Se reflexiona sobre las flamantes proyecciones del Banco Mundial. Son optimistas. El problema es la volatilidad de la economía mundial (Ej: recientes cambios virulentos en precios del dólar y del petróleo). Se recomienda coordinación macro (entre ricos) y “aprovechar la bonanza” (esto para los pobres). Pero nunca pasa: gobiernan Merkel (amarreta), Putin (yudoka) y Maduro (pajarito).
En 2014, se cumplieron 6 años de la 2da. peor crisis del capitalismo maduro. No fue un buen año. Lo salvan los aciertos en la economía de los EE.UU. y muy poco más.
La América Latinapetrolera, mercado-internista y ex pro-chavista (incluso Brasil, que cedió demasiado a la Petrozuela) no tiene más que las consecuencias de a) no aprovechar seriamente el Boom de Básicos; b) escuchar al “pajarito” (UNASUR, CELAC y PETROCARIBE, entre otras genialidades); y, ahora, c) la combinación de repunte del dólar (probable menor liquidez y otra fuga a la calidad), derrumbe del crudo y caída (difícil de prever hasta dónde y hasta cuándo) en los precios de las commodities.
En muchos casos, fletes y combustibles baratos, ayudan a bajar la inflación; pero en otros arrancan con las devaluaciones que minan el comercio (salvarse, empobreciendo al vecino). Para el Banco Mundial, el saldo global es positivo. But…
1) Los cambios han sido más rápidos que lo esperado y no hay un manual de cómo sigue la peli.
2) Todos esperábamos la revaluación del dólar, pero la liquidez que sobra y el manejo de los fondos especulativos la acentuaron y la apresuraron. La reacción del Euro es muy dudosa (¿es creíble?). Esperemos que la baja del crudo los “des-sensibilice” con la inflación y se pongan a gastar (los ricos, obvio, en los países más pobres del bloque). Total: ahora, la factura va a Putin y Maduro.
3) Los EE.UU. reducen sus desequilibrios junto con una Zona Euro, que -por ahora- sigue ombliguista y dominada por los austeros. Se espera que la FED siga “acomodaticia” y no exagere con el dólar y la fuga a la confianza (la tasa larga no debería seguir bajando y se le debería sugerir a la UE, altas dosis de gasto interno -financiado por excedentarios que alivien la deuda de los deficitarios-, sin pasar a una imprevisible cuenta corriente externa de la Zona, –sería bueno que la alemana fuera, muy pronto, próxima a cero-).
4) Si China se “cuida” financieramente y no cambia la paridad del yuan con el dólar, se irá volviendo más cara. Por eso, el menor precio de los básicos la ayuda a mantener su competitividad. Pero, para los exportadores de materias primas, “todo es una cuestión de grados”. Los países en desarrollo soportan sólo un poco de menor competitividad en básicos, pero no una mejora china sustantiva en costos industriales (Venezuela no se salva con el crudo a U$S 50 y Brasil o México tampoco, con Costos industriales chinos 20 % más bajos y este dólar, o sea que deben devaluar tanto como se aprecie el verde –esperemos que no mucho-).
5) Queda pendiente cómo se evita en el futuro la volatilidad. Si no hay una fórmula que la atenúe, seguirán los shocks externos y la debilidad del comercio mundial. Siempre que se hacen proyecciones, (como la reciente del Banco Mundial), se esperan mayor coordinación macro de los ricos y mejoras estructurales (pro-inversión) en los pobres, aprovechando las bonanzas. Pero estas cosas nunca ocurren: hoy mandan Merkel (amarreta); Putin (yudoka) y Maduro (pajarito).
Anexo: Las Perspectivas del Banco Mundial
Después de otro año decepcionante en 2014, este año los países en desarrollo deberían experimentar un alza en su crecimiento gracias al impulso que generan los precios del petróleo bajos, el fortalecimiento de la economía de EE.UU., tasas de interés mundiales que siguen apuntando hacia la baja y a la disminución de las contrariedades en varios mercados grandes y emergentes, señala el informe del Grupo Banco Mundial Perspectivas Económicas Mundiales (GEP).
Tras el crecimiento que bordeó el 2,6 % en 2014, las proyecciones muestran que la economía del mundo crecerá 3 % este año, 3,3 % en 2016 y 3,2 % en el año 2017. Las naciones en desarrollo crecieron un 4,4 % en 2014 y se espera que en 2015 bordeen el 4,8 %y se fortalezcan en 5,3 % y 5,4 % en 2016 y 2017.
Las tendencias, cada vez más divergentes, tienen implicancias para el crecimiento global. En Estados Unidos y el Reino Unido, la actividad mejora a medida que el mercado laboral se activa y la política monetaria sigue acomodaticia. La recuperación ha sido más inestable en la zona del euro y en Japón: heredaron el retardo de la crisis financiera. China, por su parte, está experimentando una desaceleración administrada con un crecimiento lento de 7,1 % este año (7,4 % en 2014), 7 % en 2016 y 6,9 % en 2017.
Los riesgos se deben a cuatro factores:
-La persistente debilidad del comercio mundial.
-La posible volatilidad del mercado financiero en la forma de mayores tasas de interés en las principales economías.
-La tensión que generarán los bajos precios del petróleo en los balances de los países productores.
-El riesgo de un período prolongado de estancamiento o deflación en la zona del euro o en Japón. El estancamiento de la recuperación en algunos países de ingreso alto e incluso de ingreso medio puede ser síntoma de males estructurales profundos.
A medida que el crecimiento demográfico bajó su ritmo en muchos países, el grupo de trabajadores más jóvenes es más pequeño, poniendo presión sobre la productividad. El menor precio del petróleo, que se espera se mantendrá durante 2015, está bajando la inflación en todo el mundo y es probable que retarde (SIC) los repuntes en las tasas de interés en los países ricos. Esto genera una oportunidad para los países importadores de petróleo, como China e India. Se espera que el crecimiento de India llegue al 7 % en 2016.
A partir de la recuperación gradual del mercado laboral, un menor ajuste presupuestario, precios bajos de los productos básicos y costos de financiamiento aún reducido, se espera que el crecimiento conjunto en los países de ingreso alto ascienda levemente al 2,2 %, este año (1,8 % en 2014) en 2015 y cerca de 2,3 % en 2016-2017.
El crecimiento en Estados Unidos debería acelerarse a 3,2 % en 2015 (a partir de2,4 % el año pasado) antes de moderarse a 3 % y 2,4 % en 2016 y 2017, respectivamente. En la zona del euro, la inflación baja podría prolongarse. El pronóstico para el crecimiento en la zona del euro es 1,1 % en 2015 (0,8 % en 2014), un 1,6 % en 2016-2017. En Japón, el crecimiento se elevará a 1,2 % en 2015 (0,2 % en 2014) y 1,6 % en 2016.
Los flujos comerciales serán débiles en 2015. Desde la crisis financiera global, el comercio se ha desacelerado significativamente, creciendo menos del 4 % en 2013 y 2014, por debajo del crecimiento promedio previo a la crisis, el que alcanzaba 7 % al año. La desaceleración se debe a la debilidad de la demanda y a lo que parece ser una menor sensibilidad del comercio a los cambios en la actividad mundial. Los cambios en las cadenas de valor a nivel mundial y una composición variable de la demanda por importaciones pueden haber contribuido a disminuir la capacidad de respuesta del comercio ante el crecimiento.
Los precios de los productos básicos permanecerán bajos en 2015. La caída del petróleo en el segundo semestre de 2014 podría reducir presiones inflacionarias y mejorar los saldos en cuenta corriente y de las arcas fiscales en los países en desarrollo importadores.
Entre los países grandes de ingreso medio que se beneficiarán de los precios más bajos del petróleo se encuentra India, donde se espera que el crecimiento se acelere a 6,4 % este año (a partir de 5,6 % en 2014) y alcance 7 % en 2016-2017. En Brasil, Indonesia, Sudáfrica y Turquía, la caída en los precios del petróleo ayudará a reducir la inflación y el déficit en cuenta corriente (menor vulnerabilidad). Se debilitará la actividad en los países exportadores. En la economía rusa, se proyecta una contracción de 2,9% en 2015, la que podría entrar nuevamente en un terreno positivo en el año 2016, cuando se espera un crecimiento de -0,1 %.
A diferencia de los países de ingreso medio, la actividad económica en los países de ingreso bajo se fortaleció en 2014 debido al aumento en la inversión pública, la expansión significativa del sector de servicios, buenas cosechas y entradas importantes de capital. Se espera que el crecimiento en los países de ingreso bajo mantenga su solidez en 6 % entre 2015 y 2017, a pesar de que la moderación en los precios del petróleo y otros productos básicos frenará el crecimiento en los países de ingreso bajo exportadores de estos bienes.
En Asia oriental y el Pacífico, continuó el ajuste gradual hacia un crecimiento más lento, pero más equilibrado. El crecimiento regional cayó a 6,9 % en 2014 como consecuencia del endurecimiento normativo y las tensiones políticas que compensan un aumento en las exportaciones en línea con la recuperación actual en algunas economías de ingreso alto. El pronóstico es de 6,7 % en 2015 y estable de ahí en adelante, situación que refleja una desaceleración gradual en China, la que será compensada por un repunte en el resto de la región en 2016-2017.
En China, reformas estructurales, el retiro gradual del estímulo fiscal y medidas prudenciales permanentes para frenar la expansión del crédito no bancario se traducirán en una desaceleración del crecimiento a 6,9 % en 2017, en comparación con el 7,4 % en 2014. En el resto de la región, el crecimiento se fortalecerá a 5,5 % en 2017 con el apoyo de la solidez de las exportaciones, una mejor estabilidad política y el fortalecimiento de la inversión.
El crecimiento en América Latina y el Caribe se desaceleró notoriamente al 0,8 % en 2014, pero con avances divergentes en toda la región. América del Sur se desaceleró bruscamente cuando factores internos, agravados por la desaceleración económica en la mayoría de los socios comerciales y la caída mundial de los precios de los productos básicos, causaron estragos en algunas de las economías más grandes de la región.
Por el contrario, el crecimiento en América del Norte y Central fue sólido gracias al fortalecimiento de la actividad en Estados Unidos. Mejores exportaciones impulsadas por la recuperación permanente entre países de ingreso alto y flujos de capital firme deberían levantar el crecimiento del PIB regional a un promedio cercano al 2,6 % en 2015-17. Una desaceleración más fuerte de lo esperado en China y una caída más pronunciada de los precios de los productos básicos representan riesgos importantes a la baja en las perspectivas.