Los resultados de primeras elecciones provinciales realizadas en el mes de abril han marcado una tendencia mayoritaria porque la sociedad pide grandes cambios, de forma y de fondo, a la actual gestión del gobierno nacional. Los ciudadanos con su voto han polarizado dos modelos de gestión:
A- El modelo Kirchnerista: estatista, populista, demagógico y antirrepublicano que terminó agotando los grandes recursos de la última década, con un manejo unitario de los recursos y de obras públicas, sistema que promovió grandes distorsiones y atrasos en las construcciones de toda la infraestructura necesaria del país, para poder ser hoy más competitivo con nuestras exportaciones al mundo. Dicho sistema nos aisló de los países desarrollados del mundo. Como consecuencia de estas políticas, el gobierno está perdiendo en todos las provincias ante la crisis actual de las economías regionales y de todas las otras actividades del interior.
B- El modelo que propone la coalición PRO-UCR-CC, que es volver a un manejo republicano, basado en la gestión privada de los emprendedores, comercializando libremente con todos los países del mundo, para exportar productos terminados con mano de obra argentina a todo los mercados, respaldado por un Estado presente en las funciones indelegables. Es el único sistema para poder lograr un crecimiento y desarrollo planificado con inclusión en todo el país, respaldada por los ingresos de grandes inversiones y la creación de más y mejores trabajos genuinos. Esta propuesta es la que apoyó el 70% de los ciudadanos en los diferentes espacios políticos en las últimas elecciones provinciales.
La pregunta que hay que hacerse: ¿Esta tendencia mayoritaria asegura el triunfo para poder derrotar al oficialismo en octubre? Por supuesto que no, por lo cual necesitamos más rápido que pronto que dicha coalición opositora se amplíe, especialmente en la provincia de Buenos Aires donde se disputa la madre de todas las peleas con el 40% del padrón y están concentrados todos los vicios de los procesos electorales tradicionales. Hay que dejar de lado apresurados triunfalismos y protagonismos personales porque está en juego los intereses del país. Hay que asumir que para ganar la presidencia de la Nación hay que ganar la provincia de Buenos Aires y no olvidar que en dicha provincia la gobernación se gana en primera vuelta por simple mayoría de votos.
A la coalición opositora encabezada por Mauricio Macri le estaría faltando la integración de otras fuerzas políticas para disputar en una gran internas en las PASO del 9 de agosto, los lugares que les toca a cada uno de los dirigentes en dicha coalición electoral por decisión de los ciudadanos, para de esa forma poder asegurar la derrota del oficialismo a partir de agosto y no tener que esperar al 25 de octubre los resultados, que pueden ser inciertos si van por separado las fuerzas opositoras. No son matemáticos los resultados electorales. El 30 y 20 % de los votos en agosto no suman siempre el 50% en octubre.
Se necesita la participación del Partido Renovador de Sergio Massa en la gran interna opositora, para poder consolidar la provincia de Buenos Aires y asegurar el triunfo en primera vuelta. Si van por separado hay muchos riesgos de que cualquiera pierda con Daniel Scioli, apoyado por la mayoría de los peronistas al no tener espacios en la coalición opositora que se está gestando.
Si no hay problema económico grave y los opositores siguen silenciando la verdadera situación de la economía por estrategia electoral, la figura de Daniel Scioli sigue creciendo a pesar del maltrato que recibe del oficialismo. El protagonismo de la Presidente de la Nación marcando todos los días la agenda pública, está demostrando que no quiere ser tildada de “pato rengo”.
Entre las más importantes ventajas de juntarse en una coalición ampliada puedo mencionar las siguientes entre otras:
1- Mostrar lo antes posible a la ciudadanía en general que la oposición tienen vocación de poder y trabaja para ejércelo. El mensaje sería que se consolidó una coalición para disputar el poder, ganar la elección y gobernar el país. De esta forma se daría por tierra con la vieja idea que subyace en la política que sin acordar con la estructura del peronismo no se puede llegar y mucho menos gobernar el país en forma republicana. Hay que asumir que por lo general al ciudadano le gusta votar al ganador, por lo cual si nos juntamos en octubre se gana en primera vuelta.
2- Hay que asumir que la próxima gestión de gobierno sería una transición a los grandes cambios que necesita el país que son imposibles de hacerlo en un solo periodo de gobierno y va a necesitar una coalición de gobierno de todas las fuerzas políticas porque nadie va a tener la mayoría. Pensar lo contrario es desconocer la situación en la cual está el país. El desafío es si estamos dispuestos a consolidar la coalición antes o después de las elecciones.
3- Consolidar esta coalición a partir de ahora, permitirá empezar a consensuar a partir de 22 de junio, fecha que cierran todos los plazos para disputar en las PASO, las ochos o diez políticas de estado más urgente que reclaman los ciudadanos para la coyuntura y el mediano plazo para poder ponerlas en práctica inmediatamente cuando asuma el gobierno en el mes de diciembre.
4- Entre ellas deberían estar las políticas que necesita el sector agropecuario y agroindustrial para dar el salto de productividad que los especialistas calculan en 8.000 millones de dólares más de exportación en 2016 si tienen todos los insumos e incentivos en tiempo y forma.
5- Hay que asumir que para lograr dicha meta el sector necesita un mensaje formal cuando empieza a tomar las decisiones en el mes de junio para sembrar las 34 millones de hectáreas en las cuales hay que invertir 15.000 millones de dólares que cuesta su implantación, cuidado y cosecha. Esperar a diciembre para consensuar dichas políticas es perder un año para que el sector pueda hacer un mayor aporte en 2016 para ayudar a pagar la fiesta que nos deja el actual gobierno.
Concretamente se necesita un compromiso opositor con el interior, con el sector agroindustrial y con el país, que más allá quien sea gobierno, la próxima cosecha se va a comercializar sin retenciones y ni Roes, fijando el valor de la producción con el funcionamiento libre del mercado disponible y futuro, sin ninguna intervención del gobierno, para que el precio que recibe el productor sea similar al de nuestros competidores. Esta sería la única forma de evitar una devaluación inmanejable que perjudique a los más pobres. Este sería el mejor incentivo para aumentar la producción y recuperar los mercados externos.
En esta coalición electoral los únicos excluidos son todas las fuerzas políticas y dirigentes que apoyaron al gobierno en la última gestión de la presidente Cristina Fernandez de Kirchner a partir del 2011, por ser los principales responsables de la actual situación del país como consecuencia de la obsecuencia y la falta de división de poderes entre el legislativo y ejecutivo. La única exención fue la justicia que mantuvo su independencia – a pesar de todos los ataques y divisiones internas- motivo por el cual la situación del país hoy no es más grave, por haberse podido mantener la libertad de prensa en algunos medios entre otras decisiones, poniéndole freno al poder ejecutivo y legislativo.
Hoy el país tiene grandes posibilidades de poder revertir dicha situación rápidamente si se concreta una coalición electoral amplia, para poder desarrollar una gestión de gobierno integrada por dirigentes con una formación profesional idónea con valores éticos y morales inclaudicables, que va a necesitar la nueva gestión para la administración del estado, para recuperar definitivamente la república por medio del funcionamiento a pleno de nuestra Constitución Nacional.
Por Arturo Navarro
Fuente: Años de Campo