En septiembre del año pasado Enrique Pescarmona peregrinó por varios despachos públicos con una mala noticia: por los problemas para cobrar deudas de Venezuela y de Brasil, Impsa, su empresa metalúrgica, estaba al borde de la quiebra. Se vio con los ministros de Economía, Axel Kicillof, y de Industria, Débora Giorgi. Pero la búsqueda de una salida a su problema no avanzó.
Impsa, una de las pocas grandes empresas argentinas en condiciones de desarrollar tecnología para exportar, anunció ayer a la Comisión Nacional de Valores (CNV) que tiene la intención de reestructurar su deuda porque no puede pagarla.
Según el comunicado que difundió la empresa, preparó una alternativa con los principales lineamientos de "una eventual propuesta a los acreedores". El dato más importante: Pescarmona está dispuesto a ceder hasta un 25% de su empresa a sus acreedores a cambio de mantenerla en pie.
El objetivo de Impsa es salir del proceso de reestructuración de pasivos con la emisión de un bono Par por 221 millones de dólares, con un plazo de gracia de un año.
También contempla otro bono, denominado Discount, por U$S 225 millones, también con un plazo de gracia de un año.
"Sobre la base de estos lineamientos, la sociedad también consideraría la posibilidad de un pago adicional a los tenedores de bonos Discount por hasta un máximo total de U$S 100 millones en la medida que se generen excesos de caja por encima de un saldo de U$S 30 millones", explicó IMPSA a la CNV.
La nota también indica que "los accionistas controlantes [es decir, la familia] han indicado a la sociedad su voluntad de considerar la posibilidad de transferir a un fideicomiso hasta el 25% del capital accionario para beneficio de todos los acreedores".
IMPSA cerró la comunicación con un aviso. La descripción que envió a la Bolsa no es una oferta a sus acreedores, sino una descripción de los parámetros que podría seguir la empresa.
En septiembre del año pasado, el Gobierno y la empresa habían comenzado a elaborar una solución mixta para sostener la compañía. Se habló de un aporte del Estado y el ingreso de dos socios, uno brasileño y otro japonés, como Toshiba. Pero la iniciativa no avanzó.
En cambio, el Gobierno aceptó otorgarle a Impsa los Repro (planes de contingencia para sostener el empleo, que consisten en un subsidio de $ 2000 por trabajador).
Pescarmona, que fue uno de los empresarios que defendió al kirchnerismo, no recibió contratos importantes de obra pública durante la última década. La última cotización importante que hizo fue para la construcción de las centrales hidroeléctrica de Santa Cruz, que quedaron para un consorcio liderado por Electroingeniería.
Las empresas petroleras muestran un cumplimiento casi perfecto en lo que respecta a remarcar las pizarras de las estaciones de servicio. Desde hoy a la madrugada, las compañías comenzarán a aplicar una suba promedio de 1,5% en las naftas y el gasoil que venden en todo el país. Con eso alcanzarán un curioso récord: salvo en enero, cuando por un acuerdo entre el Gobierno y las empresas los combustibles bajaron 5%, en los restantes meses del año aplicaron aumentos.
YPF, dueña de 55% del mercado y, por lo tanto, la que manda al momento de fijar los precios, comenzará a cambiar los valores de los combustibles desde la madrugada. La seguirán el resto de las empresas: Shell, Axion, Petrobras y Oil, del empresario Cristóbal López. La nafta súper de YPF, que hoy está a $ 11,80 por litro, llegaría a $ 11,97.
Los aumentos de precio suelen ocurrir de manera masiva. Sucede que por las características del mercado de combustibles ninguna empresa puede estar muy por debajo o muy por encima de los valores de las otras. De lo contrario, perdería clientes o sumaría una cantidad que le resultaría imposible abastecer.
Las empresas explican el último aumento por el mismo motivo que los anteriores. Como el 80% de los costos de la producción de combustibles está atado al precio del petróleo, que se paga en dólares, mientras que sus ingresos son en pesos (es la moneda en la que se paga en las estaciones de servicio), deben retocar sus valores para moderar los efectos sobre sus cuentas de la devaluación.
Desacople internacional
Después de la rebaja de enero, las empresas aumentaron 1% en febrero, en marzo y en abril. En mayo se aplicó una suba de 1,5%, al igual que la de junio. Así, el descuento del primer mes del año quedará compensado con la suba de hoy.
Los aumentos de combustibles se dan en una situación particular. En los últimos meses, la caída del precio internacional el crudo disminuyó los valores de sus productos derivados, como las naftas y el gasoil. Pero la Argentina fue ajena a esa tendencia. Sucede que para apuntalar la actividad petrolera (el Gobierno considera que es fundamental no sólo para mantener fuentes de empleo, sino también para no engrosar las importaciones de energía que llevaron al cepo cambiario), el ministro de Economía, Axel Kicillof; el presidente de YPF, Miguel Galuccio, y las empresas del sector acordaron este año mantener un precio para el mercado interno inferior al del año pasado, pero por encima del internacional.
Ayer, por ejemplo, el petróleo WTI, de referencia en Estados Unidos, cerró a 60,77 dólares el barril, con una caída superior a 1 por ciento. En la Argentina, en cambio, el crudo denominado Medanito, propio de Neuquén, cotiza a US$ 77 el barril, un 46% más.