En una muestra más de la formidable reducción de las exportaciones de carnes vacunas argentinas, 2014 terminó con ventas al exterior de sólo el 10 por ciento de las realizadas por Brasil. Resulta así imposible retornar a las tradicionales participaciones nacionales en los mercados del mundo. No sólo Brasil ha superado las exportaciones de carne argentina, también la han superado las de Uruguay y Paraguay, pese a la reducida dimensión de sus territorios.
Tres han sido las principales causas de esta lamentable historia. Por un lado, la aftosa recién erradicada después de los sinsabores que son de público conocimiento. En segundo lugar, el proteccionismo vigente en importantes mercados externos y, por último y muy especialmente, los gravísimos desaciertos de la política económica nacional, jalonada de retenciones de larga y perniciosa vigencia, así como las restricciones a las exportaciones instauradas a partir de 2005, en un contexto de relaciones fóbicas del gobierno nacional respecto del campo y, particularmente, de la ganadería vacuna. Cabe, además, una mención a los nefastos efectos producidos por largos períodos de atraso cambiario.
En cambio, Uruguay aplicó retenciones y las suprimió como política de Estado, a través de varias presidencias, y con excelentes resultados, que en estas columnas editoriales hemos comentado en varias oportunidades.
Brasil, ahora líder mundial en la materia, exportó por 5800 millones de dólares en 2014, mientras que nuestro país lo hizo por 1000 millones, una relación diferente y algo mejor que la citada más arriba, en función de tratarse de dólares o volúmenes y tipos de carnes que vende cada país. En equivalente a peso de res, Brasil exportó 2,1 millones de toneladas, mientras que la Argentina sólo vendió algo más de 200.000.
Un hecho importante que destaca el director de la publicación Valor Carne, Miguel Gorelik, es el crecimiento mundial del sector exportador de carnes, que, según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, alcanzó en el año último un 7 por ciento. Secundan a Brasil en el primer puesto de ese ranking India, Australia, los Estados Unidos, Nueva Zelanda, Paraguay, Uruguay, Canadá, Bielorrusia, la Unión Europea y la Argentina, en el undécimo puesto.
Del histórico gran líder del ranking mundial de exportadores de carnes vacunas que fuimos durante más de un siglo, ocupamos ahora un más que modesto lugar. Decrece también la participación en el consumo nacional, todavía muy importante, aunque con la creciente participación de las carnes aviares y, en menor medida, de las porcinas. Cabe agregar que no solamente la ganadería vacuna afronta dificultades, como lo expresa el CEO de Los Grobo, Horacio Busanello. "La agricultura no es negocio en la Argentina", sostuvo recientemente.
Yendo hacia el sur del país, se oyen voces similares en la fruticultura andina. También el Norte padece esa situación, al igual que casi todas las economías regionales. Es que la presión impositiva, la deficiente gestión administrativa de la economía, la corrupción, la inseguridad jurídica y personal, y otras deficiencias perturban e impiden el trabajo productivo hasta límites insospechados.
Sólo un cambio muy importante y perdurable, surgido de correcciones políticas absolutamente imprescindibles, podrá dar lugar a un necesario crecimiento y una recuperación del sector.