversidad de compradores, entre los exportadores y la gran cantidad de molineros que participaban. Además, como se cosecha en diciembre y enero, genera un ingreso de dinero en un momento del año donde se debe comenzar a pagar deudas y compromisos en vísperas a la cosecha de granos gruesos. Lamentablemente, todo lo enunciado, hoy no ocurre. El mercado de trigo es obscuro y supuestamente manejado por los compradores que imponen sus precios dependiendo el negocio que estén haciendo en el momento.
Como el gobierno nacional continúa cuotificando a su gusto las exportaciones del cereal y de las harinas, los compradores de la exportación no tienen inconveniente de conseguir el trigo que necesitan. Es más, habitualmente en los últimos años cuando el gobierno abre algún tonelaje para poder ser exportado, los exportadores ya tienen ese trigo comprado.
Así que no hay competencia ni puja ninguna entre los compradores. Con los molineros ocurre algo similar. Como ven que hay tanto trigo en manos de los productores y que no existen posibilidades de exportarlo, saben que en todo momento tendrán la oferta suficiente para comprar lo que necesiten para la molienda. Por ende, tampoco hay puja entre ellos para comprar, evitándose así cualquier suba en los valores.
Hace unos días el ministro de Economía anunció una nueva ampliación en los
cupos para las exportaciones de trigo de un millón de toneladas y de 100 mil
toneladas para las harinas. Con esta nueva apertura, el volumen total autorizado
para exportar trigo es de 4,7 millones de toneladas.
Fuera de que este tonelaje no alcanza ya que el posible saldo exportable es
mayor, al conocerse esta nueva ampliación, los precios en el mercado interno en
vez de subir, siguieron con su tendencia de tranquilidad y chatura.
Pero debemos prestar atención a algunas de las frases que manifestó el ministro en dicha conferencia.
Kicillof destacó que ante la fuerte caída que tienen los precios de los productos primarios, entre ellos los granos, "está el Estado para intervenir" y que por eso el Gobierno "está actuando en muchos frentes a la vez en un contexto internacional bastante complicado".
"Mientras caen los precios y las exportaciones, más absorbe la demanda interna. Para que todos los sectores sepan que el Estado está presente", dijo el funcionario.
Advirtió que "la timba (financiera) se trasladó a los productos agropecuarios. Aumentan y bajan los precios especulando. Para evitar esto está el Estado. Hay que buscar medidas que protejan a los más vulnerables".
Quizás haya algún grado de desconocimiento de cómo funcionan los mercados de comodities agropecuarios, porque que exista participación de inversores (¿timba financiera?) en los mercados de productos agropecuarios es muy bueno, ya que genera volumen y a través de esto se garantiza que exista transparencia en los precios. Pueden ocurrir fluctuaciones en los valores exageradas por tener una carga de expectativas sobre lo que puede ocurrir en el futuro, pero rápidamente los precios se “acomodan” a la realidad de los hechos.
Es verdad que los precios internacionales se encuentran bajos y en algunos productos siguen cayendo. Pero las caídas de las exportaciones no ocurrieron por factores externos o de políticas internacionales. La Argentina no exporta productos agropecuarios por decisión de los funcionarios de turno que impusieron límites y cupos para las exportaciones. Y cuando deciden ampliar estos cupos, generalmente es tarde en el tiempo, donde los posibles compradores ya estarían abastecidos por otros países vendedores que son más previsibles, serios y cumplidores que el nuestro.
Hay mucho trigo en manos de los productores y este año se sembraría un 35% menos de área dedicada al noble cereal. La pregunta es: Al producirse cada vez menos trigo, ¿La Argentina en algún momento tendrá que importarlo?
Por Alejandro Ramírez - Analista Agropecuario
Fuente: De todo un poco Agro