Para revertir la actual situación se necesitan políticas de estado que trasciendan gestiones, gobiernos y dirigentes, si queremos frenar nuestra decadencia como país productor y exportador confiable de trigo, a partir de la siembra del ciclo 2015-2016 que se sembrará con un gobierno y se cosechará con otro.
Fue justamente el ámbito de la Fiesta de Trigo en donde un grupo de dirigentes de las diferentes entidades de la cadena triguera y funcionarios, pudieron consensuar políticas para poder revertir la tendencia sembrando un mensaje de esperanza en Leones. El “ Acuerdo sobre Políticas Triguera para la Argentina ” expresa la demanda de la gran mayoría de los productores y define cuales deberían ser las políticas para que la cadena de trigo pueda aportar mayor producción y exportación para aumentar los ingresos del país.
Hagamos un poco de historia para quienes no pertenecen directamente al sector. Hay estadísticas que resultan incomprensibles. En ciclo 1902-1903 se sembró en la Argentina 3,69 millones de hectáreas de trigo mientras que en el ciclo 1928-1929 se llegó a sembrar 9.2 millones de hectáreas. Curiosamente en 2013-2014 volvimos a sembrar la misma cantidad de hectáreas que hace 110 años: 3.4 millones. Recordemos que en el pico de producción de 1928 se hizo con arados de rejas y sembradoras tiradas por caballos.
La producción total de esta cosecha según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires sería de 12.2 millones de toneladas más un remante del año anterior de 1.8 millones, serían 14 millones de TT disponibles para vender. Si son 6 millones las que necesitamos para atender el consumo interno y elaboración de harina y subproductos para exportar, restarían para exportar 8 millones de TT. Hasta hoy se dieron Roes por 3.5 millones de TT quedan sin poder exportar 4,5 millones de TT que están a la espera de la decisión burocrática del gobierno.
Estas medidas son la que provocaron la desaparición del mercado pagando 130 dólares al productor contra un FAS teórico de 180 dólares. Es decir hoy el precio depende solamente de la voluntad de pago que tenga el comprador. O sea, que los productores están perdiendo vía retenciones 50 dólares, además de la confiscación del 23 % por derechos de exportación sobre el ingreso bruto.
El país por estas políticas dejó de producir en los últimos 10 años 27 millones de toneladas que a un valor FOB representaron 8 mil millones de dólares. Por retenciones el productor pagó al estado 4550 millones y si agregamos los costos de la intervención del gobierno con el manejo de ROEs, suman un total de 14.885 millones de dólares que extrajeron al productor.
En 2005 según ONCCA sembraban trigo cerca de 50 mil productores en 200 localidades del país. Hoy según cifras oficiales (Ministerio de Economía)hay menos de 30 mil productores sembrando trigo.
En 10 años -2004-2014- el trigo subió 335 % Bahía Blanca, el pan subió 1.100 % pasado de $ 2 a $ 24 el Kg en la actualidad y la inflación fue de un 800 % promedio según quien la mida. Conclusión el pan subió por la inflación y no por el costo del trigo que representa solamente el 9% en la estructura de costo del pan.
La asignación de cupo o Roes, la exigencia de adelantos de las retenciones a los exportadores para vender en los mercados a futuro y todas las otras malas intervenciones en defender la mesa de los argentinos, han provocado la caída de producción del trigo y el encarecimiento del pan que subió al ritmo de la inflación.
Estas intervenciones han provocado la quiebra de muchos pequeños productores, la concentración de los compradores y la pérdida del mercado de Brasil, que será muy difícil de recuperar ante las nuevas alianzas comerciales de Brasil, agregada ahora a la desconfianza que tienen con nuestro país por los últimos acuerdos con China.
Asumamos que si hubiera una política de estado previsible están dadas las condiciones para poder sembrar 5 o 6 millones de hectáreas que con el rinde promedio mejorado por hectáreas nos permitiría cosechar de 18 a 20 millones de toneladas de trigo si aplicamos todas las tecnologías disponibles.
Los puntos más importantes para dicha política serían:
1°- El mercado de trigo debe funcionar libremente y sin impuestos distorsivos para que el productor reciba el valor integro como ocurre a nuestros competidores. Derogar la resolución 543/2008 (ROES) y plena vigencia de la ley 21.453.
2°- Eliminar los derechos de exportación de toda la cadena triguera.
3°- Deben eliminarse todas las intervenciones en el funcionamiento interno del mercado de trigo. Los registros de exportaciones deben ser a título de información y estadística. Sin retenciones no hay necesidad de estar cerrando el registro.
4°- Debe incentivarse una segregación del trigo por calidad para poder atender mejor las diferentes demandas interna y externa.
5°-Debe promoverse la transparencia en toda la cadena de trigo, harina y pan, como la única manera de generar igualdad de condiciones para una transparente competencia.
6°-Promover una virtuosa rotación de cultivos, especialmente por el rol que tiene el trigo en la sustentabilidad ambiental. De esa forma se ayudaría a mejorar la calidad de nuestros trigos que está muy cuestionada.
7°- El Estado con los mayores recursos del aumento de la producción y exportación deberá promover con subsidios directos políticas para atender a los más necesitados ya sean productores y consumidores.
Conclusiones : Los tiempos electorales no siempre coinciden con los ciclos biológicos. Pero en alguna oportunidad hay que actuar urgentemente como ocurre con la nueva siembra de trigo, en lo cual tiene un rol importante la opinión de la oposición en la comercialización de trigo a partir del 12 de diciembre próximo.
No es sensato y de buena gestión limitar el crecimiento de toda la cadena, por 6 millones de TT para el consumo interno teniendo la posibilidad de producir 20 millones. Hay que saber que solamente necesitamos 2 millones de TT, para elaborar el pan común para los 40 millones de ciudadanos y las otras 4 millones para el mercado interno, la Industria Molinera lo debe comprar libremente compitiendo con la exportación en los mercados para terminar con esta nefasta política para el país.
La mesa de los argentinos va a estar mejor atendida cuando mayor sea la producción y la exportación de trigo y todos los sectores compitan en los mercados como ocurre actualmente con la soja. Esta sería la mejor receta por la salud y la integración de todos los miembros de la cadena triguera, para poder trabajar en una misma mesa de diálogo y consenso por las políticas que necesitan la cadena de trigo y el seguimiento de las mismas durante todo el año.
Por Arturo Navarro
Fuente: Años de Campo