En el análisis semanal de Massot y Monteverde aseguran que “en el supuesto caso de que Cristina Fernández decidiese inclinar la balanza en favor de Florencio Randazzo y en desmedro de Daniel Scioli, pocas dudas caben de que, en las internas del Frente para la Victoria, una parte del electorado dispuesto a votar a los candidatos de ese espacio político cerrarían filas junto al titular de la cartera de Interior. Pero como la presidente no posee ni por asomo el arrastre con la gente propio de Juan Domingo Perón, aún si optase por tomar ese camino no le aseguraría a su eventual delfín un triunfo en las PASO del próximo mes de agosto ni en las generales del mes de octubre”
La única posibilidad que tiene Randazzo de ganarle la pulseada interna a Scioli es con el apoyo indisimulado, abierto, ostensible, de la viuda de Kirchner. Si ella fuese prescindente y no se pronunciase, por ejemplo, de la misma manera que Mauricio Macri lo ha hecho en su feudo político con el propósito inequívoco de que Horacio Rodríguez Larreta derrote dentro de veinte días a Gabriela Michetti, necesitaría un verdadero milagro para doblegar al ex–motonauta. Con este detalle adicional: el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires sabe que los riesgos de su intromisión en la interna partidaria son mínimos y que igual el Pro se impondría cómodamente en los comicios abiertos del distrito. Ventaja que no sólo no tiene la presidente sino que la decisión de tomar partido a expensas del mandatario provincial podría costarle muy caro después.
Y ello por una razón bien sencilla, que no requiere demasiadas explicaciones: Randazzo podría imponerse en las internas pero, como su figura no suscita fuera de la quinta del FPV las adhesiones que entre el electorado independiente consigue Scioli, en las elecciones de octubre tendría muchas menos chances de salir airoso en un mano a mano con Mauricio Macri o con Sergio Massa. La versión que ha comenzado a correr dentro y fuera de los ámbitos gubernamentales, en el sentido de que la presidente podría salirse con la suya carece de consistencia. Una cosa es jugar en un distrito donde el Pro tiene la vaca atada y no puede perder y otra es arriesgarse en una pulseada a nivel nacional donde un paso en falso podría terminar en una catástrofe.
Sería raro que parte de La Cámpora haya acortado distancias con Scioli, o lo reconozca lisa y llanamente como un candidato legítimo, si acaso el deseo fuese cerrarle las puertas de las PASO. Algo que hasta hace unos pocos meses hubiese sido impensable. No menos raro resultaría el apoyo que el gobernador ha conseguido de ciertos capitostes kirchneristas de paladar negro que no pertenecen, por razones generacionales, a La Cámpora. Por si fuera poco, ya no se leen críticas destempladas de Página 12 a su figura. Y si a lo dicho se le suma la última expresión de Máximo Kirchner hay sobrados motivos para suponer que hubo un cambio del elenco K puro y duro respecto a Scioli.
Asimismo, los analistas aseguran que “Florencio Randazzo viene corriendo de muy atrás y debe diferenciarse claramente de su contrincante. Podría hacerlo de distintas formas. De todas las que están a su disposición, ha elegido compararlo con Macri y Massa”
Que Randazzo y Urribarri le ladren a Scioli desde idéntico ángulo y prácticamente con los mismos argumentos, es señal contundente de que desean pegarle en el flanco más sensible y expuesto que tiene el gobernador en la interna del FPV.
Si Cristina Fernández y su primogénito han reconsiderado la situación del gobernador bonaerense, al extremo de facilitarle su participación en las PASO, es asunto aún abierto a debate. Pero los indicios antes enumerados no son inventados. Parecen formar parte de una táctica electoral en donde la Casa Rosada limitaría a tres los competidores —Scioli, Randazzo y Urribarri—a quienes la Señora, sin demasiadas consultas, les impondría otros tantos compañeros de fórmula. En cuanto a las listas de diputados y de senadores nacionales, está casi decidido que sean comunes.
¿Significa lo escrito hasta aquí que el gobernador bonaerense ya no despierta sospechas ni genera incertidumbres en cuanto a su fidelidad al modelo? —En absoluto. Los Kirchner, en el fondo de su corazón, siguen pensando que está más cerca del dúo Pimpinela, Mirtha Legrand o el Muñeco Mateyko que de Néstor, Chávez y Castro. Sólo que su caudal de votos no admite discusión y, después de todo, la idea de que puedan rodearlo y condicionarlo les resulta estimulante. Scioli al gobierno, Cristina al poder… ¿Por qué no? Total, soñar no cuesta nada.