Con la carga de contar con los rindes de indiferencia más altos de los últimos diez años lo que sucediera con el clima era decisivo. ¿Qué hubiese pasado en un año Niña? Por suerte diciembre y enero brindaron lluvias y temperaturas ideales para estar en un escenario de alta productividad. Repasamos cómo se lograron los rindes más altos de la historia de la soja en la región núcleo.
Un nuevo incremento en la superficie sojera se alzaba con casi 200 mil has más respecto del año pasado, marcando así un nuevo record. Otro ciclo de mayor presión biológica presentaba nuevos desafíos para controlar a los nuevos biotipos de malezas más tolerantes a los tradicionales principios activos de herbicidas. Los magros márgenes proyectados bajaban los niveles de tecnología que se utilizarían. En este escenario desalentador pasó algo inédito: las condiciones ambientales para el desarrollo durante diciembre y enero fueron óptimas. Los gráficos de temperatura y precipitaciones para la región núcleo destacan importantísimas brechas resaltando la diferencia con las condiciones de extremo estrés termohídrico que se dieron en el ciclo anterior. Los factores bióticos marcaron otra diferencia con el año pasado.
Esta vez, enfermedades y plagas, en especial las orugas se mantuvieron en niveles bajos a moderados. De esta forma a fines de enero las primeras estimaciones señalaban posibles rindes que rondaban en 40 qq/ha. Los ciclos cortos de siembras tempranas apuntaban incluso a productividades en torno a los 50 quintales. En el mes de febrero continuaron las visitas de los frentes de tormentas concentrando sus descargas en el oeste, mientras se cumplía sin limitaciones el período crítico. Pero en el final del mes y los primeros días de marzo las lluvias acumularon 300 a 600 mm. Córdoba, muy afectada, registró picos que superaron los 700 mm. Muchas rutas estuvieron cortadas y los caminos vecinales se transformaron en ríos.
La cosecha se presentaba como un monumental desafío de logística. Sin embargo luego se fue instalando gradualmente el buen tiempo y la cosecha se desarrolló sin mayores contratiempos. A pesar de registrarse pérdidas de superficie récords que alcanzaron las 152.000 ha, cuando comenzó a cosecharse hubo sorpresas con rindes extraordinarios. A fin de abril, la soja de la región núcleo se encumbraba hacia el final de una de las campañas más exitosas Con 43 qq/ha superó holgadamente los 33 quintales de la campaña 2013/14. Las siembras de segunda sorprendieron también con 35 qq/ha.