Estamos terminando un año histórico, signado por la fuerte recuperación en las existencias finales de soja en Estados Unidos. Más allá de la solidez de la demanda, el contundente coctel de área récord por rendimientos máximos estructura un nuevo escenario de precios. Además, vimos una cómoda consolidación en maíz, tanto en lo que respecta a fundamentals como en niveles de precios, mientras que el trigo sumó escalofriante volatilidad de la mano de factores geopolíticos, a pesar de que la relación stock/consumo mundial se ha mantenido arriba de un holgado 25% en las últimas 7 campañas.
Cerramos la última semana hábil del año, con una pérdida de 10 dólares en el trigo en Chicago, tras haber tocado el jueves el máximo en 6 meses y luego de una frenética recuperación del 50% de su valor en dos meses y medio. La imposibilidad de mantener el interés de compra arriba de los 650 cents/bushel, 240 dol/tn, alentó la toma de ganancias, finalizando la semana con fuertes bajas, después de subir en 6 ruedas 104 centavos/38 dólares, el mercado descansó.
Rusia se consolidó esta campaña como fuerte exportador, 22,50 millones de toneladas, liderando un bloque clave, el del Mar Negro, para el abastecimiento de trigo barato, especialmente para África que acapara el 35% de la demanda. Fue contundente la recuperación en su cosecha, este año finaliza con una producción cercana a los 60 millones de toneladas, mientras que las dos campañas previas se estimaron en 52 y 38 millones respectivamente.
De todas maneras, más allá de la comodidad fundamental, el año del trigo estuvo signado por factores externos que alentaron la inestabilidad en los precios desde febrero en que estalló la crisis Rusia/Ucrania, marcando un pico en las cotizaciones a principios de mayo en Chicago, cercano a los 300 dólares/ tns. A partir de ahí, empezó a perder progresivamente valor, recortando 100 dólares hasta finales de septiembre, aunque tuvo una importante aceleración en diciembre, de la mano de la inestabilidad económica, otra vez en Rusia: el rublo se devaluó un 60% en lo que va del año en un contexto de caída precipitosa del crudo.
Mientras tanto en nuestro país la foto del mercado de trigo es desoladora. Avanza la trilla que supera ya el 70%, consolidándose una cosecha cercana a los 13 millones de toneladas lo que, considerando el holgado saldo inicial de esta campaña, definiría un cómodo saldo exportable de 7 millones de toneladas. Sin embargo, el perverso manejo de la licencias de exportación por cuotas mantiene el mercado paralizado, con importantes desequilibrios y transferencias inauditas de riqueza, atentando contra del desarrollo productivo y la inversión, sin favorecer el precio final del pan. Las consignas contra este modelo se reiteran cada año, tras ocho campañas de mercado neciamente intervenido.
Con respecto a la soja y al maíz, en las vísperas del año nuevo el mercado concentra ya su atención en los pronósticos climáticos en Sudamérica, comenzando el período clave para la definición del estado de los cultivos, en una región que representa el 60% de la exportación de poroto y más del 70% de la harina de soja.
Finalizada la siembra de soja en Brasil, la mayoría de las consultoras coinciden en la proyección de una cosecha récord, rondando los 95 millones de toneladas, y en línea con las estimaciones oficiales, a pesar de las demoras preliminares en la siembra. Además, esto se daría en un contexto en que el real se ubica en un mínimo de 10 años contra el dólar, dejando a nuestro vecino en una posición de mayor competitividad.
Si bien en los últimos tres meses la dinámica coyuntural de la competencia entre los embarques y el consumo doméstico, la molienda, en Estados Unidos ha justificado una recuperación de los precios tras los mínimos de finales de septiembre, la tendencia no se consolidará al alza si no se suma prima climática en Sudamérica.
Estados Unidos lleva cargado ya, en lo que va de su ciclo comercial (3 meses y medio), 25,5 millones de toneladas, un 53% de sus exportaciones totales proyectadas. El ritmo de carga, sin embargo, comienza lentamente a resentirse, naturalmente. El lunes pasado se informaron embarques por debajo de los 2 millones de toneladas, el nivel más bajo en las últimas nueve semanas, y si bien todavía está muy por encima del promedio necesario, 574.000 toneladas, a partir de febrero la estacionalidad cambia bruscamente a favor de Sudamérica que ya cotiza para la posición marzo entre 15 y 20 dólares más barato.
Preocupa, otra vez, el bajo nivel de cobertura de precios, sobre todo en este contexto, a medida que avanza la siembra local, que ronda el 80%. El mercado de negocios a cosecha se muestra impasible, apañaría la situación cubriendo el riesgo de bajas con la compra de PUTS en el MATBA, el de 242 con una prima entre 5 y 6 dólares, está teniendo buena operatoria.
Finalmente, localmente el maíz muestra una dinámica mucho más activa desde el punto de vista de los negocios forward. El sistema oficial de habilitación anticipada de licencias de exportación contra compras comprobables a cosecha, adelanta la comercialización ya sea a precio o a fijar, lo que a la larga desincentivará el interés comprador en plena cosecha, agudizando la presión de la misma, sobre todo considerando lo que significa la logística en maíz= indispensable tener en cuenta.
Ya se llevan comercializadas algo más de 4 millones de toneladas de la campaña 14/15, la mitad de las licencias de exportación anticipadas y un tercio del saldo exportable previsto, considerando una cosecha de 22 millones de toneladas, cuando estamos todavía en un avance de algo más del 60% de la siembra.
Más allá de que en los mercados de referencia el maíz se presenta como el producto de mayor sostén, clara ha sido la evidencia de la fortaleza que demostró frente al embate del crudo (el maíz ya estaba relativamente barato) el modelo local define la necesidad de avanzar con la toma de decisiones comerciales 14/15, considerando, de todas maneras, las posibilidades de los precios afuera.