El viernes pasado, Mauricio Macri tomó una decisión audaz. Para eliminar un foco de escándalo que amenazaba la campaña proselitista de Horacio Rodríguez Larreta en la ciudad, y también su propia carrera presidencial, revocó el convenio por el cual la ciudad de Buenos Aires cedió a la Nación la jurisdicción sobre el negocio del juego.
Ese acuerdo había sido impulsado en 2003 por el presidente Néstor Kirchner, con la complacencia del entonces jefe del gobierno porteño, Aníbal Ibarra, en beneficio de uno de sus empresarios favoritos, Cristóbal López, que explota 4500 tragamonedas en el hipódromo de Palermo, dos casinos flotantes en la costanera y el registro de apuestas online.
Cuando Macri llegó al poder, en 2007, mantuvo el desistimiento de Ibarra. Esa persistencia fue denunciada muchas veces como un contubernio con los Kirchner y con López. Sobre todo porque Macri permaneció impávido cuando, gracias al convenio firmado por Ibarra, Kirchner suscribió con Alberto Fernández (entonces jefe de Gabinete) y su hermana Alicia un decreto de necesidad y urgencia mediante el cual extendió la concesión de Palermo, que vencía en 2017, hasta 2032, "obligando" a su amigo a instalar 1500 máquinas más.
Ese negocio se otorgó cinco días antes de que Macri asumiera la jefatura de gobierno por primera vez. El líder de Pro tampoco se quejó cuando Lotería Nacional otorgó a Cristóbal López el control de las apuestas online en una licitación plagada de irregularidades.
El vínculo de Macri con el empresario y con el Gobierno se volvió todavía más sospechoso el 9 de diciembre de 2013.
Ese día, sobre el filo de la medianoche de la última sesión del año, los legisladores porteños del macrismo, unidos al kirchnerismo, aprobaron a libro cerrado un anexo al Convenio por el cual, a cambio de un incremento en el canon, la ciudad también renunciaba a cobrar el impuesto a los ingresos brutos a las empresas de López.
Lousteau ha señalado estas complicidades y se propuso convertirlas en un eje de su campaña contra Larreta. Con el mismo argumento, Margarita Stolbizer viene lastimando a Macri y perturbando sus relaciones con el radicalismo de Ernesto Sanz y con la Coalición Cívica de Elisa Carrió. Estos dos partidos, que están aliados a Macri en la Nación, en la ciudad postulan a Lousteau y respaldan sus recriminaciones. En síntesis: López había comenzado a ser, para el principal rival del kirchnerismo, un problema electoral de primera magnitud.
Macri pudo acotar ese riesgo gracias a que, por su cláusula segunda, el acuerdo entre la Nación y la Ciudad puede no ser prorrogado por cualquiera de las partes sin justificación alguna. Alcanza con expresar esa voluntad 120 días antes del vencimiento, previsto para el 2 de diciembre. Es lo que hizo el Instituto de Juegos de Apuestas porteño a través de una resolución de Néstor Grindetti, el ministro de Hacienda de Macri.
No fue una decisión fácil. Cristóbal López intentó disuadir al jefe de gobierno a través de Nicolás Caputo. Álter ego y recaudador de fondos de Macri, Caputo fue durante estos años el principal interlocutor del amigo de Cristina Kirchner, gracias a la relación con uno de sus socios, Federico Achával. Caputo no necesitó enumerar los compromisos que había asumido en sus tratativas con los empresarios kirchneristas, algunas celebradas en Miami. Recurrió a un motivo irreprochable: la Ciudad perderá a partir del año próximo un ingreso de 600 millones de pesos, que es lo que Lotería le coparticipa de la recaudación de las apuestas. Pero ese argumento fue estropeado por Larreta. Él, que presume ser el sucesor de Macri, dijo que la pérdida no le preocupaba. La versión oficial del jefe de gobierno es otra: "El año que viene Lotería Nacional estará bajo mi mando y haremos una negociación muy razonable con la Ciudad".
Otro amigo de López que intentó, sin éxito, detener la mano de Macri fue Daniel Angelici. El presidente de Boca, gran compinche de Achával, explota varios bingos en la provincia de Buenos Aires. Pero cuando Angelici intentó influir, la decisión ya había sido tomada. La oportunidad del anuncio fue decidida por Marcos Peña, el responsable de la campaña de Macri. Peña eligió el fin de semana que pasó, cuando mucha gente estaría fuera de la ciudad y la noticia quedaría opacada por los festejos del 25 de Mayo. Se entiende el sigilo: en Pro no quieren enfrentarse a López, quien controla uno de los conglomerados mediáticos de la ciudad.
Es posible que la condición de empresario periodístico haya jugado en contra del amigo de los Kirchner. Macri se sintió maltratado por C5N durante la crisis que desataron en Boca los desmanes del superclásico. Tal vez terminó de corroborar que con López cualquier gesto de buena voluntad es inútil porque la línea editorial se la dictan, a través de Fabián de Souza, desde Olivos. El propio López lo admite cuando, entre amigos, baja la guardia.
Por supuesto, el gobierno porteño jamás admitiría que tomó una decisión administrativa como la cancelación del acuerdo con Lotería por motivos tan poco confesables. La razón explícita es que la recaudación por el juego estuvo disminuyendo durante los últimos años en relación con el presupuesto municipal. Nunca fue, admiten, superior a 1%.
Desde la oposición intentarán refutar ese pretexto. Lousteau viene reprochando que, además de ceder las facultades de la ciudad, el macrismo y el kirchnerismo impiden que la Legislatura trate iniciativas perturbadoras para el negocio de López. Entre ellas, que el Instituto del Juego establezca su propio control online de las apuestas. Hasta ahora el único que existe es uno administrado por el propio empresario, que provee a Lotería los datos sobre los cuales se calcula el canon que él mismo debe pagar. Tampoco se trataron proyectos para prohibir los cajeros automáticos en los casinos, la publicidad del juego, o el derecho a fumar en las salas. Esas iniciativas fueron promovidas por las legisladoras Inés Gorbea, que responde a Lousteau, y Paula Olivetto, de la Coalición Cívica, que lidera Carrió.
Lousteau seguirá denunciando estas restricciones y también dirá que la ruptura con Lotería Nacional es una consecuencia de que en la ciudad apareció una alternativa de poder que favorece los cambios. Pero es evidente que Macri le ha quitado una bandera. En el convenio con el kirchnerismo a favor de López habría un flanco fácil de atacar. Hubo un indicio reciente de esa preocupación cuando, después de una publicación de la nacion, el Instituto del Juego no convalidó una controvertida licitación de bingos organizada por Lotería Nacional.
Gabriela Michetti descubrió temprano que el empresario kirchnerista era una vulnerabilidad de Macri. Su embestida contra Larreta se volvió peligrosa cuando dijo que "hay que poner límites al juego" y que "a López no lo conozco ni quiero conocerlo".
Fue la única vez en que Macri intervino en la discusión de las primarias. Es lógico: Michetti no había desafiado a Larreta, sino a él. Contestó lo siguiente: "Para poner más límites al juego debemos llegar a la Nación, porque en la ciudad hicimos todo lo que se podía". El viernes, con la resolución de Grindetti, demostró que se podía mucho más.
López respondió a la jugada de Macri con su reflejo habitual: desde su entorno hicieron circular la versión de que lo quieren perjudicar con motivaciones pecaminosas. En este caso, el jefe de gobierno sería un instrumento del Grupo Clarín, de Daniel Vila y José Luis Manzano, y de Carlos Bulgheroni, enfrentados al beneficiario de los Kirchner por razones diferentes. A pesar de estas habladurías, López sabe que la decisión de Macri es muy costosa. La ciudad recuperará la facultad de cobrarle impuestos y de ejercer el poder de policía y salubridad sobre sus casinos. El marco jurídico en el que funcionan sus empresas estará en discusión. Justo en el momento en el que él se prepara para el gran salto: pasar de las tragamonedas a las apuestas online sobre todo tipo de deporte.
López puede fantasear con que el próximo gobierno rehabilite un acuerdo similar al que ahora ha caducado. Pero, si eso ocurre, será en medio de un escándalo. Mientras en Comodoro Rivadavia consulta a su abogado, el sagaz Daniel Herrera, debería observar este detalle: cuando ayer Daniel Scioli, en Página 12, quiso demostrar que es un hombre de carácter, puso como ejemplo que aumentó los impuestos al juego. Y Scioli hoy es, por lejos, su principal aliado.
Como buen kirchnerista, López tiene dificultades para percibir los límites. En lo suyo, él también va por todo. Por culpa de esa bulimia pecuniaria, transformó el negocio del juego en una actividad maldita, sospechada de facilitar el lavado de dinero y el financiamiento negro de la política. Cristina Kirchner, que tiene una sensibilidad especial para detectar la llegada de la peste, desde hace 15 días está interesada en que le detallen cómo han sido las relaciones entre Cristóbal López y Lotería Nacional durante la década ganada. Como Macri, ha encendido las alarmas.