América Latina y el Caribe (ALC), ya no será lo que fue gracias a los dos booms de commodities. El primero, que terminó con la burbuja de precios pinchada a mediados de 2008 y el segundo, que se expresó hacia 2010/11, como efecto de la sobreactuación china, para reactivar la economía mundial, mediante gastos en infraestructura, reorientación de su inicial esquema exportador hacia el mercado interno y subsecuente incremento de la demanda por importaciones de combustibles, alimentos, minerales, etc..
Todos sabemos que en el sub-continente ALC, no somos asiáticos. No hay un pensamiento de largo plazo, basado en el ahorro y la inversión genuina, sino más bien una tendencia hacia el nacional-populismo, que vive de los anuncios de hoy, que se incumplirán mañana, y se empeorarán pasado.
Todos tenemos una especie de (in)conciencia que, para salir de pobre, hay primero que distribuir y luego ahorrar e invertir. O sea que los asiáticos, por ejemplo, entendieron que largos años de capitalismo – bastante salvaje en el caso de China y la ASEAN-; y la adición de educación y desarrollo tecnológico –propio o copiado- son el fundamento para un crecimiento sustentable (austeridad primero y consumo futuro), que se aprovecha de la escala y del desarrollo de mercados externos (para invertir), aunque no cuente con recursos naturales propios, es LA receta “pal pobre”.
Nosotros, implícitamente, aunque con empeño, hacemos de “reverso de la medalla”, ya que tenemos lo que a ellos les falta. Y pensamos que es suficiente. Pero, no es así.
El desarrollo industrial se fue trasladando hacia el Pacífico y más precisamente al Este y Sureste asiáticos. También África, supo colgarse y sigue ahí, al igual que nosotros como proveedor de recursos naturales, de ese modelo. En América Latina, algunos países atravesaron la fase de sustitución de importaciones, con una economía cerrada –que no es ningún pecado, si es “transitoria”-. En cambio, África y las naciones en desarrollo de Asia no cometieron ese error y arriesgaron, por lo menos en los sectores más dinámicos, con la visión de la escala continental de los mercados y la elevación del nivel de vida de las clases pobres. Eso sí, hay que trabajar. E invertir. Bien y mucho, en ese orden.
Los que crecen
Es paradójico que, para The Economist, en las 12 economías que más crecieron -en 2014- no se incluye a ninguna de ALC. Ni siquiera una isla turística o de atractivo para el juego. Y que 7 de los países sean asiáticos y los otros 5 africanos. También es notable, que 9 de los 12 países de mayor crecimiento, tengan base en el desarrollo de los recursos naturales, de los cuales nosotros disponemos como región, mientras que sólo 2 se basan en el turismo y juego, a los cuales también estamos acostumbrados.
Lo más curioso es que sólo uno de los 12 países de mayor crecimiento (Camboya, en Asia), basa su despegue en la industria de la confección, único sector industrial que parece dinamizar a las economías de desarrollo reciente, luego de las cuatro olas industrializadoras que caracterizaron al Pacífico: 1) Japón; 2) Los primeros 4 tigres; 3) Los nuevos tigres y 4) Los que reciben ahora, como Camboya o Vietnam y por qué no la India y el resto de la ASEAN, los remanentes del desarrollo industrial semi-esclavizante, que a nosotros en el Continente nos gusta esconder y que, si en todo caso alguien quiere practicar, lo hace fuera de la vista del “modelo oficial”.
El paradigma chino marcó la última ola industrial hasta que, como se sabe, los salarios reales, desde 2005 a la fecha, crecieron más de 140%. Desplazaron hacia Vietnam y Bangladesh primero, las industrias intensivas en mano de obra y luego las desparramaron por todo el Sudeste Asiático.
En ALC, siempre se tuvo vergüenza de la maquila mexicana o el turismo en el Caribe o de los talleres (clandestinos), en nuestra querida Ciudad de Buenos Aires. Pero lo cierto es que quedan pocos modelos industriales generen crecimiento y movilidad social, luego que China se apoderara de los sectores de “media” intensidad tecnológica y ahora de los satélites…
Hace un año y medio, que las materias primas valen menos. Los capitales re refugian en los Bonos del Tesoro (USA) y se fortalece el Dólar. Llegó la hora de cambiar las proyecciones de crecimiento y de hacer un balance de los 8 prodigiosos años del boom de commodities, período en el cual se re-primarizó la economía de la Región ALC, mientras el distribucionismo cortoplacista logró apenas mitigar, y muy parcialmente, el avance de la pobreza.
Re-estimando a la baja
Entre 2006 y 2013, el PBI de la Región creció 3,7%, en promedio, pese a la breve interrupción del shock de 2009. En términos per cápita, lo hizo al 2,5%. Para la CEPAL, el crecimiento bajó al 1,1%; en 2014 y fue prácticamente nulo medido por habitante. Tras la caída en el precio de las commodities y sobre todo el “anti – shock petrolero” de fin de año, el FMI bajó en 0,9 puntos la proyección para 2015, llevándola al 1,3% y soñando con una hipotética recuperación de Brasil para 2016, lo que aumentaría un punto porcentual el potencial de suba (ALC) para el próximo año.
Claramente, se destaca el caso mexicano, como una excepción a esta tendencia, ya que ha efectuado con más o menos precisión, reformas trascendentes y está cerca del país que ha vuelto a arrastrar a la economía mundial (los Estados Unidos) y por ende crecería al 3,2 y 3,5%, en el bienio. Se está reponiendo del shock chino, que “lo tuvo mal”, en la industria, hasta el 2013.
Está claro que se volvió al crecimiento regional mediocre, al desaparecer la principal fuente de renta de la que se podía apropiar el Estado, para la redistribución populista.
Si uno mira la Balanza de Pagos regional, según datos de la CEPAL, se da cuenta hasta qué punto fue “liviano” el avance de los años del boom. Por ejemplo:
- En los últimos 10 años, la Región siempre disfrutó de superávit comercial. Es más, las exportaciones crecieron 91,6% entre 2005 y 2013, para luego comenzar a declinar el año pasado. La Balanza de Servicios, que siempre fue negativa, profundizó 7 veces su desequilibrio. Como las remesas de los que trabajan en países avanzados, se mantuvieron relativamente estables (por encima de los MU$S 60.000 anuales), la Cuenta Corriente Externa de la Región, reflejó más bien el resultado del comercio por Servicios y Transferencias, pasando de ser apenas positiva en 2007 a ser fuertemente negativa en 2013 (M U$S 157.000).
- Gracias al buen momento de los precios para los recursos naturales y a la baja tasa de interés, por la hiper-liquidez que vivió el mundo, las Reservas Internacionales Brutas crecieron notablemente, incluso hasta 2014. En una palabra, el boom exportador tuvo su correlato en la acumulación de Reservas y en el des-endeudamiento público, aunque en este último caso el éxito duró sólo hasta 2011, para luego revertirse.
- Lamentablemente no somos Asia y, por ende, la inversión regional nunca superó los 20,7 puntos del PBI. Creció de 17%, en 2005 a 20,3%, en 2008. Pero luego se derrumbó con la crisis internacional. Volvió a recuperarse en el segundo boom de 2011 y 2012, para caer a apenas 19,3% del PBI, en 2014. Es decir que sólo una parte de la renta de los recursos naturales se transformó en inversión, pero a una tasa de capitalización muy baja y siguiendo estrictamente el ritmo del ciclo de precios de las commodities (no el de las tasas de interés).
- Si bien es cierto que, como se dijo, entre 2005 y 2011, cayó la deuda pública, el resultado global del Sector Público (razonablemente equilibrado hace 10 años), se desbarrancó en 2009 con la crisis y nunca se resolvió: alcanza al 2,7% del PBI regional en 2014 (cifra similar al 2,8% de 2009). Poco y nada es lo que creció el Gasto de Capital y no se aprovechó la bonanza para producir un shock sustantivo en los Ingresos Tributarios genuinos. Si los chinos pagan caro, pues disfrutemos. Y fuguemos… Que los Bancos Centrales se ocupen de juntar reservas.
- No todos los países se comportaron de la misma manera, sobre todo en materia de inversión. Los 4 de la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, México y Perú) siempre tuvieron porcentajes de inversión más altos que la media. No ocurrió lo mismo con La Argentina y Brasil, bases del MERCOSUR. Aún en la malaria de 2014, Perú invirtió 25,5% del PBI y Colombia 25,9%, cuando en la Región, apenas se alcanzaba el 19,3% (17,2 en la Argentina). Chile es un caso muy particular, ya que las reformas anunciadas y luego…¡implementadas! por Bachelet, en su segundo mandato, tumbaron la inversión del 24,3%, en 2012 al 21,1%, en 2014. El PBI sobre-actuó esta caída.
- Ahora que, para el FMI, el crecimiento será del 1,3% para toda la Región, destacan México, con el 3,2% de suba y América Central, con el 3,8%, mientras que en el Caribe también habrá mejoras por encima de la media (2% en las economías dependientes del turismo y –todavía- 2,9% en las exportadoras de materias primas, especializadas fundamentalmente en productos tropicales y, por ende, no afectadas por la interrupción del boom).
- Pero, en América del Sur, los países del Pacífico se diferencian, con una suba del 4,0%; 3,8 y 2,8% para Perú, Colombia y Chile, mientras que los del MERCOSUR sufrirán, por ineptitud, corrupción y ¿por qué no?, por menores precios de las materias primas. Así, el gigante, Brasil, pasará del 0,1 en 2014, a apenas el 0,3% en 2015 y La Argentina de CFK y la Venezuela del Pajarito, caerán 1,3 y 7,0%, respectivamente, este año..
Reflexión final
Los países de economías populistas, orientadas al Atlántico, cerradas y con modelos de distribución estatista de rentas y, en algunos casos. corruptos, no tienen chances en el nuevo mundo que comenzó al caer los precios de las commodities, desde mediados de 2013 y, menos aún la tendrán, si se profundiza el giro a Asia de la geopolítica americana, el avance de la Alianza del Pacífico y la revaluación del Dólar.
Va siendo hora de que Brasil y La Argentina piensen de otro modo en su futuro, ya que el modelo de industrialización mercado-internista, populista y cerrado, ya no tiene lugar en un mundo donde las rentas de los recursos naturales sólo alcanzan, mal captadas, para reducir un poco la deuda pública y acumular Reservas que se irán volando, a medida que haya que alimentar el obeso modelo viejo, que adolece de excedente genuino y atracción de inversiones de riesgo.
Brasil ofrece mejores oportunidades que La Argentina, en este sentido: tiene dos ventajas con las que nosotros no contamos: la escala económica y la formidable acumulación de Reservas, que sostuvo con una tasa de interés real alta; y que le servirán para encarar cambios genuinos, si es que decide abandonar los vicios innumerables que han tumbado su economía (del 7,5%; de crecimiento en 2010, al 0,3% en 2015).
Por Lic. Jorge Ingaramo
Fuente: Años de Campo