Con los datos que se conocían a medianoche, Eco, una agrupación sostenida por la Coalición Cívica y la UCR, se ubicó como segunda fuerza. Y su candidato, Martín Lousteau, como la figura más votada detrás de Larreta y, por poco margen, de Michetti. El Frente para la Victoria se ubicaba tercero, con Mariano Recalde. Estas ubicaciones cobijan enigmas interesantes para el próximo tramo de la competencia.
Mauricio Macri puede estar satisfecho. Ganó su partido por amplio margen. Pero también ganó su candidato. Una inusual demostración de poder, ya que Rodríguez Larreta nunca tuvo la victoria asegurada. Son augurios alentadores para quien supervisa la propia sucesión como un capítulo de su carrera presidencial. Macri sigue atravesando un ciclo positivo: puede presentar Mendoza y Santa Fe, y el frente que acaba de presentar en Córdoba, como antecedentes del éxito de ayer. Macri y Larreta trabajarán ahora para que Pro retenga la ciudad sin necesidad de un ballottage que Lousteau anoche dio por seguro. Podría no ser un deseo delirante. Con los datos que se conocían anoche, esa fuerza superó el 47% de los votos. Pero conservar ese capital exigirá una reconciliación con Michetti.
Las primarias obligatorias, uno de los legados decisivos de Néstor Kirchner, son todavía misteriosas. Al eliminar candidatos, dejan electorados vacantes en un país donde la cultura partidaria está muy debilitada. ¿Cómo hará Larreta para anudar los votos de Michetti? Las gestiones comenzaron con la puesta en escena de anoche. "No sabemos qué pasaría si Gabriela se pone a lagrimear", temblaba, durante la tarde, un amigo de Larreta.
Aun cuando superaron ese riesgo, los expertos en recursos humanos de Pro tendrán que saldar el conflicto con la derrotada. El vínculo entre Macri y Michetti quedó roto tras una discusión muy agresiva, a fines de enero, en el hotel Four Seasons. Fue cuando ella comunicó que su lanzamiento era irreversible. Al poco tiempo, Macri le avisó que se pronunciaría por Larreta. Desde entonces no se hablan.
Larreta atravesó con éxito su bautismo electoral. Él, que desde los siete años sueña con ser presidente, debe estar todavía pellizcándose. Larreta es un tecnócrata capaz de gestionar cualquier ministerio de la ciudad sin necesidad de consultar una planilla. Macri se burla de esa obsesividad de "el Pelado". Y hay quienes se burlan del vínculo de Macri con Larreta: "Están hechos el uno para el otro. Son el ingeniero y su robot". Estas peculiaridades, que tienen mucho de apariencia, tuvieron en vilo al laboratorio electoral de Pro.
En la próxima etapa, esos estrategas expondrán a Diego Santilli, el vice de la fórmula ganadora. Es la cuarta figura más conocida del partido, después del jefe de gobierno, Michetti y Larreta. En los sondeos cualitativos de Juan Zapata, el español a quien Macri tiene como consultor inapelable, se lo identifica como cercano y simpático. Por eso lo eligieron: para "humanizar" a Larreta. En los últimos tiempos Santilli representó bien ese papel. Demostró que, como a Terencio, nada de lo humano le es ajeno.
Es imposible vislumbrar la próxima etapa de la disputa metropolitana sin resolver algunos interrogantes. Anoche Lousteau aparecía como el challenger de Larreta. La relación con Lousteau tiene para el macrismo los riesgos de toda ambigüedad. Para quienes investigan el mercado electoral, el ex ministro de Economía parece salido, por su estética, de una computadora de Jaime Durán Barba. Por eso en 2013 Macri quiso llevarlo como candidato en la ciudad. En los focus groups que realiza Zapata, aparece a menudo este comentario: "Ese chico se confundió de partido, tendría que estar en Pro". La competencia de ayer reveló que muchos votantes de Lousteau se superponen con los de Michetti. Larreta debe contemplar ese dato para fidelizar a quienes votaron por su competidora.
La familiaridad con el macrismo puede ser una trampa también para Lousteau. Es una proximidad objetiva: Lousteau encabeza una fuerza que, a escala nacional, tiene como candidatos a Ernesto Sanz, Elisa Carrió y también a Macri. Esta trama impide un proselitismo demasiado agresivo, sobre todo en cuestiones éticas, como la que insinuó anoche en su saludo. Es un nudo a desatar si llega a una segunda vuelta y debe apelar a los simpatizantes de Cristina Kirchner, que lo tuvo como ministro. Para Macri, puede ser un fenómeno atractivo: en julio podría reclamar como propios los votos de Larreta y de Lousteau. Otra dificultad para Sergio Massa, que carece de estructura en la Capital. Anoche ignoraba si el Frente Renovador, con Guillermo Nielsen, alcanzaría el mínimo obligatorio para competir en julio, un escenario inconveniente para su relanzamiento del viernes.
Recalde sería, para Larreta, muchísimo más sencillo de vencer. No sólo porque entre los porteños La Cámpora está demonizada, sino por el entusiasmo con que prodigios de la popularidad, como Aníbal Fernández o Amado Boudou, se colgaban anoche de su cuello. Además, para un idólatra de la gestión, como Larreta, enfrentar al responsable de Aerolíneas es una ventaja inmerecida. Anoche circulaba un chiste fácil: Recalde tiene más empleados que votos. Tal vez a Larreta ni le haga falta humanizarse. Recalde abre la puerta del distrito de Macri para Scioli. La Presidenta podrá calibrar la lealtad del gobernador obligándolo a defender a uno de los líderes de La Cámpora. La pelea del 5 de julio podría ser, entonces, la primera batalla entre los principales candidatos a la presidencia, cara a cara. A Scioli anoche no se lo veía contento. Entre otras cosas, porque la señora de Kirchner, que será decisiva en el armado de las listas oficiales, volvió a demostrar su falta de talento para seleccionar candidatos.
La elección de ayer desnuda otros pliegues de la competencia nacional. Si, como se presume, Pro retiene la Capital, pero Macri no gana la presidencia, Larreta adquiriría un peso inesperado en la escena nacional. En el macrismo no se plantean esa hipótesis. Al revés: el día anterior al debate de TN, Santilli reclamó un ministerio en un eventual gabinete presidencial. El argumento fue que, al abandonar el Senado, arriesga una posición parlamentaria que sería crucial a partir de diciembre. Un visionario, Santilli: todavía Larreta no lo había sorprendido con la invitación a acompañarlo. El "Colo" es más que humano. Ahora la negociación con el peronismo senatorial en una eventual gestión de Macri quedará para Federico Pinedo. Fue el suplente de la lista Michetti-Santilli. Pinedo es otro crack: cualquiera fuera el resultado de anoche, sería senador. Macri deberá pensar si la energía que le viene dedicando a un distrito que, al parecer, ya tendría ganado, no debería aplicarla a la provincia de Buenos Aires. Es su principal problema. Sobre todo por la persistencia de Massa.
Las primarias de ayer ofrecieron más lecciones. Una habla de la vergonzosa imperfección del sistema electoral, que llevó a los candidatos a festejar, cuatro horas después del cierre de los comicios, sin más evidencia que un boca de urna. La otra tiene que ver con el peso del Estado, que vuelve a toda competencia desigual. La utilización de los recursos públicos por parte de Pro no fue menos escandalosa que la de los demás partidos cuando ven amenazado su poder. Urtubey en Salta; Bonfatti, el candidato más votado de Santa Fe; Sapag, en Neuquén, son nombres de esa desviación. Es un mensaje que debería advertir la Presidenta, si es que sueña con seguir manejando el país cuando ya no maneje el presupuesto.