Con una mezcla de resignación y buen humor, los productores frutícolas aseguran que el Alto Valle rionegrino se convirtió en el paraíso terrenal: todos desnudos y comiendo manzanas. Es que la combinación de costos en dólares en alza y derrumbe de la demanda internacional terminó provocando la peor crisis desde 2001 para la economía de la región, que depende en gran medida de la producción de manzanas y peras.
El complejo frutícola del Alto Valle factura US$ 1000 millones anuales, de los cuales más de la mitad corresponde a las exportaciones. En el exterior, las manzanas y peras rionegrinas tienen tres grandes compradores: Rusia, la Unión Europea y Brasil, que, por distintas razones, restringieron sus compras de frutas y argentinas, lo que se tradujo en una caída del 28 por ciento en el volumen de las exportaciones del sector.
La caída de la demanda internacional, a su vez, provocó que muchos productores decidieran no avanzar con la cosecha y del total de 1300 toneladas de peras y manzanas del Alto Valle se calcula que más de 200.000 quedaron en los árboles. "El problema de fondo es que la actividad dejó de ser rentable y muchos productores están abandonando las chacras porque no pudieron cosechar la producción, en un contexto en el que los costos están creciendo al 35% y los precios en dólares cayeron entre 5 y 7 por ciento", señaló Marcelo Loyarte, director ejecutivo de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI).
La pérdida de mercados internacionales ya se tradujo en suspensiones y problemas para el pago de salarios en las principales empresas empacadoras del Alto Valle e incluso en el mercado se menciona que sería inminente la entrada en convocatoria de acreedores de una de las firmas del sector.
"En los cuarenta años que estoy en este negocio, éste es el segundo peor, después de 2001. Las ventas de las manzanas y peras argentinas a los principales mercados como son Rusia y Brasil cayeron 50 y 40 por ciento, respectivamente", coincide Guillermo Barzi, presidente del grupo Canale, uno de los socios de Productores Argentinos Integrados (PAI), que figura entre las principales empresas del sector.
En el caso de Rusia, la devaluación del rublo, que en un momento superó el 100%, dejó prácticamente fuera del mercado a las peras y manzanas rionegrinas.
El panorama en Brasil es un poco más alentador, aunque por el momento el principal mercado de la región continúa cerrado para las manzanas y peras argentinas por "razones sanitarias".
"Hoy estamos abocados a intentar reabrir el mercado de Brasil, cuyo cierre terminó de complicar un cuadro que ya era muy complejo para la industria. Si se cierra el mercado brasileño, la industria es inviable. El argumento de Brasil para frenar el ingreso de fruta argentina es sanitario. Y si bien existen algunos problemas en esta materia, es probable que detrás de la medida haya una represalia por los problemas para ingresar sus productos en la Argentina", aseguró Loyarte
En una reunión en Brasil, durante el martes y anteayer técnicos del Senasa presentaron a las autoridades sanitarias de ese país una propuesta para que se levante la suspensión a las importaciones de peras y manzanas .
En el encuentro, se avanzó en un plan de trabajo para mitigar el riesgo de la plaga y en la reapertura de ese mercado. Según fuentes del organismo, el mercado brasileño se volverá a abrir. Sólo falta que se acuerde la fecha, ya que mientras Brasil propuso que sea a partir del 1° de julio, la Argentina solicitó que fuera el 1° de junio.