En esta campaña, algunos se paran hacia el horizonte y lo único que ven son nubarrones negros. ¿Y quién puede negarles que lo que aprecian es grave?
Sin embargo, habría que tomar en cuenta que estamos en plena cosecha sudamericana. En realidad más cerca del final que del comienzo.
Ello significa que los nubarrones negros pueden desaparecer, aunque sea en parte, una vez superado el período de oferta extraordinaria.
En Brasil, el operativo se aproxima a su finalización. Las máquinas han podido trabajar con soltura. En el oeste de Bahía, la cosecha ha avanzado raudamente gracias al buen tiempo a lo largo de la mayoría de los días de trabajo. El rinde promedio llegaría a 30 QQ cuando el de los últimos años sólo fue de 24 QQ por hectárea.
Para echar leña al fuego, las recientes noticias de producción son ideales.
La Compañía Nacional de Oferta de Brasil (CONAB) ha revisado su predicción en alza. De la anterior estimación de 93,25 millones ha pasado ahora a 94,80 millones de toneladas. Ello significaría casi un 10% más que en campaña previa.
Así también, en nuestro país las condiciones para levantar la cosecha se vienen presentando en forma casi excepcional, mostrando al mismo tiempo las restricciones logísticas agravadas en los últimos años, pese al extraordinario monto cobrado por el Estado en concepto de derechos de exportación.
Respecto a la comercialización, se nota un mayor peso de operaciones sin precio firme, es decir a fijar. Esta es una tendencia que el año pasado se había marcado claramente y que ahora se acentúa.
Tal tendencia es la resultante del temor de los productores frente a la incertidumbre económica, sobre todo en lo que hace a tipo de cambio. Y revela la “esperanza” de mejores valores.
Siendo así el cuadro, obviamente, los precios siguen su derrotero negativo.
Sin embargo, no está todo dicho.
¿Por qué? Pues porque ahora comienza a tallar el hemisferio norte. Allí los productores se hallan en la entrada del mercado climático.
Precisamente, en EE.UU. la región norte sufre sequías y la del sur registra exceso de lluvias. La evolución climática muestra indicios de inconvenientes que, en breve, podrían alarmar la demanda y en consecuencia incentivar las compras.
Este cuadro podría derivar en problemas serios en las labores de siembras y culturales.
El mercado climático abre un horizonte de esperanza. Para el sur, obviamente. Ahora el mango de la sartén está en el norte.