Este escenario que se presenta a fin de año viene a reforzar la doble Nelson, una toma de catch que tiene sometida a la producción con baja de ingresos y suba de costos. Por este motivo, agarrar hoy una calculadora y hacer los números de las actividades productivas es todo un ejercicio de templanza. La maquinita se convirtió en una mensajera que las más de las veces trae malas noticias. No obstante y al igual que el espejo la calculadora se encarga de realizar ajustes con la realidad que son imprescindibles para atravesar momentos difíciles como el actual.

Vale compartir entonces dos números muy significativos y que permanecen en semisordina para entender lo mal que se está jugando la cosecha gruesa, el partido más importante del agro.

Para Santiago Casares, director del estudio Cazenave, los chacareros terminarán sufriendo una enorme pérdida de su capital de trabajo, cercano al 20%. Con la ecuación actual, con un 60% de tierras agrícolas arrendadas, calculó que perderán 3300 millones de dólares al final de la campaña siempre y cuando obtengan rindes promedio. "Los resultados económicos de la campaña 2014/2015 serán muy malos. A más de 300 kilómetros del puerto pierden todos los cultivos. Se puede estimar que se perderá capital de trabajo por 1100 millones más otros 2200 millones por impuestos ocultos que cobra informalmente el Gobierno, como la desvalorización del crédito de IVA que se termina cobrando a los 23 meses a moneda corriente o el impuesto a las ganancias que se cobra sin ajuste por inflación", estima Casares.

Es fácil predecir que de cumplirse el vaticinio (el monto de la pérdida del capital de trabajo que sufrirían los agricultores es equivalente a dos veces el fallo que el juez Griesa dispuso a favor de los fondos buitres) se sufrirán graves consecuencias durante el 2015. Además del quebranto de muchas empresas de siembra y cortes de pagos en la cadena comercial se generará un gran interrogante sobre los recursos que se pondrán en juego para la campaña 2016. A pesar del optimismo que pueda despertar el cambio de gobierno, no será tan fácil sembrar.

En este sentido, y como segundo número relevante por su dimensión, tenemos a la caída de la superficie sembrada de la actual campaña. Un millón de hectáreas menos es lo que calculó el analista Gustavo López. Tradujo en números la sensación que se instaló desde el principio de esta campaña: demasiados campos que vieron pasar las fechas de siembra sin alquilar y al final se terminaron cayendo del calendario. No es difícil inferir que la cosecha de granos seguirá estancada en 100 millones de toneladas.

La calculadora devuelve con estos dos números una imagen muy distorsionada. En el Gobierno siguen sin prenderse las alarmas. Peor aún, repiten las torpezas sin aprender, como en la actual comercialización del trigo. ¿Hasta cuando se podrá seguir perdiendo un millón de hectáreas por campaña? ¿Hasta cuando los productores podrán seguir perdiendo capital de trabajo? Preguntas de las que nadie se hace cargo.

Resumen

51,8% de la superficie de maíz

Es lo que está sembrado hasta el momento, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.