La segunda jornada del Simposio Fertilidad 2015 que organizaron de manera conjunta Fertilizar Asociación Civil y el IPNI Cono Sur en el Centro de Convenciones Metropolitano, ubicado en la ciudad de Rosario, Santa Fe, dio inicio ante una nutrida concurrencia de profesionales y asesores técnicos.
Allí y a primera hora de la mañana se llevó adelante el panel “Buscando una producción eficiente y efectiva en una agricultura sustentable”, del cual participó –en primera instancia- el Dr. Lucas Borras, de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR. En ese marco, el también investigador del CONICET compartió su visión en cuanto a los aportes de la ecofisiología en el manejo, la nutrición y mejoramiento de los cultivos.
“Lo primero que debemos decir es que la ecofisiología nos aporta un marco conceptual sobre el cual trabajar y analizar el efecto de las distintas prácticas de manejo que aplicamos sobre los cultivos –cambio de fechas, planes de fertilización, etc.-”, explicó Borras.
Borras explicó que el rendimiento potencial depende de la radiación incidente durante el ciclo del cultivo y de la temperatura. El productor define este potencial con prácticas de manejo como la elección de la fecha de siembra, el grupo de madurez del cultivar sembrado, la latitud donde se encuentra el lote de producción y la estructura del canopeo con la elección del espaciamiento y la densidad de siembra lograda. Los factores limitantes del crecimiento comprenden a recursos esenciales como el agua, nutrientes y radiación. Cuando su oferta es limitada determinan que el rendimiento del cultivo sea menor al potencial definiendo el rendimiento alcanzable. Por último, el rendimiento logrado es el que finalmente el productor cosecha, y depende también de la incidencia de factores reductores del rendimiento debido principalmente a factores bióticos (plagas, enfermedades, malezas), aunque algunos factores abióticos como el granizo también pueden incidir. Desde la ecofisiología, variaciones en rendimiento ya sea potencial, alcanzable o logrado pueden explicarse con diferentes marcos teóricos. En situaciones normales de la región pampeana húmeda (ej., sin sequías extremas), el rendimiento suele explicarse en función de la radiación como insumo limitante, por lo que el uso de modelos de simulación como base para decidir las principales prácticas de manejo, es sumamente recomendable.
¿Adónde se van los nutrientes?
Complementando el mencionado panel, la Dra. María Carolina Sasal compartió
una presentación respecto del “Destino de los nutrientes en el ambiente”.
En ese contexto, la experta de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR e
integrante de la EEA del INTA Paraná, Entre Ríos, explicó que a la hora de medir
los impactos (positivos o negativos) de, por ejemplo, la fertilización con
fósforo y nitrógeno sobre los suelos, prima la percepción por sobre la
generación de círculos virtuosos de análisis definidos.
“Estamos presentando avances en el destino de P y N provenientes de agrosistemas, a fin de identificar y difundir prácticas agrícolas sustentables que optimicen la producción, minimizando los riesgos del impacto ambiental”, explicó Sasal. “Es útil observar que los estudios detectan señales medibles que superan a la variabilidad natural a distintas escalas; permiten estimar cuánto de esas señales se transmiten aguas abajo y conocer el grado de alteración de sus funciones ecológicas como receptores de contaminantes”, concluyó.
Partiendo de la base de que la fertilización en Argentina se realiza con dosis menores a las recomendables, el estudio realizado permite mejorar las prácticas habituales para minimizar las externalidades del mismo. Este trabajo presenta avances en el estudio del destino de N y P provenientes de agrosistemas, su concentración en las aguas de los ríos que cruzan la provincia y la comparación con las aguas del Paraná. La especialista subrayó la importancia del análisis de suelo, las aplicaciones fraccionadas y evitar las aplicaciones antes de lluvias importantes. Los datos demuestran claramente que los suelos rotados con gramíneas o con cultivos de cobertura tienen un efecto muy importante sobre la calidad de las aguas de escurrimiento del lote.