El gasto público pasa a ejecutarse desordenadamente y a financiarse con el “festival de bonos”. Como se sabe, Aduana ya no recauda lo de antes y no hay miras de que la emisión de deuda afloje.
Antes de comentar la pésima situación fiscal, daremos algunos indicadores acerca de la actividad económica, que se conocieron hace unos días:
- Para FIEL, la producción industrial cayó en abril apenas 0,1% interanual, lo que en el año (primer cuatrimestre) revela una baja del 3,2%. Para Enero-Abril i.a., el sector petrolero avanzó 7,4% y la Metalmecánica lo hizo al 7%. Los más afectados son el Automotriz (18% de caída), Químicos y plásticos (-8,4%) y Siderurgia (-7,5%).
- El indicador desestacionalizado de empleo, del sector de la construcción, que publica el IERIC, demuestra que en marzo el empleo sectorial creció 6,8%. En términos de personal ocupado, en los primeros tres meses del año, la suba fue del 4,9% y se crearon 19.200 empleos en todo el país. Con la mejora en marzo, el primer trimestre muestra un crecimiento de la actividad, acumulado, del 5,3% i.a. lo cual devuelve el optimismo a este sector, luego de una larga recesión causada por la brecha y el cepo cambiarios. Ahora, con un Dólar quieto y con el Estado gastando fortunas en obras públicas, hay cierto dinamismo en este rubro mano de obra intensivo.
- Hay una fuerte discrepancia entre datos oficiales y privados, con respecto al consumo. El INDEC sostiene que en abril las ventas de los supermercados, en unidades, crecieron 7,3%. Mientras tanto, para la prestigiosa consultora CCR, el consumo se redujo 1,6% en abril y ya suma 16 meses consecutivos de caída. Obviamente, cuesta creer el dato del INDEC, principalmente porque no se han cobrado todavía, en la mayor parte de los sectores, los aumentos paritarios.
- Suponiendo que el consumo no sea, todavía, un factor expansivo, debemos aceptar que a) El volumen físico ofrecido por el agro pampeano crecerá, aunque se venda a menores precios, en base a los records de rendimientos observados, hasta ahora, en las cosechas de soja y maíz, que totalizarán MT 60 y 25, respectivamente; b) Si a ello se suma la mejora en la construcción y cierta desaceleración en la caída del Producto industrial, se llega a la conclusión de que el segundo trimestre puede ser claramente mejor que el primero y c) Se aliviaría la provisión de divisas, por parte del BCRA, para las importaciones, sobre todo de bienes de capital, que habían sido un motor importante de crecimiento de la inversión, desde marzo, según lo mide el respectivo indicador de la consultora de O. J. Ferreres.
- La sumatoria de datos de actividad se torna relevante, si consideramos que no está basada en la alegre emisión de pesos, por parte del Banco Central, que ha mandado al Tesoro a financiarse, bajo ley argentina, en los mercados de capitales.
Moneda y crédito
El Banco Central, en su Informe al viernes 22 de mayo, refleja un aumento en 30 días de MU$S 2.443, en sus Reservas, que ya alcanzaban los MU$S 33.881. Esto lo logró expandiendo muy poco la Base Monetaria, ya que le restó desde marzo, financiamiento al sector público, consiguiendo que, en lo que va del año (al 22 de mayo) la Base Monetaria crezca sólo el 0,7% y el circulante lo haga un 0,3%. Esto redunda en caídas del M1 y M2 por 4,7 y 5,7%, respectivamente. Todo un éxito si se admite que, en esos 30 días, la Base Monetaria bajó en M$ 3.438, mientras se acumulaban Reservas que, valuadas al Tipo de Cambio oficial, representan casi M$ 21.700.
No se están pagando tasas pasivas que alcancen a ser positivas en términos reales, ya que el Informe consigna que los depositantes por montos pequeños están recibiendo el 22,8% anual, cifra inferior al 27,1% que pagan las BONAC que ha emitido el Tesoro. A este respecto, colocó el pasado jueves, M$ 4.945,7; cuando había solicitado M$ 3.000 y le ofrecieron M$ 5.171. El próximo gobierno deberá ocuparse de juntar o refinanciar M$ 1.300 de intereses, ya que los principales vencimientos se registrarán en marzo y mayo de 2016.
Esta política de aumento de Reservas, Dólar planchado, brecha en baja y control de la Base Monetaria, tiene más impacto reactivador que cualquier gasto público mal financiado. Ello ocurre gracas a la notoria baja en la capacidad para aplicar el impuesto inflacionario, que se fundamenta en la fuerte disminución de la velocidad de circulación de los pesos. Así, comparando con la caída del 5,7% en M2, se puede observar que los depósitos privados han crecido 9,8% en lo que va del año, particularmente a raíz de la suba del 27,6% en los Plazos Fijos. El crédito al sector privado ($) aumentó apenas 6,6% y M3 lo hizo al 3,8%, cifra algo inferior a la devaluación oficial del Peso en los primeros cinco meses del año.
Finalmente, cabe consignar que los depósitos en dólares crecieron 4,7%, en lo que va del año, probablemente en razón de las inmovilizaciones de YPF que, solita, justifica depósitos por MU$S 800. En abierto contraste con lo que ocurre con los préstamos en pesos, los otorgados en dólares crecieron 27,8%.
El Banco Central continúa con su política de esterilización, sin lograr reducir las tasas por LEBACs y sin invadir los plazos más largos, gentilmente cedidos al Tesoro para que coloque BONAC “a piacere”.
La penosa situación fiscal
Los diarios del pasado viernes le dieron tapa a la multiplicación por 6, en un año, del déficit financiero del Tesoro Nacional, en marzo.
Un rápido repaso debería tener en cuenta lo siguiente:
- En marzo, interanual, los recursos tributarios crecieron 21,3% en tanto que todos los ingresos de todas las fuentes, incluidas las transferencias de la ANSES, lo hicieron al 13,2%. Mientras, el gasto total aumentó casi 43%.
- No hay rubro agregado de los gastos que se arrime a la evolución de la tasa de inflación, “anclada” a la de devalación. Así, los Gastos Corrientes crecieron 39,6%, con las Remuneraciones haciéndolo al 37,4% y las Compras de Bienes y Servicios al 53,1%. Se pagaron Intereses y Amortizaciones de Deuda por un 31,8% adicional. El Déficit Operativo de las Empresas Públicas aumentó 32,3%, la Inversión Real Directa lo hizo al 74,8% y las Transferencias Corrientes al Sector Privado lo hicieron un 40,0%.
- Como estamos en año electoral, las Transferencias Corrientes al sector público (principalmente provincias y universidades) crecieron al 43,4% mientras que las de Capital lo hicieron al 85,3%. Como se ve, no se privaron de nada, probablemente porque todavía en marzo “no pensaban en quedarse” o empezaban a disfrutar del re-endeudamiento.
- Es particularmente grave la situación corriente del Sistema Previsional. El Gobierno aduce la incorporación de 450.000 nuevos jubilados. Por consiguiente, el gasto creció 45,2% (marzo i.a.) y los ingresos lo hicieron al 38,5%. Es preocupante que el desequilibrio corriente llegue a casi M$ 8.400 por mes y que la relación entre recaudación y haberes haya caído de 81,3 a 77,5% en sólo un año. Esta sí será una “bombita” difícil de desactivar para el próximo gobierno.
Respecto del financiamiento de los resultados fiscales, conviene destacar que el déficit financiero, sin computar las menores transferencias de la ANSES, creció 96,6% (marzo). Sin tomar los pagos de deuda, que fueron 32% superiores a los de 2014, el desequilibrio crece un 152%.
Puede decirse que el rojo financiero aumentó 236% en el primer trimestre, lo que lo aproximaría al 5,7% del PBI. El problema se agrava dramáticamente al considerar solamente el mes de marzo, donde el financiero, sin transferencias (de ANSES o el Central), supera el 9% del PBI, anualizado.
Uno puede decir que las partidas, en la Ejecución Presupuestaria, se habilitan trimestralmente y que -a fines de marzo- siempre hay un gran apuro para consumir las del primer trimestre, a fin de que lo “no ejecutado” no se deduzca de la siguiente habilitación.
Aun admitiendo este argumento, (y sabiendo que la recaudación de comercio exterior está visiblemente menguada), no se hizo nada (en ningún componente) para conseguir crecimientos del gasto más consistentes con la tasa de devaluación esperada o con el mencionado control de la Base Monetaria. Se reemplaza actividad económica privada, que “se defiende como puede”, por gasto público ineficiente que se financia, ahora, con el “festival de bonos”.
Por Jorge Ingaramo
Fuente: Años de Campo