Juan Fage es asesor técnico en el partido de 9 de Julio, en el centro de la provincia de Buenos Aires. Sus clientes tienen diferentes escalas de producción, que van de las 200 a las 2.000 hectáreas totales. En su opinión, la diversificación y la mejor utilización de la maquinaria, fundamentalmente para quienes cuentan con equipos propios -ya que las fechas de siembra y cosecha difieren de las de soja- son dos de las grandes razones que justifican la incorporación del cultivo a la rotación.
“Aunque en años anteriores entre todos los campos que asesoro hemos llegado a sembrar aproximadamente 600 hectáreas de girasol –explicó Fage-, en esta campaña sólo se sembraron 200 hectáreas en uno de esos establecimientos. De todas maneras, considero que es un cultivo que debemos seguir teniendo en cuenta como alternativa de producción para determinados lotes, pero no creo que en ninguno se justifique llegar a superar el 20% de la superficie agrícola total de cada productor”.
“Uno de los cambios que hemos introducido en las dos últimas campañas es la siembra de híbridos de girasol con tecnología CL, que nos ofrecen una mayor seguridad en el control de malezas”, relató el asesor.
Y sobre el aumento de la superficie girasolera argentina dedicada a la producción de híbridos alto oleico, Fage explicó que “lo estamos pensando para incluirlo en nuestra planificación para la próxima campaña. La idea es experimentar dedicando un porcentaje de la superficie que destinamos a girasol a híbridos que aportan valor agregado, como es el caso de los alto oleico, y de esta forma evaluar el resultado al momento de comercializar”.