A veces es necesario volver atrás en el tiempo, a 1996. Habían pasado casi dos años del ataque terrorista a la AMIA y en aquellos días Domingo Cavallo tenía tanto poder como Carlos Menem. El 29 de junio de ese año, en Córdoba, el ex ministro soltó ante un nutrido grupo de empresarios de la Fundación Mediterránea: “Cada vez que viajo al exterior me preguntan por qué no encontramos a nadie, a ningún responsable por los atentados a la AMIA y a la Embajada de Israel”. A esa altura eran un símbolo de la impunidad y comenzaban a afectar las inversiones en la Argentina.
A dos días de la muerte del fiscal Alberto Nisman, el dueño de un conglomerado industrial cree que el gravísimo hecho agrega una dosis mayor de incertidumbre a una economía que no se sabe por dónde puede reactivarse. La UIA, ruralistas y banqueros, salieron de inmediato a reclamar el esclarecimiento del caso. Y algunos se preguntaron si esta Argentina no será el Estado de excepción sobre el que teorizó el jurista alemán Carl Schmitt.
Puesto a explicar si podían alterarse las variables económicas, Juan Carlos Sacco, de la industria gráfica, matizó: “Es muy grave pero no cambia las reglas de juego de la economía”. Una percepción similar tuvo Dante Sica, para quien esta muerte no genera turbulencias en la economía porque hay una actitud defensiva de quienes toman las decisiones. “No hay ningún plan de expansión, salvo algún nicho de oportunidad en un año en el que no se crece y el consumo se moverá a costa de un dólar quieto que genera atraso cambiario y afecta exportaciones”. Pero Jaime Campos, titular de AEA (Asociación Empresaria Argentina) lo lee de otro modo, como una muerte política de enorme impacto mundial por la naturaleza de lo que investigaba Nisman.
Lo cierto es que la muerte de Nisman se impuso en la agenda del Foro Económico Mundial que se desarrolla en Davos. Los pocos argentinos que viajaron a la villa alpina suiza (Mario Blejer, Marcos Bulgheroni, Matías Eurnekián, Eduardo Elsztain, Alec Oxenford y Facundo Garretón) no necesitaron explayarse: se resaltó en los resúmenes de prensa. Así, resultó más fácil explicar algunas ausencias como la de Mauricio Macri que canceló su viaje en medio de la conmoción. Paul Singer, que había imaginado algún encuentro de ocasión en el centro de conferencias, tuvo que limitarse a la charla que ofreció junto con Nouriel Roubini. No mencionó el fallo favorable a los fondos buitre donde titila su controlado NML. Ni a la Argentina.
En una Buenos Aires dominada por la muerte del fiscal, hubo algunas gestiones que evitaron otros problemas. Después de meses de peregrinaje, las distribuidoras eléctricas lograron un atajo que les evitará la quiebra que iba a terminar dejando la concesión en manos del Estado. Se trata de una modificación contable en sus balances para que las millonarias pérdidas y deudas no superen el patrimonio. Cuando se lo pidieron a Roberto Barata, mano derecha de Julio de Vido, los despachó a gritos con un “no es mi tema”. Tampoco recibieron consuelo por parte de la secretaria del área, Mariana Matranga, pese a que reconoció la llegada en el Antonov 124, el avión ruso más grande del mundo, de la primera de las tres subestaciones de Edesur fabricadas en Portugal. Al final fue Nicolás Arceo, economista que responde a Kicillof y director financiero de YPF, quien encontró la vuelta.
Por lo pronto, Enel, la dueña de Edesur y que pertenece 30% al Estado italiano, decidió cruzar el charco e instalar un parque de energía eólica en el vecino Uruguay, en vez de la ventosa Patagonia.
Reglas de juego, sintetizan otros entusiastas en hacer negocios en el vecindario. Es el caso de Francisco de Narváez que adquiere en estos días la porción de las tiendas Tata que supo pertenecer a su tío Andy Deutsch, muerto en 2014 en un accidente de avión sobre Nordelta.
En la Cancillería también hubo funcionarios que lograron sustraerse del caso Nisman y se ocuparon de la visita oficial de Cristina a China, el próximo 3 de febrero. Mal momento, dijo Carlos Spadone, titular de la Cámara de Comercio Argentina-China. Desde la Casa Rosada le pidieron primeras figuras para la comitiva oficial. A la resistencia de la Unión Industrial, que lleva la voz cantante contra el acuerdo marco con enormes ventajas que exige Beijng, había que sumar las vacaciones de los CEO. Al final, van 98 empresarios, la mayoría pymes, que son embarcados a razón de US$2.500 el pasaje y a US$ 120 la noche en el hotel Traders. Habrá carne y vino argentino para el Foro de Negocios, el 4 de febrero en el cinco estrellas Shangri La de Beijing que abre Spadone y cierra Cristina. Los principales grupos comprometieron presencia de sus gerentes con base en Asia. Una excepción será José Papo, de Nike, que va desde Buenos Aires.
Los dueños de frigoríficos, la mayoría brasileños, son otra excepción. Encabezados por Mario Ravettino viajan ilusionados en reemplazar con China el colapso del mercado ruso que, tras la devaluación del rublo, se cerró para la carne de la Pampa Húmeda. “Nos quedan China, Vietnam y Corea”, dice Ravettino.
Hoy a las 20 hs., en la residencia del embajador Yang Wanming, pulirán la agenda del sector privado en una comida a la que asisten Spadone, Claudio Fernández, del BICE, Fernando Lin, de la ferroviaria china que provee los trenes a Randazzo, y la abogada Cristina Tapia.
Eso sí, todos son conscientes que no es fácil llamar la atención de los inversores. En septiembre, durante el encuentro mundial de directores de la consultora KPMG que se realizó en Beijing, los expertos que evalúan las regiones dedicaron un minuto a África y ninguno a América Latina. Asia, EE.UU. y Europa acapararon el interés.
Aunque, con el swap de monedas, las represas patagónicas y los trenes, Argentina no se puede quejar. Son todos negocios multimillonarios. En esta gira Spadone visitará a Hu chi li, del Consejo de Ancianos del Partido Comunista que supo anticipar en los viejos tiempos las decisiones del gran timonel, como nombran a Mao Tse Tung. ¿Le agradecerá haberse convertido en el representante de Zoom Lion, el coloso de maquinarias de excavación que ahora busca alquilar para las grandes obras de infraestructura?
Silvia Naishtat