NUEVE DE JULIO. "Mire, estas personas son desde ahora verdaderos gerentes de pasto; se capacitaron para aprovechar el potencial de alimento que tienen en sus campos para sus rodeos. Son los que están en el día a día", dijo Juan José Amadeo, director de la empresa Gentos, al señalar a un grupo de peones, puesteros y encargados que terminaban en estos días el novedoso curso Escuela de Pastores, cuya último taller se realizó en el establecimiento El Arapey, de esta localidad.

Junto a Joaquín González Bonorino, Amadeo ideó y dirige este curso que este año se dictó en campos de Maipú, Laprida y en este, de Nueve de Julio. Están convencidos de que hay muchos kilos de materia seca que no se aprovechan para que los rodeos ganen peso y las empresas mejoren su rentabilidad. Todo es cuestión de manejo; entienden que ni el sobrepastoreo ni el subpastoreo son deseables. Saber la disponibilidad de pasto es fundamental para que el rodeo coma la mayor cantidad posible y anticiparse es clave, como cuando en la primavera de la pampa húmeda, después de una lluvia, se produce lo que el especialista francés André Voisin denomina "llamarada de crecimiento".

La idea de crear esta escuela surgió hace un año. "Después de un muy buen congreso de pasturas organizado por el INTA, nos dimos cuenta de que esos conocimientos no llegaban a los usuarios directos, a quienes están en el día a día en el manejo del rodeo", dijo Amadeo a La Nacion. El desafío fue ése: transmitir en forma eficaz ese conocimiento para que tenga impacto. Para que en definitiva el resultado sea que un ganadero produzca más carne o leche a menor costo.

"En la diaria, el camino para sobrevivir y crecer es ser eficaz y pedirle precisión a los equipos de gente y no sólo a las máquinas y a los insumos", agregó el ingeniero agrónomo Amadeo.

Lo que ocurre es que la producción de carne en la cuenca del Salado, que tiene diez millones de hectáreas, "no ha cambiado en 60 años y está en unos 65 kilos de carne por hectárea por año, cuando en realidad esa cifra puede ser mucho más alta con un uso más eficiente", explicó Manuel Arnaude, ingeniero agrónomo, asesor privado, integrante del Grupo de Pasturas del INTA Balcarce y uno de los capacitadores del curso.

A su lado, el coordinador de la Escuela, Félix Roumieu, veterinario y extensionista de Gentos, acercó cifras contundentes: "Hoy los productores de punta, que son los que implantaron praderas y fertilizaron, obtienen 300 kilos de carne por hectárea por año. Pero podrían llegar tranquilamente a los 800 kilos".

Ese potencial, según Roumieu, no se aprovecha "porque los reales ejecutores del manejo, de esa interacción entre animal, pasto y persona, no asisten a los cursos". Según el profesional, mediante técnicas de manejo, en la cosecha y en el aprovechamiento del pasto "se puede duplicar la producción de carne".

Roumieu advirtió que en el actual contexto el productor chico está obligado a intensificar para poder sobrevivir como unidad productiva. "Un ganadero de 10.000 hectáreas se puede dar el lujo de producir 60 kilos de carne por hectárea, porque diluye el costo de estructura en la cantidad de campo que tiene. Pero un productor de 200 o 300 hectáreas está obligado a ser eficiente porque si no, no llega a pagar los gastos fijos", señaló.

Esta es una tarea que apenas comienza, pero ya hay campos que aplican esta metodología en Nueve de Julio, Maipú, Olavarría, Tapalqué y 25 de Mayo, entre otros lugares.

Saltos productivos

Uno de esos casos es el de la Estancia San Miguel, ubicada en General Guido, en el partido de Maipú. Su encargado, Silvio Pérez, de 38 años, asistente al curso, dijo que desde 2002 se empezó a sembrar pasturas para pasar de un campo extensivo a uno intensivo.

El campo se transformó de cría a uno de invernada que dio como resultado en los últimos cinco años pasar a "producir entre 750 y 800 kilos de carne por hectárea por año", tres veces más de lo que obtienen los campos tradicionales de la zona. En ese mismo lapso explicó Pérez que la carga animal se incrementó de 0,7 a 2,7 equivalente vaca por hectárea (EV/ha).


"Hay que tener mucha dedicación, cuidado y atención en el crecimiento de las pasturas para poder hacer un pastoreo eficiente, que es lo que nos da altos rendimientos de aumentos de peso diario vivo", dijo Pérez.

Según este encargado, el abecé de la eficiencia está en una siembra correcta, en un lote limpio y sin malezas, entendiendo el crecimiento del pasto y la oferta de alimento que hay en cada parcela y la demanda del rodeo. "Sabiendo lo que uno necesita hace un adecuado manejo de pasturas, se corren los animales diariamente de las parcelas para que coman lo mejor", explicó.

Con 38 años, a Pérez se lo nota experimentado. "Estudié en un secundario con formación agropecuaria. Pero siempre que hay algún curso como éste, la empresa me da la oportunidad de asistir para seguir capacitándome y transmitir conocimiento a la gente que tengo a cargo, que son cuatro personas", agregó.

Por su parte, Francisco "Pancho" Lugano, de 40 años, es gerente del establecimiento El Arapey. El campo es propiedad de su padre, Andrés, y tiene 1510 hectáreas (500 de tambo y el resto, de agricultura).

"El salto que dimos en los últimos diez años fue aumentar la carga. Y como resultado, la producción de leche es mayor. Teníamos una vaca por hectárea y hoy estamos en dos y media y en algunos momentos del año, hasta con tres. Y eso es lo importante; no que la vaca de más leche, sino que uno tiene dos o tres animales por hectárea y la productividad global del campo es mucho mayor", sostuvo Lugano.

La familia Lugano también tiene un campo ganadero en Santiago del Estero para producir carne. "Los manejos son distintos pero el concepto de tratar de que la hacienda coma la mayor cantidad de pasto posible es el mismo. Son estrategias distintas, pero el fin es uno solo", dijo el productor.

Agregó Lugano que en sistemas intensivos -como tambo o invernada- todos los días hay que tomar decisiones: "Si se agranda la parcela o se achica, si se le da al animal más o menos pasto; como reaccionar ante una lluvia o altas temperaturas. Eso es lo que tienen que saber los que están todo el tiempo en el campo. Es clave que ellos se capaciten porque son los que están todos los días detrás de las vacas". Por eso el productor concluyó que toda la gente que trabaja en su tambo ha sido capacitada.