Si eso falla, se pueden restringir los permisos de exportación (ROEs). En ciertos años e incluyeron vedas, encajes y presiones, que hoy no hacen falta porque la inflación de los costos internos hizo que exportar resultara menos rentable, o directamente no conviniera. Por otro lado, la enorme liquidación de 2008/2009, sumada al desincentivo de la política intervencionista, quitó el entusiasmo a la producción de animales de exportación, un trabajo de tres o cuatro años que nadie quiere hacer sin horizontes promisorios.
Consecuencia de esta política fueron el cierre de más de un centenar de plantas y el despido de miles de trabajadores de frigoríficos. También, que desde hace varios años la Cuota Hilton argentina, que es la mayor del mundo -30.000 toneladas de cortes caros que la UE le compra a la Argentina exentas de aranceles altísimos-, esté quedando con entre una tercera y una cuarta parte desperdiciada. También, que la Argentina haya caído del tercer puesto en el top ten de exportadores de carne, al 12°, de acuerdo con la estimación del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, en sus siglas en inglés). También, que la proporción de exportaciones se haya reducido a cerca de la mitad de la que era habitual, y abarque solo el 7% de la producción de carne, con un consumo per cápita de 60 kilos por año.
Muchos sostienen que a fin de este año, con el cambio de gobierno, cambiará la política económica y la actividad pecuaria volverá a ser negocio. No obstante, prevalecerán esas profundas transformaciones de la última década, a las que hay que sumar la cada vez mayor competencia en el exterior de los países vecinos. Además, está el freno en el consumo que está teniendo la demanda europea, alentado también por el encarecimiento del euro respecto del dólar, que hizo recular los precios internacionales.
En materia externa, otra novedad es que China se posiciona como un enorme mercado a conquistar. En el primer trimestre de este año, se está consagrando como el principal destino de la carne argentina: compró 8807 toneladas, frente a las 6544 que fueron para Chile, las 5144 toneladas que se llevó a Israel, y las exiguas 2.590 que adquirió Rusia, todos destinos tradicionales. En 2014, con 19.700 toneladas, China terminó como el 3° destino de la carne argentina, mientras que el año anterior, había comprado 11.000 toneladas y era el 4° destino. Antes, no figuraba.
La Argentina está tratando de que abra el mercado a la carne enfriada (un negocio de nicho, de alto valor) y a la congelada con hueso (que permitiría obtener muy buenos valores sin desosar al animal, lo que requiere tiempo y mano de obra).
Con estas expectativas, varias empresas viajarán a China, para asistir a la gigantesca feria SIAL, que se extenderá del 6 al 8 de este mes.