Entusiasma a sus colaboradores con un escenario de triunfo en primera vuelta. Como si fuera tan fácil. Scioli cree que lo peor ya pasó y que, de ahora en adelante, va a tener tiempo y posibilidades de superar el 40% de los votos en las elecciones de octubre.
"No le impactó el caso Nisman, no le quitaron votos los acuerdos que hizo Macri con Reutemann, Carrió y Sanz. Randazzo no consigue sacarlo de la cancha y Cristina podría tener sus resquemores, pero al final lo va a apoyar porque ya demostró que no se quiere suicidar", sintetizó uno de los hombres que hablan con el gobernador a diario.
Lo del casi nulo impacto que tuvo en su figura la muerte de Nisman es rigurosamente cierto. Todas las encuestas mostraron una leve caída de su imagen y su intención de voto inmediatamente después del suceso, pero en marzo volvió a repuntar y se mantuvo entre los 25 y los 30 puntos que le reconoce la mayoría de las consultoras.
Parece menos científico el análisis que sostiene que la candidatura de Scioli también es inmune a los acuerdos que logró Macri. De cualquier manera, el gobernador, ni lerdo ni perezoso, salió a comparar esos entendimientos con la Alianza que terminó con la dimisión de Carlos "Chacho" Álvarez y la salida en helicóptero de Fernando de la Rúa. Y pegó a ese discurso otro relato. El que suena como música para los oídos de la Presidenta. El que defiende todo lo bueno que hicieron "Néstor y Cristina". Desde la asignación por hijo hasta la "recuperación" de las jubilaciones privadas. Desde el Fútbol para Todos hasta las política de derechos humanos. Desde la crítica a los fondos buitre y el elogio al ministro de Economía, Axel Kicillof, hasta la foto con la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto.
"Daniel no es el presidente de los medios hegemónicos. Tampoco es el ala liberal del oficialismo. Daniel es el candidato que mejor mide dentro del Frente para la Victoria, aunque Randazzo intente correrlo por izquierda o algunos, como Duhalde, lo quieran empujar hacia la ruptura", me dijo el hombre que conversa con él todos los días.
Nadie vislumbra a Scioli rompiendo con el partido oficial. Pero tampoco nadie lo imagina aceptando mansamente una candidatura al Parlasur o un premio consuelo distinto de la competencia por el premio mayor. Los hombres del gobernador explican que también están preparados en caso de que la Presidenta cometa el "suicidio político" de bajarle el pulgar. "Nos pusimos una fecha imaginaria con el fin de anticipar el cierre de listas. Si hasta entonces la Presidenta no le envía a Daniel señales claras de que no va a impedir su participación, ya tenemos elaborado un plan B. Porque ninguno de nosotros está dispuesto a resignar la posibilidad cierta de que sea el próximo presidente", explicó la misma fuente.
¿Se transformaría Scioli entonces en candidato con otro sello asociado al Partido Justicialista? ¿Se acercaría al otro postulante, Sergio Massa, para convertir a la Presidenta y sus incondicionales en un partido testimonial? Responde uno de sus operadores políticos: "Es una tontería plantear las cosas así. Daniel no es un líder solitario y caprichoso. Detrás de su candidatura están los gobernadores y los intendentes que no quieren perder ni su territorio ni su poder, como Fernando Espinoza, en La Matanza, o Martín Insaurralde, en Lomas de Zamora. Daniel va a aceptar un armado de listas donde predomine la idea de preservar el proyecto, pero que al mismo tiempo no sea piantavotos. En ese contexto, ni siquiera el candidato a vice es determinante. Porque primero hay que ganar las elecciones y enseguida hay que ponerse a gobernar", dijo la fuente.
Scioli tiene dos preocupaciones: Randazzo y Macri. El gobernador teme que el ministro del Interior y Transporte juegue, para las PASO, "más intenso" de lo aconsejable. Que se tome en serio la invitación de la Presidenta para que todos los candidatos den a conocer su declaración jurada. Él todavía no lo hizo, a pesar de que Poder Ciudadano se lo pidió más de una vez. Para demostrarle a la Presidenta que él nunca jugará el juego de la "denuncia" como carta electoral, Scioli habría ofrecido sus buenos oficios con la intención de mediar y evitar que los fiscales y jueces federales más activos continúen investigando a la Presidenta y su familia. Se menciona con insistencia a un veterano juez federal, quien se habría colocado el traje de consejero y habría mencionado a Scioli en más de una oportunidad. Su gestión no habría dado el resultado esperado con Claudio Bonadio, el juez que lleva la causa Hotesur. Por eso la Presidenta apuesta a que la Cámara de Casación termine recusando al magistrado en los próximos días.
La preocupación por Macri es electoral. Los asesores del gobernador se lo explicaron clarito: el problema es que la intención de voto del ex presidente de Boca "no tiene techo" y parece aumentar "todos los días un poco". Fueron más sofisticados todavía: le aconsejaron que, para detenerlo, debería aumentar el apoyo a Sergio Massa, quien comparte con Macri la mayoría del "voto opositor".
Scioli prefiere atacarlo de manera frontal, con la idea de que el líder de Pro quiere "tirar todo abajo". Y confía en que "el buen momento de la economía" lo mantenga en lo más alto del podio. Lo más difícil para el ex motonauta sería conseguir los entre 8 y 10 puntos que lo separan del 40% de los votos, para ganar en primera vuelta. Por eso se ocupa en forma personal de su campaña de hipercomunicación, aun a riesgo de saturar a los receptores. La campaña incluye una docena de correos diarios a los principales medios y periodistas con las distintas actividades del gobernador. Y no excluye ningún aspecto de su vida personal que pueda impactar en el voto "emocional". Aunque tenga que ver con el accidente que le hizo perder parte del brazo. El guionista de House of Cards debería cubrir las próximas elecciones argentinas para copiar ideas e incluirlas en la próxima temporada.