Durante Abril y lo que va de Mayo, el Océano Pacífico Ecuatorial continuó calentándose por encima de lo normal, hasta convertirse en la etapa inicial de un episodio de “El Niño”, de considerable intensidad, cuyos efectos comenzarán a manifestarse con gran vigor a partir del inicio de la primavera de este año.
Adicionalmente, se observa un calentamiento del Océano Indico, que podría estar asociado al desarrollo de una fase positiva del Dipolo del Océano Indico (IOD), lo cual suele acentuar los efectos de “El Niño”.
Por su parte, el Océano Atlántico Subtropical continuará mostrando
temperaturas superiores a lo normal, debido a que se encuentra atravesando una
fase positiva de larga duración de la Oscilación Multidecadal del Atlántico
(AMO), cuyos efectos comenzaron a notarse a partir de 2007 y, probablemente,
continúen sintiéndose por unos 20 o 30 años más.
Aunque el calentamiento de las porciones ecuatoriales y subtropicales de los Océanos producirá un régimen térmico superior a lo normal en promedio, cada tanto se experimentarán intensas irrupciones de aire polar, con riesgo de heladas, causadas por la circulación polar, que se encuentra activada, debido a que se atraviesa una fase negativa de la Oscilación Antártica (AAO).
A lo largo de lo que queda del otoño y el invierno “El Niño” irá
incrementando gradualmente su intensidad, pero no causará efectos sensibles
hasta la llegada de la primavera.
Los pronósticos transcriptos en la figura superior indican el posible estado del Océano Pacífica Ecuatorial hacia el mes de Septiembre, o sea hacia el fin del invierno y el comienzo de la primavera.
Puede notarse que la totalidad de los mismos, así como su promedio, indican el desarrollo de un estado de “El Niño” de moderada a alta intensidad, que alcanzaría su máximo desarrollo hacia la Navidad 2015, finalizando hacia la Semana Santa 2016.
Como consecuencia, las precipitaciones otoño-invernales serán bastante erráticas en su distribución temporal y geográfica, concentrándose fuertemente sobre dos sistemas principales:
El nordeste de La Argentina, hasta el sur del Brasil, donde se observará el
riesgo de aguaceros torrenciales, granizo y vientos.
La Cordillera Sur y Central, que observará muy fuertes tormentas y nevadas.
En el resto del área agrícola, las precipitaciones serán algo inferiores a lo normal en sus valores acumulados, y extremadamente erráticas.
Al llegar la primavera 2015, comenzarán a sentirse los efectos de “El Niño”, cuya influencia impondrá rápidamente la circulación tropical, generando condiciones cálidas y húmedas.
Fuente: Agroeducación