Es un hecho confirmado que la cosecha de maíz y soja de esta campaña dejará resultados excepcionales. Sin embargo, ¿cómo esto impacta sobre la reposición y extracción de nutrientes?, un tema candente para el campo argentino y que puede comprometer la productividad en el largo plazo.
Para responder a este interrogante, Clarín Rural dialogó con productores, técnicos y especialistas que dieron su visión para enfrentar el desafío ir recuperando la fertilidad de los suelos.
Martín Díaz Zorita, reconocido investigador y experto en nutrición de cultivos, aporta datos concretos y más que interesantes. Dice que, “esta campaña tendremos niveles de producción más alto a los normales lo cual favoreció, además, una mayor eficiencia en el uso de los fertilizantes. De esta forma, en el corto plazo, el estatus de fertilidad de los suelos será similar o inferior a los de la campaña pasada”.
Queda claro que al finalizar la campaña, el pool de nutrientes de los suelos será deficitario lo cua, según explica el especialista, sucedió por una combinación de factores. “Esta campaña se registraron rendimientos muy altos de trigo y maíz y, normalmente, con el manejo nutricional de estos cereales, el productor equilibraba los balances de nutrientes de un ciclo. Con ese escenario, éste será el primer año que en suelos rotados pueden registrarse balances de nutrientes negativos. Además, también fue un año que la decisión de la fertilización fue dependiente de una cuestión empresarial”, explica Díaz Zorita, quien todas estas cuestiones las expuso en el Simposio de Fertilidad, que se hizo esta semana en Rosario. Y además aclara, a modo alentador: “Los suelos están bien. Si están soportando altísimos niveles de producción, eso es un indicador de su bienestar”.
Para ir ajustando la recuperación de la fertilidad al manejo de los cultivos desde esta campaña que se inicia, el especialista brinda algunos consejos. “En el caso de los cereales -trigo y maíz- no es un año para sembrar a riesgo en el caso de la fertilización nitrogenada ni tampoco para especular con los rendimientos esperables. Hay que hacer sectorización del campo e invertir en tecnología en los lotes de máximo potencial. En el caso de fósforo, son necesarias dosis mínimas para mantener equilibrados sus niveles. En la soja, hay que evaluar la fertilización fosfatada como alternativa viable ya que hay respuestas consistentes en los rendimientos”, dice el especialista.
Para concluir Díaz Zorita comenta, “el productor debe tomar decisiones complejas y aliarse a sitios del campo de alto potencial, lo cual obliga a ser muy precisos en el manejo”.
Respecto al por qué ésta es una campaña desafiante, Carlos Michiels asesor privado en nutrición y fertilización e integrado al equipo de la empresa de asesoramiento Lares, aporta un dato: “Se obtendrán rendimientos entre 15% a 25% mayores al promedio de los últimos diez años con una aplicación de nutrientes similar a la de 2006”. Para el técnico es un desafío que los productores en campañas complicadas, “no se aten a recetas técnicas y es la clave que armen una estrategia diferente para cada uno de los lotes de alta producción, adoptando un paquete tecnológico que maximice el rendimiento”.
Otros de los desafíos que plantea Michiels para la recuperación de la nutrición de los suelos y pensando en los altos rendimientos es que el productor debe adoptar técnicas de mínimo costo, como el análisis de suelo, o el uso de todos los datos colectados para la toma de decisiones ajustadas. “En esta campaña, los productores que se mantendrán en el negocio son los que integren tecnologías de procesos e insumos”, concluyo.
Hugo Ghio, productor referente de la zona sudeste de Córdoba, también está preocupado con la que está pasando con la fertilidad de los suelos. “Es claro que con rendimientos récord y estrategias de fertilización promedio se generará un desbalance de nutrientes”. Por este motivo y en coincidencia con lo planteado por Díaz Zorita, el productor dice que, “solo reponiendo el 30%-40% de los nutrientes que se extraen hay altos rendimientos, eso implica que los suelos tienen muy alta capacidad productiva” y aclara que esto que ocurre en Argentina es opuesto a los que sucede en los países de la región en los cuales existen importantes niveles de reposición de nutrientes. Este fue el tema de exposición de productor quien también disertó en el Simposio de Fertilidad.
Ghio considera que solo algunos productores que venían reponiendo nutrientes y alimentando ese pool para los años adversos, actualmente “pueden diseñar una estrategia nutricional apostando a ese caja de ahorro, aunque no todos están en condiciones de hacerlo”. Según el productor, el desafío de esta campaña es apostar por todo el paquete tecnológico y, sobre todo, “por la fertilización la cual es la tecnología de máximo retorno económico y, por lo tanto, de la que no se puede prescindir”.
Por su parte, el ingeniero Miguel Pilatti, profesor titular de la cátedra de Edafología en la Facultad de Ciencias Agrarias de Esperanza de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), dice que en esta coyuntura productiva, en la que la correlación entre el precio de los granos y el costo de los insumos no es favorable, los productores que vienen haciendo los “deberes” con el plan de fertilización logran un ahorro de nutrientes que les permite mantenerse en la coyuntura.
“Los que invirtieron en el suelo durante los años buenos, incluso poniendo más de lo que era necesario para reponer los nutrientes que se llevaba el cultivo, ahora tienen más recursos para los cultivos en un momento en el que es complicado invertir”, plantea el investigador.
Este capital que se ahorro en fósforo, nitrógeno y materia orgánica es estratégico para conseguir los rendimientos que ahora se necesitan para no quedar en rojo y que incluso superan los 40 quintales por hectárea, en algunas zonas.
Además de los menores márgenes, el experto plantea que en la zona central del país es un problema la cercanía de la napa freática a la superficie y así plantea un doble desafío: el primero, sobre la importancia de incorporar cereales en las rotaciones y, el otro, plantear fertilizaciones ajustadas para aprovechar el potencial.